Iglesias, está actuando de prepotente.

El PSOE sigue jugando a contentar a las élites con su discurso: “estás conmigo o con el PP".

Después de lo que sucedió en Andalucía con IU, lo que sucede en Aragón con Podemos, está muy claro que el PSOE no es de fiar: debe millones a los bancos, sus históricos dirigentes actúan de lobbys en beneficio de las élites, han sido parte del entramado de corrupción ostentando puestos en los consejos de dirección del Ibex y tapando siempre la corrupción del PP.

Es preferible esperar, y dejar que el resto de la clase media que aún no lo ha perdido todo siga creyendo en que nuevos personajes podrán cambiar el curso de la obra sin cambiar el guion. Podemos, aglutina la indignación social generalizada, si no hubiera sido Iglesias lo hubiera hecho cualquier otro que no pueda seguir aguantando lo que estamos viviendo, los escándalos de cada día, la corrupción galopante y una institucionalidad nacida de los consensos de la Transición, ya no da más de sí, se viene abajo. Tal vez por eso Podemos han sufrido los ataques más fuertes que se han registrado en la historia de nuestra democracia.

Para impedir su promoción se ha recurrido la ofensa y la descalificación e incluso a mentiras y calumnias. Multitud de medios se han dedicad a combatir y descalificar sus propuestas, pasando de la crítica política a los ataques personales.

Ya no se puede seguir ocultando la corrupción y los privilegios vergonzosos de los más poderosos, y a todos entró el pánico cuando pensaron en la posibilidad de que unos advenedizos pudieran llegar a gobernar y disponer de información sobre lo que hacen con el dinero de los españoles detrás de la tramoya y de sus grandes declaraciones de amor a la Patria.

Ahora, Iglesias se siente en su salsa, cuando se encuentra en la tribuna del parlamento, está actuando de manera prepotente ante la oligarquía, usando modos chulescos, con una petulancia desmedida y un discurso separado de las grandes mayorías sociológicas Está haciendo del lenguaje político una provocación, una interpretación, agresiva, competitiva y activista. Clama en lugar de susurrar y arrolla en lugar de extender la mano, con este comportamiento está contribuyendo a construir un tremendo muro con la otra izquierda sociológica. Iglesias deberia darse cuenta que la sociedad es compleja, poliédrica, formada por personalidades de diferente talante, igual de conscientes de la existencia de esa “casta política”.

Tras las últimas elecciones y con el mapa político sobre la mesa, nadie puede imponer nada, porque no es posible y la ciudadanía en su conjunto desea otro modo de hacer política, de ser político y de estar en la política. Y todo esto último no solo consiste en hacer demagogia con los sueldos, con los coches oficiales o con los recibos de unos cuantos taxis. Consiste en hablar de otro modo, en tener empatía incluso con quien no piensa como igual, en saber negociar y pactar con el contrario cediendo a veces, en construir sociedad y bienestar también con quien está en las antípodas de tu pensamiento.

Todos hemos aprendido mucho en estos días, es hora de reflexionar, recolocarse y ponerse a trabajar en la necesidad de cambiar tonos ejercer empatías, desde la sabiduría. La mayoría de ciudadanos han demandado: transversalidad, conciliación y a favor de una sociedad más justa, solidaria, equilibrada donde la ética presidan todas las decisiones siempre a favor de la mayoría y especialmente por los que más lo necesitan.