Contaminar nos sale muy caro.
Valorar el medio ambiente, tomar medidas para no dañarlo.
Tengo la firme convicción, que una parte de la ciudadanía aún no ha
tomado conciencia: que los gastos ocasionados por cualquier gestión pública, nos
repercuten económicamente a todos y cada uno de nosotros.

Cuando
voy a depositar cualquier desecho, al lugar destinado en Cerro 2, siento
verdadero encogimiento al ver que disponemos de una escasa valoración del medio en el que vivimos y de todo
aquello que hace posible la vida en armonia. Deberíamos todos valorar muchísimo
más nuestro hábitat, tomando las medidas necesarias para no dañarlo.
Tener
conciencia ecológica.es, ante todo, una cuestión de sentido común puesto que influye
y repercute directamente sobre nuestra salud, dinero y bienestar. Agredir el hábitat,
es a la larga, atacarnos a nosotros mismos y si no sabemos utilizar de manera
lógica y equilibrada los recursos que la naturaleza nos ofrece, estamos
rompiendo una cadena de equilibrio armónico, que se volverá en nuestra contra.
El
cuidado del medio ambiente es fundamental para nuestra calidad de vida y la de nuestros
hijos. Culpamos a grandes industrias de algunos problemas ambientales, pero no
tomamos conciencia de que nosotros también podemos ayudar diariamente y sin
apenas esfuerzo. Debemos aprender a respetar el entorno. Es necesario tener relación
con la naturaleza y saber que pequeñas y simples actitudes pueden contribuir a
evitar problemas ambientales. Debemos aprender a respetar nuestro entorno más
inmediato: si vamos dejando desechos por donde pasamos, ensuciándolo todo,
difícilmente seremos sensibles a problemas globales.
Las
mejoras ambientales se consiguen realizando pequeños cambios que pueden llegar
a tener influencia sobre el medio ambiente: Respetar nuestro entorno es
cuestión de sentido común. Es evidente que estamos destruyendo la naturaleza y
está en juego la vida de millones de especies, incluida la nuestra.
Es necesario
que el proceso de desarrollo de los países tenga en cuenta todos los elementos
que forman el entorno humano. Necesitamos un modelo de desarrollo en el que el
aprovechamiento de los recursos naturales no provoque daños irreparables; una
forma de progreso económico y social que favorezca la sana convivencia y
respeto de cada persona; un modelo basado en el comportamiento de la naturaleza,
es decir, que considere su ciclo de recuperación, y una organización del trabajo
humano que garantice un progreso sostenido en el tiempo, en armonía con la
conservación del medio ambiente y con el bienestar de todas las personas: el
llamado desarrollo sustentable o sostenido.
Si
queremos respetar la naturaleza tenemos que encontrar, otro estilo de vida distinto,
es necesario reflexionar sobre nuestra relación con el entorno natural y realizar
acciones que contribuyan a la mejora del ecosistema. Esto se consigue a partir
del respeto de los lugares donde vivimos, contribuyendo de una manera eficaz
sobre todos aquellos procesos que puedan lograr un entorno natural más limpio que
puedan ayudar a transforman la sociedad de manera global. No olvidemos que el
mundo no se acaba con nosotros, que dejamos un legado a nuestros hijos y a
futuras generaciones.
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