CAMBIAR LA SEMÁNTICA PARA SALVARSE

¡AUNQUE LA MONA SE VISTA DE SEDA… MONA SE QUEDA!

La Ley de Enjuiciamiento Criminal aprobada el pasado viernes, sustituye el vulgar término “imputado” por el elegante “investigado”

El PP en su anterior campaña, que les llevo al gobierno de la nación, adquirió compromisos como: el mantenimiento del poder adquisitivo, no subir el IRPF ni el IVA, mejorar la educación obligatoria y gratuita, no meter la tijera en la sanidad… Así podríamos seguir y seguir sin que el conjunto de sus problemas electorales se cumplieran. Ahora también, eso de estar imputado o imputada ya no vale. Por esa razón ningún ciudadano podrá decir  que el Partido Popular no cumple lo que dice, siempre lo ha hecho.

También, los de Rajoy, Prometieron concurrir a las elecciones sin un solo imputado en sus listas, y ya lo ha cumplido. A diez meses de las generales, nada menos. Lo ha hecho de manera indirecta, eso sí: con la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal aprobada el pasado viernes, que sustituye el vulgar término “imputado” por el mucho más elegante “investigado”.  Y como no dijo nada sobre los políticos investigados “miel sobre hojuelas”. Si la política no puede cambiar la dura realidad, siempre queda la alternativa de cambiar la semántica que no el significado real.

No puede decirse que se trate de algo realmente innovador, ni siquiera en nuestro país. Zapatero, ya estuvo a punto de librarnos de la crisis a base de nombrarla de otra manera. La solución del PP al problema de la imputación masiva de sus candidatos y candidatas no complacerá a muchos, pero cumple nuevamente con lo prometido y abre una vía a la solución de algunos de nuestros problemas comunes. Y es que la tan esperada regeneración democrática quizá no pase tanto por las personas o las siglas como por las palabras. Y desde luego el asunto no ha sido pasado por alto ya que una buena cantidad de imputados, ahora investigados, concurrirán a las elecciones, a unas elecciones tendentes a ocupar puestos destacados que deberían ser abandonados si finalmente la imputación se trasforma en acusación.

Personalmente, tengo el firme propósito de no volver a nombrar a nuestra alcaldesa como imputada, pero puedo asegurar que me retractaré con brío  si finalmente ese apelativo adquiere el grado superior y ser acusada siendo concejal. Cosa que no deseo que se produzca, tanto por ella como por sus votantes, pero que los acontecimientos según los datos se encaminan en esa dirección.  

Volviendo nuevamente al asunto de la imputación ya que podríamos, echando mano de la soberanía popular, dar vacaciones a nuestros representantes electos y montar en el Congreso un simposio de lingüistas. Con una o dos semanas debatan qué vocablos nos están haciendo la vida imposible y por cuáles podríamos sustituirlos para obtener un país mucho más aseado, más limpio que estuviera exento de morralla. Para que no supiéramos los españoles informados que, la causa de nuestra crisis viene motivada primero por los corruptos que nos han gobernado y el fraude fiscal que estos corruptos han estado permitiendo a sus amigos, si ambas cosas hubieran desaparecido de nuestro panorama ahora habría menos paro y mucha menos miseria. Tal vez por eso o solamente por eso los poderes judiciales debieran ser especialmente duros con los culpables, cumpliéndose de esta manera su responsabilidad para con la sociedad en su conjunto.

Qué duda cabe que, de ese debate, saldría un nuevo y mejor país. Sin presuntos ni ladrones. Sin dinero negro ni mordidas ni financiaciones ilegales. Sin brutalidad policial ni torturas ni externalizaciones. Después de todo, ¿por qué no llamar a la corrupción Dulcinea?.. Imagínese usted el Telediario de mañana: “veinte nuevos investigados por presunta Dulcinea”. Como dijo el buen Sancho…. “Aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino”.