Puertas abiertas en el Ayuntamiento

 

Ley de Transparencia, no más “tapujos” municipales

Mi anterior artículo, se centró de manera directa en una Concejala que incapaz de entender cuál es su verdadera responsabilidad para con los ciudadanos que pretenden conocer algo más de las gestiones políticas o económicas de sus representantes, pero esta información deberia servir para todos los políticos que hacen de su cometido municipal un secreto.

Los Concejales, al igual que otro político, deben asumir que este tipo de explicaciones están recogidas por Ley, que informar al ciudadano forma parte de su cometido político. Espero y deseo que el Alcalde dé las instrucciones pertinentes para que el pueblo esté debidamente informado  sin tener que recurrir a llenar la mesa del secretario con preguntas sin respuesta

Nuestro País tiene una Constitución y una Ley de Transparencia que algunos ciudadanos desconocen su contenido. Sin embargo la responsabilidad de los gobernantes, en este caso alcalde y concejales, es de compromiso jurídico y responsabilidad político-jurídica según reglas específicas del Tribunal de Transparencia y Acceso a la Información Pública (TTAIP). Un órgano resolutivo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. C/ José Abascal, 2 - 5ª Planta. 28003. Madrid. web@consejodetransparencia.es.

Sin embargo, la responsabilidad política debería ser también evaluada por los ciudadanos, cuando, asumiendo el papel de electores en un sistema democrático, determinan el uso que los gobernantes hacen del poder, aplicando  un criterio para evaluar su compromiso con la norma jurídica. Por lo tanto, la responsabilidad política no se subsume bajo la responsabilidad jurídica, como la legitimidad política tampoco bajo la legalidad jurídica. Dentro de ella está su valía como concejal responsable,  conocedor de su trabajo.

Sres. Ediles, ustedes deben saber que el juicio de valor que atribuyen a sus actos de poder constituyen una manera de evaluar una responsabilidad  fundamental para la vida democrática que además, se asienta en la libertad. En la democracia, el ciudadano debe ser responsable, pues en caso contrario sería una falsedad, al ampararse en la elección libre de los representantes y en la participación basada en la libre voluntad personal. Jean-Paul Sartre, mantenía que la responsabilidad de la persona o del "para sí" es total, de modo que resulta abrumadora, pues cada hombre está condenado a ser libre. Sería mejor decir que tiene que ser libre. Se ha de valorar la libertad junto a la responsabilidad, y juzgar por la capacidad con que sus ciudadanos asuman la responsabilidad de participar en el ejercicio de gobierno según nuestra Constitución.

El Ayuntamiento de Valdemorillo, por circunstancias históricas, ha demostrado que todo aquello que deberia ser asumido por sus gobernantes, funciono casi siempre al margen de la Transparencia. Por esta razón algunos políticos ahora todavia mantienen la idea que no tienen por qué dar explicaciones a los ciudadanos. El registro municipal está repleto de preguntas formuladas por el vecindario sin contestación, por qué el político que debe  no sabe o no quiere saber.

Esta es una práctica "tercermundista" y que desgraciadamente aún no se encuentra en la hoja de ruta de los políticos municipales. Debo decir que tuve que esperar más de un año para poder conocer el Proyecto de Ejecución de la Plaza de Toros, aún me queda por ver las certificaciones de la ejecución material de la obra, (lo que los ciudadanos tuvimos que pagar). Igualmente, hace días hubo una crisis de gobierno y ningún político ha salido a dar una explicación, ni tan siquiera subjetiva, de lo ocurrido. El ciudadano queda a merced de las especulaciones que constituyen un mal para el pueblo. Espero que podré objetivarlo contando este proceso en un siguiente artículo, después de conocer varias versiones de los hechos.

Sr Alcalde, en un pueblo como el nuestro, la existencia de una sociedad política plural se debe a que el hombre posee agresividad que brota en la relación con el otro. A su vez, la vida social conduce a la ambición de poseer. Esto origina inseguridad que sólo se puede detener con un gobierno municipal preparado y fuerte. Por ello deben ser muy claras y precisas las obligaciones éticas, políticas y jurídicas, que debe respetar el ciudadano. La única manera de que la democracia provoque el encanallamiento y corrupción del cuerpo político, es con la práctica general de las virtudes cívicas y que el ciudadano se haga responsable en el sostenimiento y desarrollo de la sociedad política.