El voto cautivo

En las próximas elecciones municipales.

Algunos votantes de Valdemorillo son cautivos de sus convicciones, prejuicios, temores, o resentimientos. Los trabajadores municipales elegidos a dedo son sus principales reos. Los asesores, los paniaguados beneficiarios de obras de servicios contratados por cada uno de los que ocupan los puestos anteriores también.

Entre el voto comprado y el voto logrado por interés del votante hay una sensible comunicabilidad; no está tan claro cuando se pasa de la compra al razonable imperativo de la conveniencia propia legítima. Algunos votantes de Valdemorillo son cautivos de sus convicciones, prejuicios, temores, o resentimientos. La mayor parte de la ciudadanía no modifica fácilmente el sentido de su voto usual. Ya puede, el candidato o la candidata “amiga”, hacer fechorías notorias incluso corruptelas soterradas que la intención del voto comprado está garantizado, se vuelve a votar al propio o propia  y a rechazar al ajeno.

No vamos a hablar de aquellos concejales que desarrollan el poder y sus prebendas naturales o tomadas, ni de las canonjías a las que tienen acceso. Tampoco vamos a señalar que para algunos políticos conocidos en Valdemorillo su cargo es su “modus vivendi”, ni vamos a hablar de las servidumbres que tal hecho lleva anexo y que los sitúa bien alejados del concepto de “servidor público” para acercarlos al de “asalariado dependiente”.

Los trabajadores municipales elegidos a dedo son el primer eslabón ¿Y cuál es el segundo eslabón de la cadena?... Los asesores… ¿Y el tercero?... los paniaguados… Los beneficiarios de obras, de servicios que son contratados por cada uno de los que ocupan los puestos anteriores, y que son suministrados bajo su arbitrio. Lo curioso es que, si el concejal facilita un empleo temporal a una persona, lo hace con la mejor fe del mundo, con el ánimo de ayudar al beneficiario; como un bien social. Pero la realidad, bien al contrario, lo que viene a manifestar, para bien del sistema, es que el amiguismo está “capitalizado”, que la compra del voto llega en cascada a todos los ámbitos de la sociedad, y que ese clientelismo tiene una representación letal a la hora de poner un voto en la urna.

Los trabajadores municipales que adquirieron su plaza como funcionarios entienden que las libres designaciones deben erradicarse como práctica municipal, ya que el ascenso y los nombramientos deben hacerse por concurso público y tomando en consideración los criterios de igualdad, mérito, capacidad, como establecen la Constitución.

Las libres designaciones deben ser la excepción pero sin embargo se han convertido en la norma. Esta práctica ha permitido que los políticos de turno  influyan en exceso en la función pública provocando una cierta masificación de personal con la repercusión correspondiente en su coste. Sin embargo se da la paradoja que los servicios municipales más demandados en época estival, como biblioteca, su servicio se ve afectado en época de vacaciones con jornada reducida.

Los trabajadores que denuncian la práctica aseguran que el elevado porcentaje de colocados a dedo se repite con alguna incorporación siempre que hay un cambio de gobierno municipal. Dándose la paradoja que aquellos trabajadores municipales que fueron nombrados por azar del anterior gobierno se sienten incomodos afectando esta incomodidad a su rendimiento en su puesto de trabajo. El abuso de los puestos de libre designación los  designados a dedo es una clásica denuncia de los sindicatos de funcionarios y ha sido una prioridad en la línea programática de partidos políticos.

Algunos partidos piden reducir de los cargos de confianza en todos los niveles de la Administración Pública porque considera que los concejales han abusado de esta figura para "colocar" a amigos y familiares, cuando los puestos deberían ser cubiertos por funcionarios o personas contratadas por concurso público. Los cargos de confianza deben existir y tiene que haber personal que asesore, pero no en la cuantía ni con la poca profesionalidad que hay en algunos casos.

Este trabajo lo mantendrè una semana. Espero algún comentario anónimo de los aludidos.