Sr. Alcalde, usted está ahí porque le han puesto.
"Yo estoy porque me lo he ganado a pulso y he creado mi propio grupo". Si quienes pretenden gobernarnos se permiten mentirnos, dan por hecho que la verdad no nos importa. Actúan así porque están convencidos de que, en la política, los hechos no cuentan y lo que importa es el relato. Los políticos mentirosos son generalmente sibilinos y taimados. La mentira se calcula, se sopesa, se destila y se dosifica. La mentira política no está hecha para burdos ‘troleros’ con escaso talento para soltar embustes aquí y allá, ni para quienes mienten demasiado o demasiado mal, mermando la credibilidad. El miedo que tengo, como español, es que una mentira repetida, ¿se convierte en verdad? En los Plenos Municipales, las mentiras, se pierden en estériles intervenciones que no convencen a nadie. Y no convencen porque la confusión es tal y tan contradictoria que un observador imparcial o de buena fe, jamás sacará conclusión válida. Es una práctica habitual por parte de alguna conc