Un buen alcalde:
Debe de auscultar al pueblo para no sanarlo
superficialmente.
Si el calendario lo tenemos bien actualizado, estamos
finalizando la segunda década del siglo XXI, con lo que ello debería implicar
un progreso en derechos ciudadanos y un
avance en el concepto de democracia acorde con el progreso social del
nuevo milenio. Y decimos “debería” porque aún queda sobre la mente de algunos
veteranos de Valdemorillo cuando un
alcalde no convocaba a los Plenos Municipales para no ser cesado.
El Alcalde es
el presidente del municipio, debe conocer qué necesita Valdemorillo. Debe tener tiempo de auscultar el pueblo enfermo antes de
elaborar un diagnóstico. Conocer los orígenes de la dolencia soportada desde
hace años y para conseguirlo debe: lograr la proximidad con los ciudadanos
y saber ser visible para recopilar ideas y sugerencias.
Para la ciudadanía en general la etiqueta política del alcalde o alcaldesa tiene que pasar a un segundo lugar y anteponer la calidad de vida el bienestar de los ciudadanos. Un buen alcalde debe tener tiempo de auscultar al pueblo antes de elaborar un diagnóstico, para no sanarlo superficialmente. Debe conocer los orígenes de la enfermedad de Valdemorillo, padecida desde hace muchos años. Un buen alcalde tiene que saber gestionar, ya que tendrá que tomar decisiones sobre "prioridades" en detrimento de opiniones adversas de conciudadanos. Ser fiel con los proyectos, pero realista respecto a las formas de lograrlo. Tiene que saber rodearse, delegar, confiar en su equipo y funcionarios, con el fin de asegurarse el mayor tiempo posible para desarrollar las labores, sin olvidar de reflexionar sobre las opciones posibles y meditar sobre el sentido de su misión.
Para la ciudadanía en general la etiqueta política del alcalde o alcaldesa tiene que pasar a un segundo lugar y anteponer la calidad de vida el bienestar de los ciudadanos. Un buen alcalde debe tener tiempo de auscultar al pueblo antes de elaborar un diagnóstico, para no sanarlo superficialmente. Debe conocer los orígenes de la enfermedad de Valdemorillo, padecida desde hace muchos años. Un buen alcalde tiene que saber gestionar, ya que tendrá que tomar decisiones sobre "prioridades" en detrimento de opiniones adversas de conciudadanos. Ser fiel con los proyectos, pero realista respecto a las formas de lograrlo. Tiene que saber rodearse, delegar, confiar en su equipo y funcionarios, con el fin de asegurarse el mayor tiempo posible para desarrollar las labores, sin olvidar de reflexionar sobre las opciones posibles y meditar sobre el sentido de su misión.

Los alcaldes sois los presidentes de los municipios,
sois los que debéis conocer de primera mano qué necesita vuestro pueblo, qué
medidas pueden funcionar o no, cuáles son urgentes o pueden esperar, qué
partidas del presupuesto pueden dejarse para otro año y cómo se atiende la
emergencia, tanto sanitaria como económica o social, de la forma más efectiva
posible”. Desde un gobierno de progreso, no se debe permitir que nadie se quede
atrás en esta crisis. Y cuando decimos nadie es ningún colectivo y ningún
ciudadano. Seguimos teniendo por
delante un desafío apasionante: el de construir el modelo de pueblo que
queremos entre todos. Y para esta tarea, desde el Gobierno municipal se
debe confiar en la transparencia y el dialogo, el consenso, la coordinación y
la colaboración son la mejor receta para conseguirlo.
Ayer en la mañana tuve ocasión de charlar (con la
mascarilla puesta) con un antiguo compañero de universidad que vive en una urbanización
desde el principio del confinamiento por el coronavirus. Mi compañero, que también
desde hace más de treinta años conoce las entretelas de este pueblo, me estuvo
recordando su relación de colega con el antiguo arquitecto municipal. También
el funcionamiento de un Ayuntamiento donde sus gobernantes tenían por norma
velar fundamentalmente por sus
intereses y si podían realizar algo positivo para el pueblo. Recordábamos
y establecíamos la comparación que existía entre Valdemorillo y el pueblo próximo
de Villanueva de la cañada. Este último era simplemente una calle que tenía
casas a ambos lados de lo que constituía su carretera principal. Pero Villanueva,
tuvo la fortuna de encontrar un buen alcalde de Valdemorillo que hizo
desarrollar al pueblo, incluso permitiendo que se construyera una Ciudad Universitaria
que deberia haber tenido Valdemorillo con otros gestores. Que
Villanueva de la Cañada tuviera Universidad supuso un incremento poblacional,
la aparición de una estructura en el entorno del campus, nuevos colegios y un mayor
desarrollo económico y social. Para tener esa visión fue preciso un gobierno
con capacidades que se planteara desde el principio su principal obligación que
era Valdemorillo.
He leído recientemente el libro del “buen
alcalde de Andrew Nicoll” y unos trabajos del grupo Eurocities. Y he
sacado como conclusión que para ser
un buen alcalde, se debe hacer la vida más fácil a la gente
recobrando la confianza pérdida en los gobernantes, para ello lo que le
importa es que el canal de comunicación funcione y, además, que lo haga
mejorando los canales tradicionales. La proximidad al ciudadano es
el principal sustento de todo buen alcalde: mantener la cercanía y saber ser
visible en el pueblo para recopilar "ideas y sugerencias" que el edil
deberá estudiar.
Es además
buena idea empezar con los trámites que más recursos consumen, aquellos en los
que el ahorro de costes y la mejora del servicio puede ser mayor (pago de
impuestos, modificaciones del padrón, quejas...). Además, que esos canales
abiertos al
servicio sean sostenibles desde su utilidad. Un buen alcalde debe diseñar una estrategia y para
eso, tendría que conseguir que todo el Consistorio trabaje alineado, destinando
recursos a esta tarea. Teniendo en cuenta además que la integración de
múltiples partes y funciones requerirá grandes y prolongados esfuerzos. Porque
no se trata de relacionar entre sí a varios departamentos, sino crear una
unidad pequeña y no tenga competencias de control y sí dependa directamente la
alcaldía. Si el Sr. Villena quiere que
los servicios triunfen entre los ciudadanos tendrá que hacer que los conozcan,
se interesen por ellos, los prueben y se acostumbren a usarlos.
Ahora
hay que construir el futuro, sin olvidar el lastre del pasado, intentando
integrar en el compromiso ciudadano a las urbanizaciones que llevan muchos años
manteniéndose mayoritariamente al margen de los verdaderos intereses del pueblo
de Valdemorillo. Un total de 12.518 personas viven en Valdemorillo en
2019, lo que supone una variación de 238 personas respecto al periodo anterior,
según las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística
(INE). Además, mientras que la población del conjunto de España cambió un 0,79%
en semestre 2 de 2019, Valdemorillo vio cómo su población se incrementó un 1,94%
en el mismo periodo.
Si no hubiera sido un negocio entrar en la política municipal no habría candidatos ni tanto interés por algunas personas en sentirse ligadas al poder.
ResponderEliminarJesús, siempre serás un utópico. No lo dejes, porque mientras creas en la utopía seguirás vivo.
ResponderEliminarHoy he terminado de escribir el último Pleno, con mis comentarios rojos. Me ha costado Dios y ayuda terminarlo. Tengo la moral por debajo del suelo. Estoy perdiendo la esperanza de que Valdemorillo llegue a ser un pueblo en el que te puedas sentir orgulloso. Desde el momento en que el cuerpo político del Ayuntamiento considera que las urbanizaciones son un problema, en vez de una solución, no hay nada que hacer. Somos un incordio para ese cuerpo político.
Pero no solo es culpable ese cuerpo político, más de la mitad de los que vivimos en las urbanizaciones somos unos "NEGAOS PA TO". Nos merecemos lo que nos pasa. Tengo ganas de decir una frase del inefable Don Pablo Iglesias Turrión, pero, ¿Para qué? Ya digo yo bastante burradas.
Este Pleno pasado lo dice todo. O cambian, mucho y pronto, estos Señores del Pleno, o este servidor no va a pisar el pueblo ni para ir a la Misa de los niños el domingo. Luego dirán que me he tirado al monte, si no lo han dicho ya. Y ¿Qué quieren? Estarían encantados, como Don Pedro y Don Pablo, si nos estuviéramos calladitos. Luego, si te quejas, puedes oírle a más de uno "Si no le gusta el pueblo, que se vaya". Eso está ocurriendo. Y no es que no nos guste el pueblo, estamos aquí porque nos gusta, el pueblo, el entorno y su gente, lo que no nos gusta es que el cuerpo político nos trate de manera desigual
Pedro, yo creo que puede que la política sea un negocio, pero, solo si tienes mayoría. En caso contrario, la desesperación al ver tus aspiraciones truncadas acaba contigo. Otra cosa es, que algunos de los que se presentan en las listas, se haga ilusiones. En cualquier caso, hoy día, hay que tener mucho valor, mucho coraje o ser muy atrevido para meterse política, o darse el caso de que haya que llevar a casa el pan de cada día.
Pasadlo bien. Andrés