No me siento viejo

 

SOY MAYOR, MADURO. UN EXPERTO CON ILUSIÓN DE VIVIR.

Y esperanza por conseguir las metas soñadas, pero envuelto en la ansiedad de quedarme a medio camino. Nunca seremos lo suficientemente adultos para no soñar, para seguir experimentando y sin perder la ilusión.

El día que acompañé a mi nieto al colegio. Junto a los alegres y bulliciosos niños, observé a padres y madres con cara de cansancio, y a abuelos orgullosos, con aspecto complaciente y mirada limpia de haber cumplido una gran misión en la vida. Ser mayor es una actitud, serás tan mayor como te sientas.

No me siento viejo y no quiero serlo nunca, soy mayor, maduro, un experto. Viejos son los vinos o los caminos de la vida, viejo es el tiempo que nos lleva a un futuro que no tiene fin o a la nada, viejos es el mar y el viento que juegan con las olas, Vieja es la madera para arder, viejos los amigos en quien confiar, y viejos son los lamentos de la madre naturaleza que gime, llora y ríe y se deja notar en cada volcán o tormenta. …  No seré viejo nunca, porque mientras ame, me amen, sienta, ría y siga con ganas de seguir escribiendo, seguiré teniendo vida… Tengo experiencia y sabiduría, tengo necesidad de estar… tengo amor y el amor es inmortal… No tengo edad, tengo años de vida y ganas de vivir con los que me rodean y me ayudan a escalar la gran montaña. Mientras subo las fuerzas disminuyen y mi corazón late muy intensamente, pero la mirada es más libre y la vista amplia y serena. Soy capaz de distinguir el variado color de la Madre naturaleza.

También fui joven hace nada, tan pocos que no me he dado cuenta de haberlos perdido y que ya no regresaran. Nos hace envejecer el pensar incesantemente en que nos hacemos mayores. Pero aún me queda la razón de la experiencia para poder contárselo a los jóvenes, como trasmití mis vivencias a mis alumnos de la Universidad, mostrarles conocimiento de lo vivido con conciencia de hacerlo. Yo que me he dedicado a trasmitir el conocimiento, he mostrado una vida profesional plagada de contradicciones, que siempre encuentra  razón cuando se busca con ahínco y  a nuestro alcance  con tesón.

Hay personas que contemplan esta etapa de la vida como el declive de todas sus facultades (psicológicas, físicas y sociales) la sienten como como la antesala de su desintegración. En esta línea se sitúan aquellos que afirman que el miedo a ser mayor es patrimonio de los jóvenes y el miedo a la muerte es el distintivo de los ancianos.