Un asunto controvertido
La “fiesta” de los toros. El resultado de las pasadas elecciones ha convertido el espectáculo taurino en una moneda de cambio político . Prohibirlas sin más sería un acto arbitrario y hasta despótico, puesto que supondría la imposición del criterio de algunos sobre el de otros. Atrás queda la protección del toro y erradicación de las corridas que propugna una parte muy importante del público. Sin embargo también hay quien viendo una corrida de toros disfruta con la conjunción del torero y el toro que generan movimientos de gran armonía, como el ballet. Con la diferencia de que en el baile no va morir nadie, y en la plaza, en cambio, morirá irremediablemente uno de los dos, generalmente el astado. Sin embargo, las corridas de toros que están reguladas por un estricto reglamento, no tienen que ver con los festejos taurinos populares. En algunos casos, como en el toro embolado en el que se colocan al animal dos bolas de fuego en sus astas. En este caso, los defensores de