Una democracia local prostituida
Es como la zanahoria, el palo y el burro. He podido ser un observador de la vida, y me he dado cuenta que, aquellas personas que se preparan para poder ocupar algún puesto de alta o media responsabilidad en la política, e incluso en alguna empresa y que no tienen una visión utópica del poder, corren el riesgo fácil de aliarse con cierto modo de corrupción. Algunos/as de los que salen elegidas en comicios electorales, lo primero que empiezan a pensar es en el cómo y de qué manera “se lo puede llevar crudo”. La oportunidad se les presenta “a huevo” con, una gestión de una obras, una adjudicación digital o un PGOU cualquiera y no la van a dejar pasar. Y eso ocurre aquí por excelencia, pero no deja de suceder también en cualquier otro lugar, sobre todo en aquellos en los que el régimen de convivencia es el mejor invento que preparó la humanidad: en una democracia prostituida Desde que los griegos inventaron tal manera de gobernar, y las siguientes generaciones que empezar