El último sábado de mayo era imposible entrar en Mercadona de Valdemorillo
CUMPLIENDO CON LAS DIRECTRICES DEL GOBIERNO SOBRE
EL CORONAVIRUS.
Sin utopía no se puede creer en nada ni a
nadie. Sin un concepto utópico de la vida resulta muy complicado aceptar las críticas
entendiéndolas como constructivas. Nadie tiene derecho a decidir por los demás y
menos a meterse en sus vidas.

Se
han dado varias definiciones de la utopía, algunas peyorativas, otras
positivas. Pero, en general, y sin depender de esas cualificaciones, podemos
decir que partiendo de la utopía favorecemos la construcción de una sociedad
ideal que nos arranca de la realidad, a veces tan deplorable, en que vivimos.
Es una puesta en ejercicio de la imaginación, por lo que se considera algo
propio de nuestro imaginario colectivo, de la imaginación social. Sin utopía resultaría imposible escribir
tres veces por semana en este blog y sin una buena dosis de ensueño no se puede
ser buen profesor.
Sin
un concepto utópico de la vida resulta muy complicado aceptar las críticas de
buen grado entendiéndolas como constructivas. Nadie tiene derecho a decidir por
los demás y menos a meterse en sus vidas. Siempre se puede criticar, pero
manteniendo la línea que separa la crítica de la vida ajena. Pero ¿Por qué
criticamos? ¿Lo llevamos en nuestro ADN? Bueno, lo mejor… ¿Cómo aceptar una
crítica? No todo el mundo sabe cómo hacerlo. ¿Tenemos de hecho que aceptar
todas las críticas? Sea como sea la crítica forma parte de nuestra sociedad, y
no siempre las personas critican con objeto de descalificar, y por tanto puede
que una crítica que en principio nos parezca inapropiada puede sernos útil para
mejorar ciertos aspectos, actitudes y hasta comportamientos de los que no
éramos conscientes y que, si modificamos, puede ser que nos vaya bien, tanto a
nivel individual como social.
Después
de esta disquisición algo filosófica voy a entrar en el tema que pretendía abordar
hoy:
El
sábado pasado fui para hacer la compra a Mercadona, entré en la tienda y me marché
inmediatamente. Era imposible cumplir las condiciones establecidas por el
Gobierno para evitar los contagios del coronavirus con esa enorme cantidad de personas acumuladas en el interior del recinto.
Ningún empleado de Mercadona dentro, ni ningún policía municipal fuera de la
tienda controlaban la acumulación de personas. Había un peligro para el
contagio no respetándose las condiciones establecidas en estos casos. Si no
somos conscientes de este problema que tenemos planteado ahora difícilmente podremos
salir de este profundo agujero en que estamos metidos.
Acaso
ignoran que Valdemorillo incrementa notablemente su población con el buen tiempo,
y de una manera especial, cuando hemos estado encerrados en casa tanto lapso. Pero
los poderes públicos deben tener en cuenta esta contingencia, en este caso el
concejal de la policía municipal que deberia haber tenido presente esta eventualidad
previsible, y no la tuvo.
Estoy
plenamente convencido que el próximo fin de semana las cosas funcionaran mejor,
para ello tengo en cuenta mi buena dosis de utopía y el valor de la crítica al
concejal de policía o a Mercadona. Con la confianza que este sábado se estará controlando
el número de personas que puede estar dentro de la tienda con un aforo aproximado
del 33 % y poder garantizar la separación de 2 metros con la correspondiente
mascarilla.
Efectivamente, en el mediodía resultaba imposible que estuviera más lleno y lo peor es que había algunas personas sin mascarilla.
ResponderEliminarLo que resulta lamentable es que tengamos necesidad de que nos marquen la pauta para comportarnos correctamente. Yo me salí sin terminar de hacer la compra por la angustia que me produjo tanta gente.
La policía municipal vive muy bien en su gatito y no se la ve mucho patrullando por las calles. En las urbanizaciones no aparecen y si vas a su lugar las puedes ver departiendo tranquilamente
ResponderEliminarEl asunto de Mercadona volverá a repetirse mañana que empiezan las urbanizaciones a estar al pleno
Para mí, un utópico es un soñador. En el contexto en que nos movemos, creo que siempre, los hay de todos los colores: Unos piensan que haciendo las cosas bien, podríamos vivir todos bien o muy bien. Es una utopía, algo inalcanzable, podría ser, pero nunca será, siempre habrá alguien que jorobe la "marrana". Pero, lo que no se puede hacer es rendirse y pasar de todo.
ResponderEliminarLa crítica es fundamental, es la única forma de decirle a quién nos gobierna que espabile.
Dice mi amigo NICANOR que, como los que vienen de fuera a las urbanizaciones no saben cumplir con las normas establecidas, el Ayuntamiento los va a castigar, que nunca considerará que las urbanizaciones lleguen a ser barrios del pueblo, ni las recepcionará, ni les cambiará las redes de agua, ni... Y de tutelarlas, NADA de NADA, que se olviden, que hagan méritos.
¡¡¡Calla, NICANOR!!! ¿Cómo tengo que decirte que no se pueden decir algunas cosas? ¡Me vas a hundir!
Veis, NICANOR no le pasa ni una al Ayuntamiento. Pues yo voy a hacer lo mismo. ¡Que pena tener que andar llorando por las esquinas! ¿Tanto les costará hacer algunas cosas?
No os confiéis y pasadlo ben. Andrés.