La dejadez del Ayuntamiento condena a las urbanizaciones
Durante años, las EUCC han operado sin control.
Como vecino afectado por la gestión municipal, no puedo evitar expresar el profundo malestar que compartimos muchos habitantes de las urbanizaciones. El Ayuntamiento ha fallado en sus responsabilidades, obligaciones que, lejos de ser excepcionales, deberían haberse cumplido con rigor y transparencia. Sin embargo, la realidad es bien distinta: vivimos inmersos en el abandono institucional.
Conocemos bien la situación y no nos dejamos engañar por promesas vacías. Somos conscientes de que la gestión de nuestras urbanizaciones ha estado marcada por la desidia y la indiferencia. Lo que debería ser una administración activa, comprometida y orientada a resolver los problemas que afectan directamente a nuestra calidad de vida, se ha convertido en un ejemplo de inacción. El Consistorio ha optado por mantenerse al margen, dejando que la situación empeore sin asumir responsabilidad alguna.
Esta complacencia no es casualidad; es el resultado de una actitud instalada en el poder, donde lo mínimo es suficiente y la dejadez institucional se ha vuelto una constante. Mientras tanto, los problemas que nos afectan se agravan día tras día. Esta postura del Ayuntamiento no solo demuestra una falta de compromiso político, sino que además refleja un profundo desprecio hacia nosotros, los ciudadanos, que confiamos en la gestión municipal para garantizar el bienestar común.
El ejemplo más vergonzoso de esta irresponsabilidad lo encontramos en las Entidades Urbanísticas de Conservación (EUCC). Durante años, estas entidades han operado sin control, a su libre albedrío, sin que la administración local moviera un dedo para fiscalizar su gestión. En muchos casos, estas entidades han caído en manos de intereses personales que nada tienen que ver con el bien público. Esta permisividad ha provocado un deterioro evidente: el mantenimiento de infraestructuras, la gestión de recursos y la conservación de espacios públicos han quedado en manos de unos pocos, fomentando la opacidad y el abuso de poder.
Y mientras tanto, algunos concejales del gobierno municipal siguen percibiendo sus elevados sueldos, como si la realidad no fuera con ellos. No hay justificación posible para que quienes deberían liderar el cambio prefieran mirar hacia otro lado, esquivando cualquier tipo de responsabilidad en los asuntos que realmente importan. Para ellos, el trabajo serio y comprometido parece no formar parte de su agenda.
Es insultante, pero aún más indignante es ver cómo esta actitud negligente sigue perpetuándose, favoreciendo a unos pocos mientras la mayoría sufre las consecuencias de una gestión desastrosa. Hasta que no despertemos como comunidad y exijamos rendición de cuentas, el problema seguirá creciendo, enquistándose en nuestras vidas cotidianas.
No podemos seguir permitiendo que el Ayuntamiento actúe con total impunidad. Es el momento de alzar la voz, de movilizarnos y de exigir una gestión pública que responda a los intereses colectivos y no a los caprichos de unos cuantos. Es hora de que quienes gobiernan asuman su responsabilidad y dejen de vivir cómodamente en su burbuja de complacencia.
Porque ya basta de promesas incumplidas y de manos cruzadas: necesitamos un Ayuntamiento que trabaje, no que se esconda.
Efectivamente la mayor responsabilidad la hemos tenido que asumir los ecinos, al margen de cualquier gestión municipal .Pero en el fondo somos nosotros los que tenemos culpa. En el momento de expresar vuestra opinión que coincide con el día que se vota alcalde
ResponderEliminarProfesor González, parece que usted está pregonando en un desierto y que nadie le hace caso. Sus argumentos siempre son convincentes y perfectamente explicados, pero la ciudadanía de las urbanizaciones o no los lee o no se entera de lo que realmente está ocurriendo.
ResponderEliminarYo trabajo en Madrid, y cuando comentó algunos de mis compañeros que vivo en Valdemorillo, ellos me preguntan si en una urbanización; y yo les contesto que sí , que efectivamente vivo en una urbanización y ellos ya conocen perfectamente el barullo que está formado con respecto a este tema. Sin embargo parece ser que aquí en las urbanizaciones aún no se han dado cuenta
El pan nuestro de cada día: malas prácticas de las juntas, desidia ciudadana y falta de control municipal. ¡Basta ya! Nos merecemos mandar al pasado la pesadilla de las EUCCs
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