Llevar un perro por la calle es como llevar un niño
pequeño. Hay que vigilarlo, protegerlo y cuidarlo. Que no se exponga a peligros
y conseguir que no moleste a las demás personas con los que comienza a
interactuar. Si nuestro “cachorro humano” es cuidado y vigilado continuamente…
¿por qué dejar campar a sus anchas a un cachorro de perro que, evidentemente,
no controla sus instintos y es capaz de defecar en cualquier sitio?
Desde
luego en una sociedad civilizada este asunto no tendría que constituir una contrariedad
desagradable y creo que el problema se solucionaría, o por lo menos se reduciría
notablemente, si las personas que no recogen los excrementos de sus mascotas
fueran multadas por ello. Las multas podrían ser progresivas. Lo ideal sería que
al dediquen exclusivamente a vigilar la limpieza de las calles, creo que su
sueldo se pagaría con creces y además se crearía empleo municipal, pero si no
fuera posible, la policía municipal debería dedicarse en serio a esta función.
Un
perro produce en promedio 300 gramos de excremento al día y medio litro de
orina. “El suelo absorbe la orina, pero el excremento se seca, pulveriza y sus
partículas viajan en el ambiente y las podemos respirar, constituye un riesgo
de enfermedades e infecciones. Recoger las heces del can reduce al mínimo las
posibilidades de exposición a los huevos, larvas de gusanos, lombrices y otros
parásitos que causan estragos en el sistema intestinal humano. Algunos
parásitos que se encuentran en las heces caninas pueden causar lesiones oculares
graves en los niños pequeños.
Desgraciadamente,
muchos propietarios de perros no se sienten obligados a recoger la caca de sus
perros porque tienen la creencia de que las heces del perro son un fertilizante
natural. No es cierto, es un error considerar el excremento
canino un abono ecológico. Los perros, al ser omnívoros, pueden
desechar bacterias o parásitos que son resistentes a los procesos ambientales y
el excremento del perro está lleno de bacterias, parásitos y otros patógenos que suponen
un riesgo grave para la salud. Respiramos
heces fecales todos los días y es un problema grave que deja
toneladas de heces en la calle y que terminas respirando tú y tu familia. Los
perros domésticos son descendientes de los lobos y por ello, ciertas conductas
del lobo se podrían extrapolar a los perros domésticos. Los cánidos desarrollan
mapas mentales del territorio para orientarse y presentar títulos de propiedad
a otras manadas. Estas señales se comunican químicamente para informar los
límites espaciales y se renuevan periódicamente. Los lobos dejan sus heces en
zonas de valor estratégico, por ejemplo cruces de camino. Es decir, que los
cánidos marcan su territorio con señales olorosas y visuales. Por lo tanto es
lógico que tu perro siga la misma conducta. Dejará sus excrementos en lugares
bien visibles y accesibles para otros perros. El contacto entre perros y heces
es una necesidad biológica; su naturaleza les indica que olfateen las heces de
otros perros. Así pues, la probabilidad de contagio de enfermedades es elevada.
Esto debería ser razón suficiente para que recojas las heces de tu perro de la calle
o del campo. Cuida la salud de tu perro, tu familia, otros perros y otras
familias.
Seguramente
has notado que más de un vecino te hace gestos cada vez que te ve a ti y a tu
perro en calle, más cuando sorprende a tu can haciendo sus necesidades. Es lógico
que las personas reaccionemos así, Cualquier ruta elegida para un paseo o
caminata en una urbanización está marcada de excrementos de perro. Recicla
todas las bolsas de plástico que recibes del súper. Cuando salgas a pasear a tu
perro lleva contigo varias bolsitas. Coloca la bolsa en la mano como si fuera
un guante, recoge las heces, voltéala, hazle un nudo y tírala en el contenedor
de la basura y listo. Resulta asqueroso, pero tienes que hacerlo. Tus manos no
habrán tocado el excremento. Por si acaso, lleva toallitas desinfectantes y un gel
antibacterial o simplementeeduca a tu perro, o lo que es más sencillo no lo
tengas.
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