Después del Pleno del jueves 20

 

CUENTO RUSO DE LOS TRES SOBRES

Aplicado a nuestro Alcalde vista la última parte de la sesión del pasado Pleno. Ya que cuando un Regidor, se ve inmerso en la problemática municipal debe saber distinguir lo necesario de lo accesorio, básicamente si lleva el tiempo suficiente para darse cuenta de la realidad de su trabajo y decidir cómo debe actuar, pero jamás quitar, con jactancia, la razón a los vecinos, que la tienen.

El final del pasado Pleno, sintetiza toda una lección de psicología social con la intervención de tres vecinos que fueron capaces de focalizar la problemática del pueblo, y sin guion, de una manera más efectiva que los representantes de la oposición durante la jornada plenaria.

El ciudadano normal tiene una mala opinión de los políticos municipales, por: mangoneos, mentiras, prepotencia y de la mediocridad instalada en las realizaciones sobre ciudadanos cargados de razón. Parece que D. Santiago, tiene una excesiva valoración de sí mismo y se siente superior a los demás. Por eso, cuando pierde el control, es capaz de poner en el contexto del debate sus propias frustraciones, para demostrar su grado de incapacidad para enfrentarse a la realidad sociopolítica que tiene sobre las urbanizaciones.

Pero, el Alcalde, tiene dos alternativas. Bueno, en realidad son tres, una no merece comentario: no hacer nada, y dejar que los asuntos se resuelvan solos. Pero si quiere trabajar, puede hacer dos cosas: la primera: delegar competencias, y advertir a los concejales que no le importune con los problemas de sus respectivas concejalías, pues para eso ha delegado en ellos. La segunda: examinar personalmente todos los asuntos y remitirlos a los respectivos concejales de área con un pequeño informe, siquiera oral, donde exprese cómo debe resolverse el problema. Finalmente darse cuenta, y pedir disculpas, por su salida de tono con los ciudadanos que intervinieron en el Pleno y que dieron toda una lección.

Lo que el alcalde no puede hacer de ninguna manera es limitarse a cultivar su imagen si no hay detrás un trabajo serio, prolongado y generoso. Eso puede dar resultados a la corta, pero no tardando mucho, la ciudadanía percibe lo que de verdad hay: cortinas de humo y echar balones fuera. Tampoco puede dedicarse a actuar según las pautas del conocido “cuento ruso de los tres sobres”, pues si empieza por abrir el primero, acabará indefectiblemente abriendo el tercero. El cuento se conoce aplicado a diversos ámbitos de la vida pública, pero yo lo oí, hace unos 30 años, a un buen amigo. Merece la pena contarlo.

AHÍ VA EL CUENTO,.. QUE CADA CUAL SAQUE SU MORALEJA.

Un nuevo Alcalde, que acaba de salir elegido, pide consejo a un antecesor,  que había desempeñado el Gobierno durante varios mandatos seguidos. . Pues bien, al principio se niega. Pero luego lo piensa mejor, y justo antes de que el novel tome posesión, le dice: “Al final he decidido atender su requerimiento y le he dejado en el cajón de la mesa tres sobres cerrados y numerados; ábrelos solamente cuando los problemas le agobien tanto que no pueda con ellos”. Pasadas las primeras semanas de euforia, le llueven las protestas, las peticiones de fondos, las críticas, hasta tal punto que ya no puede más y abre el primer sobre. Dice “Eche la culpa de todo a su antecesora”. Inmediatamente, convoca PLENO, y dice que ha heredado una situación malísima, que su antecesora  le dejó los asuntos de las urbanizaciones sin resolver... En fin, que pone a su antecesor como no digan dueñas. Con ello, los colegas se calman y le dan unos meses de respiro. Pero luego vuelven a arreciar las críticas: no se puede achacar todo al antecesor, tiene que hacer las cosas él, que para eso le han elegido. Y cuando las cosas empiezan a tomar mal cariz, abre el segundo sobre. Dice: “Eche la culpa a los funcionarios". Inmediatamente, decide cambiar … En fin, la gente ve que, al fin, soplan vientos de cambio y la cosa se mueve. Pero como no se sabe hacia dónde, es evidente que se ha cambiado por cambiar y las críticas arrecian tanto que se ve venir la moción de censura. Los recursos se le acaban, así que decide abrir el tercer sobre. Dice “Prepare usted otros tres sobres para su sucesor en la alcaldía”. Trasponga el lector esta anécdota y sin duda encontrará jugosos paralelismos que conducen, inevitablemente, a la apertura del tercer sobre (aunque solo sea en sentido metafórico) y a admitir que, acabado el crédito, llega inevitablemente la hora del relevo. Un relevo. que tal y como se vislumbra en el horizonte, también pudiera modificar sus pretensiones políticas a corto plazo.