Gestionar la basura de Valdemorillo es un negocio rentable.

Según datos del I. N. de Estadística, se recogen cada año 535 kilos de basura por habitante.

Has pensado ¿cuánta basura generas por semana? Te invito a examinar la cantidad, te vas a sorprender. La generación de basura es permanente y todos queremos deshacernos de ella lo antes posible.

El trabajo fundamental lo realiza

el contribuyente seleccionando la basura

En el negocio de la basura se mueven casi 150 empresas, pero las más importantes son: ACS, FCC, Sacyr y Ferrovial, grandes constructoras del Ibex 35, todas relacionadas con las donaciones irregulares al PP que desvelaron los papeles de Bárcenas, se llevan casi toda la empanada, y todo ello haciendo uso también de prácticas oligopólicas.

Las basuras son fuente de ingresos, negocio y empleo. Una industria que genera al año más de 130 mil puestos de trabajo entre directos e indirectos según la patronal del sector FER. En el caso de los vehículos fuera de uso, el nivel de reciclado se encuentra en un 87 por ciento, frente al 75% que exige la normativa comunitaria. Reutilizamos 13 millones de toneladas de chatarra férrica, y el 100% del plomo que se usa en España es reciclado, sobre todo el destinado a baterías de coches. Se gestionan al año 320.000 toneladas de neumáticos para asfaltos de carreteras, el 60 por ciento del aluminio y la mitad del cobre que se genera.

Gestionar, clasificar y reciclar bien realizado, interesa a todos, en primer lugar por razones medioambientales y de sostenibilidad de un planeta amenazado desde demasiados frentes; también una oportunidad de avance en la investigación y desarrollo para conseguir soluciones cada vez más eficientes y sostenibles, como forma de evitar castigar en exceso a la naturaleza extrayendo de sus entrañas materias primas que se pueden recuperar de los productos ya consumidos y desechados. Los desechos son un recurso y enterrarlos en vertederos es despreciarlos de forma incomprensible.

Reciclar es una cuestión de sostenibilidad. Hacerlo es la salida para liberarnos de los residuos y de las sustancias tóxicas que producen y que la naturaleza es incapaz de degradar. La mayoría de los plásticos no son biodegradables y pueden permanecer donde se depositen hasta 500 años; la basura orgánica llega a contaminar suelos y mantos acuíferos, y muchos de los componentes de los inventos tecnológicos que nos acompañan cada día resultan muy peligrosos si no son tratados adecuadamente.

Cualquiera que visitara una planta de clasificación del vertedero más próximo a su hogar volvería con otra conciencia de lo que se debe hacer y por qué. El Ayuntamiento de Madrid ha adjudicado este lunes un nuevo contrato de recogida de basuras que contiene obligaciones específicas a las empresas concesionarias a diferencia de lo que sucedía con los contratos de limpieza de la época de Ana Botella. El Ayuntamiento de Madrid se lanzó hace unos años a una carrera por cumplir sus obligaciones con los ciudadanos mediante la privatización de los servicios y el recorte en su aportación económica para llevarlos a cabo. La fórmula básica fue diseñar grandes contratos que aglutinan muchas funciones y por muchos años. El paquete es jugoso, ofrece cientos de millones de euros pero lleva adherida la rebaja en la financiación: solo grandes empresas tienen capacidad para liderar ofertas.

Yo invito al ayuntamiento de Valdemorillo, que inicie un análisis profundo de la recogida de basuras en el pueblo y urbanizaciones. Conocer todas las circunstancias que concurren y los costos reales de este capítulo para al ayuntamiento a fecha de hoy. Partiendo de ese estudio: experimentar la posibilidad de municipalizar esta recogida o permitir que una empresa del pueblo pueda acometer este servicio de forma competitiva. El asunto de los residuos como hemos visto tiende a ser un negocio muy rentable y prueba de ello que las empresas más importantes del sector de la construcción están invirtiendo en ello.

De cualquier forma, intentare profundizar sobre este asunto y volver a tratarlo en fecha próxima con mucho más rigor económico.