Los políticos deben admitir sus errores, dimitiendo

Quien lo hace,... debe pagarlo

Todos, absolutamente todos, cuando adquirimos responsabilidad para obrar, debemos sentirnos comprometidos por nuestras decisiones; pero no todos los que voluntariamente tomaron la vida política lo asumen.

Hay personas que, libre y voluntariamente, aceptan desempeñar cargos políticos que exigen la máxima integridad y transparencia en sus actos y decisiones. Quien acepta voluntariamente un mayor grado de exigencia en su conducta, asume mayor responsabilidad

En estos momentos me estoy refiriendo nuevamente al asunto de Fuente Vieja en donde algunos políticos de Valdemorillo, por su ambigüedad (utilizando un término complaciente), decidieron conceder el permiso para edificar o construir rehabilitando en una zona urbanística calificada, para que un promotor explotara con ánimo de lucro unas instalaciones que por razones ecológicas estaban abandonadas desde hace años. Precisamente cuando son los políticos, a quienes incumbe el deber de servir a la sociedad y regir sus destinos, con una mayor responsabilidad que la de los demás ciudadanos. En virtud de estos principios, resulta inaceptable que cuando metan la “pata” y sus decisiones nos cuesten dinero y se les disculpe diciendo que son “personas como los demás”.

A los políticos que en su desempeño interesado se les debe exigir el cumplimiento de un compromiso específico de ejemplaridad que acogieron voluntariamente. Deberían  ser ellos, y no los ciudadanos, los que asumieran las cargas económicas de una decisión política de una u otra forma interesada. El promotor de la obra acudirá a los tribunales para reclamar el dinero invertido en una construcción que no podrá utilizar como tenía previsto, y de acuerdo con un proyecto y permiso de obra aceptado por los políticos del consistorio. ¿Quién va a pagar la factura millonaria?, ¿los vecinos de Valdemorillo?, desconocedores de las gestiones llevadas a cabo por los políticos. Desde luego deben ser los políticos quienes deben pagar esos gastos de la forma que estime conveniente el Juez.

Sin embargo, no debemos cometer el error de responsabilizar sólo a estos políticos de la situación que vivimos en Valdemorillo. Una parte de ese compromiso, en realidad, el mayor, reside en nosotros y nosotras, la ciudadanía, que hemos sido un electorado dócil y complaciente que puso en manos de “inexpertos” las decisiones que afectan a nuestros intereses. Por esa razón, quizás haya llegado el momento de cuestionarnos el concepto de representatividad, tal y como ahora lo conocemos. Además, lamentablemente la política ha sido escenario de corruptelas, intrigas palaciegas y abusos de poder.

Platón escribió que, el estado justo y real debe estar gobernado por aquellos que miran hacia arriba, por aquellos que basan el gobierno en la idea de Bien y de Justicia”. El filósofo definió a estos hombres como “los hombres que viven a la luz del día”. Por contra, para Platón, existían “los hombres que viven entre sueños”, aquellos que “basan su gobierno en un enriquecimiento propio, ansiosos de poder, cargados de avaricia”.

Desde luego hacer política, manejar los dineros de todos requiere un cierto nivel de compromiso que se fundamenta en el conocimiento y en la responsabilidad. La concepción de responsabilidad está emparentada con el de la culpa, reconocen haber hecho algo indebido con la diferencia de que la culpa puede ser asunto meramente personal, mientras que la responsabilidad es pública. El error no consiste en haberse equivocado de opinión, sino de política. Si uno piensa que el sol da vueltas alrededor de la tierra afecta sólo a la explicación del movimiento de los astros, pero si se utiliza el poder para algún beneficio contra todo derecho y razón, lo que hace es poner en peligro los intereses comunes de los ciudadanos, como así ha sido.