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9/04/16

Un vecino de Puentelasierra se suicida con una escopeta.



No fue capaz de superar la angustia por la muerte de su hija.

No es mi intención fomentar ninguna apreciación morbosa, simplemente participar y hacer partícipes a mis lectores en la reflexión de un hecho que ha paralizado a algunas personas de Valdemorillo: Una niña de 17 años vecina de Puentelasierra, moría en un accidente de motocicleta a la altura del kilómetro 13 de la M-512. Al día siguiente, su padre, que fue quien le había regalado la moto, se dirigió al mismo punto del siniestro para pegarse un tiro con una escopeta.
La sociedad de consumo, demasiado materializada y con escasa visión de la Transcendencia vive de espaldas a la muerte, como si fuese algo que no tuviera nada que ver con nosotros. Este instinto social a eludir todo lo referente a la muerte, deja muy solas a las personas que viven una situación de duelo y se hace especialmente dura cuando se trata de la muerte de una persona joven, de una adolescente o de un niño. Son pocas las personas que saben qué decir y qué hacer para aliviar el dolor propio y ajeno.
Nunca se está preparado para afrontar la pérdida de un ser querido, pero la más imprevisible y desgarradora es la muerte de un hijo o de una hija. Para los padres resulta la experiencia más difícil de la vida. La única forma de encontrar con el tiempo un nuevo sentido a la existencia, de renacer, pasa por no rehuir el dolor, vivirlo intensamente y dejar fluir las emociones y los sentimientos. Siempre existirá un antes y un después y no es posible delimitar cuánto durará el dolor. Eso depende de las circunstancias y de la actitud propia de cada persona ante lo bueno y lo malo de la vida.
Durante el tiempo que dura este proceso se viven distintas fases. Durante la primera, predomina un estado de "shock". Cuesta admitir lo que ha ocurrido y el dolor resulta paralizante, sobre todo si la muerte de la hija ha sido repentina por un accidente de una moto que él mismo coloco en su camino.
Hay que afrontar todo el dolor por muy insufrible que parezca, sólo así se consigue volver a recuperar las ganas de vivir. Pero al mismo tiempo hay que estar abierto a cualquier manifestación de cariño por pequeña que sea porque si se cierra el corazón y se adopta una actitud victimista, la vida se seca. Entonces todo se apaga. Y la persona se queda sola, viendo como sus hijos, su pareja y su trabajo y todo lo que discurre a su alrededor se desmoronan.
La vida cuenta con infinidad de variables y es por definición cambiante. Nada es para siempre, todo se renueva constantemente. Este es un principio inmodificable que es preciso aceptar. Pero no basta con saber que es así, hay que comprenderlo. Toda resistencia a los cambios que la vida depara desarmoniza. Para navegar por la existencia hay que ser un buen surfista. Subirse y moverse al ritmo de las olas, de los cambios, es la única manera de llegar sin caer a la orilla. Esto implica un constante entrenamiento y contar con la certeza de que sólo cayendo muchísimas veces es posible llegar de pie hasta el final. Si no se insiste y se renuncia ante los primeros reveses nunca se aprenderá el arte de vivir.


2 comentarios:

  1. Siempre podemos sentirnos culpables. Si se mata un hijo yendo a un entrenamiento por haberle apuntado, si se mata ahogado por haberle llevado a la playa, si muere de cáncer por no haber notado nada, cuando quizá tenía solución....
    Siempre nos sentimos culpables, aunque no lo seamos.
    El problema es que todos conocemos a alguien que se ha matado con la moto, y aunque si es cierto que también conocemos a gente que se ha matado con el coche, pero como hay 50 automovilistas por cada motociclista, haciendo la estadística vemos que es muchísimo más letal ir en moto que en coche.

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  2. En los momentos de mayor turbación de Pedro necesito la ayuda de alguna persona que pudiera hacerle reflexionar para no llegar llegar a hacer semejante atrocidad, Efectivamente profesor no estamos acostumbrados hablar sobre la muerte, pero pero la muerte es nuestro compañero de viaje permanentemente no es demasiado difícil entender la angustia de un padre en momentos como este,cuando no se ve salida alguna cuando todo se ve de color negro ,cuando lo desesperanza entra en nuestra en nuestra casa

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