Pero, ¿se han creído que somos idiotas?

El exceso de confianza es uno de los mayores enemigos de la razón, tanto más peligroso por cuanto puede surgir en su mismo seno.
No hay mayor comodidad que la que procura la ignorancia, aunque sea fingida.

La Infanta no sabía lo que firmaba, el Rey no estaba al corriente lo que hacían su hija y su yerno y nosotros no sabíamos que un magistrado del Supremo asesoraba a Urdangarín… ¡Que mala suerte! ahora que lo sabemos  el delito del togado ha prescrito.

Rajoy y Cospedal desconocían que durante 18 años el PP se financió de manera ilegal ni que en su partido cobraran sobresueldos en B. Nadie sabía en el PP con qué dinero se pagaba la reforma de la sede del partido, así como la exministra Mato ignoraba por gracia de quiénes crecían los coches de lujo en su garaje y los titulares de las tarjetas opacas no estaban al corriente que su uso fuera ilegal.

Susana Díaz no sabía lo que pasaba con los cursos de formación. Chaves y Griñán, los expresidentes andaluces, nos tratan de convencer de que las transferencias de financiación con las que se pagaban las ayudas a empresas son legales, tampoco sabían el fraude de los ERE, ni que el fraude en las decisiones que tomó la Consejería de Empleo. Todo un ejemplo de chapucería

Nuestra alcaldesa Pilar López Partida tampoco sabe que está imputada por prevaricación, al parecer su jefa Aguirre no debe estar muy enterada de que otra militante del PP se ha marchado del partido con portazo y hartura viendo que la mierda del partido no se lava y además la dejan por embustera. Tampoco los habitantes de Valdemorillo  se han enterado que no deben votar a una candidata imputada y los militantes del PP Valdemorillo no lo saben… En este pueblo todo el mundo otorga, nadie sabe nada, no nos enteramos de nada y pasamos de todo. “!Vecinos de Valdemorillo no sean borregos!” votar con conciencia de la realidad presente a otra alternativa para borrar del mapa la política de siempre. Cambien el panorama político no cometan nuevamente el mismo error que perpetraron en las pasadas legislaturas. No dispersen el voto, eso siempre beneficia a los asentados según sistema D'Hondt. Si queremos que esto cambie deberemos votar otra cosa y evitar las suciedades que suponen unas coaliciones ya “a toro pasado”, que es la abyecta forma de  unirse grupos menos votados pero que en conjunto suman más votos. O sea “un potaje hediondo”.

En España ha proliferado tanto este “bandidaje político”, que en la actualidad debieran estar en la cárcel cientos de “delincuentes políticos” y sin embargo; siguen deambulando, presentándose a nuevas elecciones y cobrando suculentos emolumentos con la aquiescencia del pueblo soberano.

No conocemos la salud de nuestro estado de derecho; no sabemos si realmente vivimos en un Estado laico. Desconocemos si el gobernador del banco de España que en el 2014 se subió el sueldo, como nuestra alcaldesa, hasta los 174.700 euros anuales y que acaba de declarar que la austeridad es patriotismo y se considera un patriota. Tampoco se sabe que en esta España democrática del siglo XXI, han sido ejecutados diariamente un promedio de 11 ciudadanos enfermos de hepatitis C por no suministrarle a tiempo el medicamento a los que no se les suministró el medicamento que les hubiera salvado la vida, pese a que la Constitución Española consagra en su art. 43 “el derecho a la salud”. 

Este trabajo se mantendrá hasta el 22 de abril