La rebeldía: deber y virtud de la juventud.
UN RASGO QUE CON LA EDAD PUEDE TRANSFORMARSE. Gracias a los medios, los jóvenes se han hecho capaces de discernimiento y crítica con respecto a la conducta de los mayores. La rebeldía surge como mecanismo de autoafirmación. El impúber, pierde la confianza en sí mismo y siente nostalgia de la niñez, a la que regresa mentalmente. ¡Ya no soy un niño! Soy un adulto capaz de tomar mis propias decisiones y de resolver por mí mismo mis problemas. ¡Hazme las maletas!, porque yo no puedo seguir viviendo en esta casa. En cambio, en torno a los 20 años, suele surgir una rebeldía más evolucionada o progresiva. Es la que se siente como deber más que como derecho. Se atreve a vivir, pero quiere vivir dignamente; del que sabe soportar el peso de la realidad, pero no el de la injusticia; del que acepta las reglas de los hombres, pero las discute y critica para mejorarlas. Se trata de una rebeldía constructiva frente a comportamientos de deslealtad, hipocresía, insolid