La inmadurez podría ser un mal.

"NO ENFRENTARSE" A FUERZAS ALIADAS PARA UN CAMBIO.

Una nueva generación política, de la mano de las nuevas fuerzas de izquierdas, ha entrado en el Parlamento con un séquito de personajes: de modales, formas, lenguaje y comportamiento que choca frontalmente con la razón.

Esta práctica tanto oral como corporal es el efecto del momento sociológico, sin embargo sería conveniente que determinadas formas y comportamientos se ajustaran a una realidad más asumida por la mayoría sociológica del pueblo llano. En donde lo natural, lo espontaneo, deberia ser encauzado en el desarrollo de las sesiones parlamentarias hasta que nos acostumbremos a un nuevo tiempo.

Estos diputados, están revestidos de un look distinto al que estábamos enseñados y donde abundan, las melenas, la coleta y las rastas y escasean los trajes. En donde han desaparecido las corbatas y sin embargo pululan los anoraks, vaqueros, y las camisetas con mensaje. Todo este paisanaje, convierte al hemiciclo en un foro variopinto.

Los nuevos políticos, en su mayoría universitarios, conocen o deben conocer, que no se debe imponer nada arrollando; que resulta necesario un tempo, una negociación para dar entrada a unas nuevas formas de entender el mensaje desde la tolerancia recíproca, desde la negociación necesaria y desde el consenso. Sin imponer nada.

Una buena parte de mi vida profesional la pasé entre jóvenes universitarios, soy conocedor de que acuñan una manera diferente de entender los modos y la estética juvenil. Por eso afirmo que, la forma de presentarse en la primera sesión del Parlamento quedo patente su bisoñez. Los líderes de esta nueva izquierda, no deberían dedicarse a arrollar a quienes tarde o temprano serán aliados para conseguir reivindicaciones programáticas en gobierno, ayuntamientos, diputaciones o parlamentos. Esta inmadurez política podría ser un mal aliado a sus proyectos, ya que los insultos son malos aliados de un consenso tan necesario en el juego político. Hay que actuar con argumentos fundamentados, justos,… y convenciendo desde la razón no desde la imposición.

No fue grato ver a Podemos lanzar improperios contra el PSOE, cuando con ellos se deben alcanzar acuerdos para sacar del Gobierno a la derecha conservadora y gobernar ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas. También para acabar con el gran pacto que se fraguó en 1978 y que estableció el "status quo". Y para que se abra el paso a un proceso constituyente hacia una democracia más participativa y más social.

Las izquierdas emergentes deberán convencer a los votantes de que otra sociedad es posible. Evidenciar, que el poder no lo tiene la ciudadanía; que los grandes partidos que han gobernado en Europa están bajo los designios de grupos con capacidad de gran influencia que controlan a los estados de la UE.