LA VIOLACIÓN AL PATRIMONIO MUNICIPAL ES UN ATENTADO A NUESTROS INTERESES

COLABORACIÓN CIUDADANA, ÚNICA MANERA DE DESARROLLAR LA TRANSPARENCIA EN LA GESTIÓN.

Sobre la participación de la ciudadanía se asienta la idea de democracia y es el fundamento mediante el cual los ciudadanos juzgan la acción de gobierno. Por tal razón esta participación adquiere un significado imprescindible en el ámbito del pueblo.

Un pueblo con una estructura participativa permite a la ciudadanía tomar conciencia de lo público y darse cuenta de que cada uno contribuye con sus impuestos a la buena marcha de la institución pública,  que ha elegido a unos ciudadanos para que se hagan cargo de esa gestión y que con su dinero también sostienen una estructura administrativa que debe funcionar correctamente.

El ciudadano de Valdemorillo también debe darse cuenta que cuando destruye o le destruyen un mobiliario urbano, afecta a sus haberes. El Ayuntamiento no es un ente abstracto, es una institución pública que pagamos a tocateja, de manera que CUALQUIER VIOLACIÓN AL PATRIMONIO MUNICIPAL ES UN ATENTADO A NUESTROS INTERESES.

Dentro de la mentalidad calvinista o luterana, la ciudadanía es consciente de todas estas cosas. Por tal razón, el respeto a lo público forma parte de su cultura ancestral, y cuando un ciudadano arroja un papel al suelo, un vecino que viene detrás lo recoge y llama su atención. Lamentablemente en nuestra cultura eso no ocurre, porque nos imaginamos que el Ayuntamiento es cosa de otros y que se cometan irregularidades contra sus intereses forma parte de un paisaje en que no quiere participar.

La intervención de los ciudadanos es un proceso vivo que tiene un significado especial en el ámbito local y da forma a uno de los pilares básicos sobre los que se asienta la idea de la democracia. La sociedad actual demanda sobre todo a sus gobiernos locales, que exista un modelo de administración que permita sentirse al ciudadano partícipe y responsable de las decisiones municipales y que reconozca su ilusión y voluntad de intervenir en la mejora de los gobiernos de los pueblos, por ser los ayuntamientos la administración más cercana a los ciudadanos. Consideramos que los gobiernos locales deben tener en cuenta la opinión de los vecinos, tanto individual como a través de sus entidades y asociaciones y facilitar la participación de los mismos en la vida cultural, económica, política y social, reconociendo los derechos de la condición ciudadana como son el derecho a la información, el derecho de petición, de propuesta, de consulta y de iniciativa ciudadana, el de ser escuchado y el de intervenir en los plenos, etc.

El desarrollo de la participación contribuye a potenciar otros valores básicos de la democracia local y permite impulsar la rendición de cuentas, de modo que la colaboración ciudadana sea un mecanismo eficaz de lo público y la única manera de desarrollar la verdadera transparencia en la gestión. La participación propicia la receptividad de los gobiernos, permite ajustar mucho mejor las políticas y los servicios en función de las verdaderas necesidades de los ciudadanos; evitando de esa manera las inversiones públicas que tengan como objetivo fundamental intereses espurios. La participación de los ciudadanos es un requisito de buen gobierno y la única manera de evitar el distanciamiento entre el elector y el elegido.