Los policías municipales son un servicio a la ciudadanía

La Policía Municipal de Valdemorillo está pasando nuevamente por una crisis de autoridad.

Su mando, ha sido destituido. Mientras el Ayuntamiento vive a la espera de un nuevo sargento que posibilite resolver una situación difícil que se viene arrastrando desde hace muchos años sin encontrar solución. La ingobernabilidad de la policía municipal es un hecho constatable que está repercutiendo de forma clara desde el escándalo “Paulino”.

Saber mandar y hacerlo naturalmente, sólo algunas personas muy seguras de sí mismas lo hacen sin problemas. Es una experiencia que se adquiere con el ejercicio de la jefatura, pero no sin dificultad. Uno de los aspectos que distingue a un verdadero “jefe” es la capacidad de adaptar su estilo de orden al ambiente de trabajo y eso es complicado conseguir en un ambiente enrarecido desde hace tiempo. Un jefe sin experiencia, suele utilizar la “sugerencia” en lugar de la “orden” y puede originar experiencias como esta, Sargento: Pedro, deberías hacer una ronda por el Cerro, Subordinado: No me lo pida a mí que estoy ocupado, pídaselo a Andrés. Sargento: Andrés, ¿puedes hacer una ronda por el Cerro? Andrés: eso es cosa de Pedro.

Las órdenes son coactivas destinados a provocar una conducta. Según el grado de coacción serian:

1.    SUGERENCIA: indica la acción sin responsabilizar directamente al subordinado. "Alguien debería hacer tal cosa".

2.    ORDEN JUSTIFICADA: Se indica a un subordinado un mandato, indicándole el porqué: "Pedro, es necesario hacer una ronda por el Cerro porque hay muchas motos y molestan a los vecinos

3.    ORDEN SIN JUSTIFICAR: Se indica al subordinado. "Pedro vete a vigilar el Cerro”

4.    ORDEN CON EMPLAZAMIENTO: Mandato que incluye un término temporal que debe ser cumplido. “Pedro vete a vigilar el Cerro ahora mismo”

5.    ORDEN CON SANCIÓN PROGRAMADA: Se anuncia al subordinado una sanción ligada a la acción ordenada. “Pedro vete a vigilar el Cerro ahora mismo” u olvida el día de permiso prometido”.

La camaradería. Funciona muy bien únicamente cuando la autoridad del jefe es indiscutida, basta con insinuar una acción para que surjan voluntarios para ejecutarla. En estos casos, la utilización del plural atenúa el efecto coactivo y aumenta el compromiso del jefe en la acción. El sargento, tiene que saber mandar sin justificarse, mandar con amabilidad. Las órdenes deben ser utilizadas de manera juiciosa por la tensión que introducen en las relaciones jefe-subordinado. Quien emplaza tiene que saber manejar esta tensión, utilizando formulaciones.

Hay Jefes que no saben ordenar con claridad. Se basan en sugerencias remotas, a veces como si fueran comentarios dejados por aquí y por allá, pero en su imaginación les parece estar ordenando con claridad. Cuando se percatan de que nadie les ha hecho caso se enfadan. Es decir, no ordenan directamente, pero exigen a los subordinados que interpreten sus sugerencias como si fueran órdenes. Otros Jefes, saben sugerir y ordenar, pero no saben ejercer un tercer paso coercitivo: sentarse con el subordinado y poner las cartas boca arriba. Esperan un cambio espontáneo que no llega, hasta que las emociones les traicionan y aparece el conflicto.

Otros Jefes temen la desobediencia y en todo momento tensan la cuerda al máximo. No confían en los subordinados. Para ellos, ser desobedecidos es cuestionarles ya no como jefes, sino como personas. Cada orden es una prueba para la que se emplean a fondo. Todo lo expuesto no es más que un recetario elemental imprescindible y necesario para mandar y tener la autoridad suficiente para que las órdenes sean cumplidas por que están fundamentadas en la responsabilidad. También es necesario que todo aquel que no sea capaz de acatar las órdenes deba ser sancionado de una manera previamente establecida.

Los policías municipales son un servicio a la ciudadanía. Su principal misión es estar junto a ella para evitar que se produzcan situaciones de insolidaridad colectiva. El ciudadano debe ver en la autoridad, una ayuda, no una molestia. Un servicio que paga con sus impuestos y si no encuentra la utilidad necesaria que lo justifique habría que plantearse un nuevo modelo de servicio que fuera verdaderamente eficaz. Un ciudadano no debe encontrarse un día cualquiera a un grupo de cuatro policías reunidos charlando en mitad de la calle, mientras hay una serie de vehículos mal aparcados que impiden el tráfico rodado.