Un ciudadano no puede ser libre si no sabe cuándo le están mintiendo.

 

O si le están engañando y no tiene mecanismos para saber la verdad.

En Valdemorillo, no se dispone de elementos suficientes para opinar con rigor, solo participar decentemente en la vida pública, o votar no sabiendo realmente a quien se vota. La opinión debe basarse inexorablemente en una información muy superficial, en las declaraciones de unos y de otros, en mentideros, en lo que los políticos quieran contar. 

LA MENTIRA ES UNA PRÁCTICA QUE TRADICIONALMENTE LA OPINIÓN PÚBLICA RELACIONA CON LA PROFESIÓN POLÍTICA. 

Esta postura ampliamente aceptada, con independencia de su edad o color político. La mentira, la ocultación de información, la tergiversación y el secretismo han estado presentes en la vida pública.

Existen ciudadanos que poseen una férrea vocación política que buscan afanosamente ciertos espacios de poder desde donde aplicar principios y normas políticas en “bien de la ciudadanía”. Y se ha llegado al cinismo de ofrecer directa dinero o trabajo municipal a cambio del voto. Por supuesto, no se lo dice así tan cínicamente, pero se camufla con el ofrecimiento de premios que se darán una vez que se ganen las elecciones. A estos políticos no les interesa ni la macro política ni la macroeconomía. Ellos quieren que su voto les represente una ganancia real y lo lamentable es que algunos ciudadanos sabiéndolo les votan. Por ello no dudan en prometer, que, una vez ganada las elecciones….  Pero a “los pobres” se los puede engañar con fruslerías y esto lo saben bien quienes juegan a ser políticos como medio lucrativo.

En este pueblo del saco de corruptelas, por el momento, solo es responsable la derecha, pero que los ciudadanos hayan visto una alternativa al PP, dice muy poco de la izquierda y de su estrategia como oposición. No digamos ya de Ciudadanos y del papel que ha venido desempeñar en la escena, después de impedir un cambio de gobierno. Ante la duda, eligieron el negocio y la putrefacción de la vida pública antes que una indiscutible referencia ética. El resultado de la moción de censura únicamente sirvió para que una de sus instigadoras más interesada en el poder, volviera a formar parte del mismo y en medio de un cinismo intolerable del PP y de Ciudadanos

Pero, ¿qué cambios son necesarios para aumentar la transparencia en la vida política de Valdemorillo? Algo muy concreto sería que la ley fuera más fácil de usar; es decir, que cualquier persona pudiera meter por registro una sugerencia y recibir una respuesta sin tener luchar contra una maraña de notificaciones burocráticas. Es necesario que El Ayuntamiento se lo crea y responda a las preguntas de los ciudadanos. Por ejemplo, yo he preguntado varias veces cosas muy básicas, como el presupuesto de la Plaza de Toros, y no he tenido respuesta.

Hasta las cosas más sencillas te las complican tanto que hay que estar muy convencido de todo esto para andar preguntando. Por el lado del Ayuntamiento: falta agilizar el proceso y que no te pongan trabas. También hace falta que los ciudadanos nos pongamos las pilas y comencemos a ejercer como contribuyentes engañados.

Ante la clásica afirmación de que los políticos siempre mienten, lo paradójico en las democracias representativas es que si el ciudadano se siente engañado por el que ha votado al no sentir satisfechas sus demandas, puede optar por votar a otro. Esto introduce un elemento de obligación ante el candidato político que debe procurar que aquello que dijo o prometió debe corresponderse con aquello que hizo o hará.

Por lo tanto, aunque los políticos no digan la verdad, deben esforzarse por cumplir las promesas contenidas en su programa electoral y garantizar cierta verosimilitud entre sus palabras y sus acciones.

El juicio sobre si lo que un político dijo es verdad o es mentira queda en manos de los electores. Si los electores consideran que mintió, se tratará de una mentira ilegítima y que, al no ser aceptada por los votantes, puede suponer el final de la vida pública de un político. Aunque los políticos pueden mentir, la ciudadanía tiene la posibilidad de castigarles electoralmente si se siente engañada o defraudada.