Hoy jueves he asistido nuevamente a un Pleno.

Con la intención de poner todo el intelecto al servicio de la causa.

Quería situar mi capacidad docente al auxilio de la comprensión de un debate…. Pero cuando apenas había transcurrido un minuto, volví a caer en la cuenta que mientras la ex alcaldesa Pilar López, estuviera presente en un Pleno Municipal la dinámica del mismo discurriría por los cauces que ella marcara, su soberbia y su sentido de superioridad supera toda pretensión racional.

Estuvo hablando durante más de una hora regodeándose en un discurso a sabiendas que, hablar y decir no es lo mismo, aun cuando son interdependientes. Hablar es actuar, un acto intransitivo; decir es hacer, que supone transitividad. De la diferencia entre hablar y decir esta la retórica. Las instrucciones para estar hablando durante más de una hora sin decir nada es fácil: basta empezar por la primera columna del cuadro adjunto y seguir con las frases del resto de la tabla saltando aleatoriamente de una a otra.

 A la ex alcaldesa, el hecho de ver un micrófono le despierta un reflejo compulsivo que le hace hablar; no importa el tema o la ocasión; no importa que no sepa nada o que realmente no tengan nada que aportar; nada importa; tienen que hablar y nada ni nadie le detendrá. con una media sonrisa y una mirada ausente, juntará varias palabras, impostará la voz y dejarán salir una catarata de frases sin contenido exponiendo opiniones o ideas como si fueran dogmas, y lo hace con alarde y suficiencia. No busca abrir un debate, pontifica; no comparte sus opiniones con la humildad de quien se sabe igual, preconiza.

 

Lo verdaderamente lamentable es que mientras esté presente Pilar López, en cualquier "sarao" se sentirá la vedette del programa, e intentará epatar a costa de menospreciar al resto.

Aparte del detalle anecdótico en el comportamiento de la alcaldesa los Plenos Municipales son infumables, un auténtico tostón que consigue aburrir a las ovejas. Aparte de los artistas invitados por obligación del programa, tres personas permanecíamos impasibles sin dar verdadero crédito a lo que estábamos oyendo. Llego un momento en que me di cuenta que estaba perdiendo el tiempo y me marché, dejando sobre mi intelecto, una imagen patética que demuestra a las claras el nivel intelectual de los participantes.

Una vez en mi coche me acorde de las viñetas Diálogos para besugos que fue una sección que empezó a publicarse en la revista El DDT a partir de 1951, confeccionada por diversos redactores. Se trataba de un breve texto que reproducía un diálogo sin sentido, absolutamente surrealista.

La política es, a veces, como un “diálogo para besugos”. Nadie dice lo que piensa; Algunos, no piensan lo que dicen; aquellos, piensan y no dicen; éstos, nadie sabe lo que piensan; de los de más allá una piensa que piensan, pero ellos no piensan que uno piensa…Duda: Quien dijo “pienso, luego existo”, ¿se refería al pienso alimentario o al pienso intelectual, que es un pienso que alimenta la inteligencia? No sé qué pensar. Estoy preocupado. Siempre que dialogo conmigo acabo hecho un besugo.