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4/11/16

In memoriam de Díez-Alegría.


Un credo que, también ha dado sentido a mi vida.
La lectura de este libro supuso en su contexto histórico, una manera utópica de entender la vida, de profundizar un nuevo sentido de Trascendencia. Este planteamiento visto ahora en pleno 2016 y cuando vivimos un entorno materialista puede  suponer un simple “canto celestial”, pero en realidad fue un Credo que dio sentido a mi vida, ayudándome a conciliarme con el mundo y vivir de otra manera.
Cuando Díez-Alegría fue expulsado de la Compañía de Jesús por publicar YO CREO EN LA ESPERANZA, vivía en Roma y era profesor de la Universidad Gregoriana. Eran tiempos del postconcilio Vaticano II y Díez-Alegría pidió permiso para editar su libro. No ha lugar, le dicen, y sale de la Compañía de Jesús. El libro aparece en 1972 y quince días más tarde, el periódico Il Messagero, y el The New York Times, decían: "El best seller de un jesuita español aclama a Marx y ataca a Roma".
José María Díez-Alegría
Díez-Alegría, tardó poco en regresar a España y en "tomar, como dijo, la mejor decisión" de su vida. Se fue a EL POZO DEL TÍO RAIMUNDO y puso en práctica la teología que había enseñado en Roma. Cuando llegó a Madrid, el 24 de febrero de 1974, " A los 90 años, Díez-Alegría publicó la segunda parte de su famoso libro, esta vez con el título YO TODAVÍA CREO EN LA ESPERANZA. Él mismo se consideraba un miembro más de la Teología de la Liberación, orgulloso de que el padre Ignacio Ellacuría, asesinado por el fascismo clerical de El Salvador, Jon Sobrino o Gustavo Gutiérrez le considerasen "un viejo compañero". Sostuvo siempre que en el fragor de la injusticia que vive este mundo global no cabía otra cosa que el compromiso social.
Para aquellos que no conozcan la Teología de la Liberación, les diré que es una corriente  cristiana, nacida en América Latina tras la aparición de las Comunidades Eclesiales de Base, el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín que consideraron el Evangelio exige la opción preferencial por los pobres. La Teología de la Liberación constituyó la vuelta al Evangelio que debe servir y vivir del lado de los más débiles, y las estructuras económicas deben modificarse para garantizar la igualdad de todos los hombres. El compromiso de la Teología de la Liberación está por encima de los poderes sociales establecidos, un compromiso entre personas y no entre instituciones.  

Muchos se han preguntado si el actual Papa Francisco, es un seguidor de la teología de la liberación, pero la pregunta es irrelevante. Lo importante es luchar por de la liberación de los oprimidos, de los pobres y de los que sufren injusticia. Y eso lo es con claridad indudable. Francisco hizo esta opción por los pobres, vivió y vive pobremente en solidaridad con ellos. Francisco está llevando a cabo la intuición primordial de la Teología de la Liberación y la opción preferencial por los pobres, contra la pobreza y a favor de la justicia.

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