Primera entrega del nuevo año
EL CAPITALISMO NO FUNCIONA CON LA VIRTUD. ACTÚA BASADO EN
EL INTERÉS.
Siempre que es preciso establecer opiniones sobre algunos
temas pero necesariamente se impone colocar por delante nuestras convicciones
que no deben ser necesariamente universales, pero presuponen un dato de partida
que enmarca un veredicto razonado desde la experiencia vivida no extrapolable a
nadie.

El
capitalismo NO FUNCIONA GUIADO POR LA VIRTUD, EL DESINTERÉS O LA GENEROSIDAD. Actúa
basado en EL INTERÉS, EN EL EGOÍSMO. Y por eso lo hace tan bien. Como Marx, opino,
el egoísmo es la principal fuerza motriz de todo ser humano, pero sin embargo cometía
algunos errores de base: Marx no acompañaba su política con una antropología
acorde. Por un lado, su antropología dice que todos los hombres actúan siempre
por interés; sin embargo, propone una sociedad que sólo es realizable si los
hombres DEJAN DE ACTUAR POR INTERÉS. UNA SOCIEDAD UTÓPICA. Por eso hubo que
aplicar por la fuerza, por la presión, lo que la moral fue incapaz de obtener.
Y fue así que pasamos de la bella utopía marxista del siglo XIX a los horrores
del totalitarismo que todos conocimos en el siglo XX y XXI con matices
liberales.
Hay
un libro que leí hace años titulados, CRISTO Y LOS REVOLUCIONARIOS DE SU TIEMPO,
el libro me impacto y desde entonces comprendí, que un cristiano comprometido
con su mundo jamás puede ser de derechas y menos desde un planteamiento
vivencial que se aleja de la ESENCIA DOCTRINAL. Cristo FUE, ES Y SERÁ EL
REVOLUCIONARIO MÁS GRANDE que existe, existió y existirá sobre la faz de la
tierra, ya que El cambió: la economía, las personas, las mentes, los corazones,
los tipos de vida, las familias, el mundo, aunque el precio que tuvo que pagar fue
su vida.
Hubo
y hay muchos revolucionarios como:
Ernesto “Che” Guevara, Ignacio Ellacuría, Oscar Romero, Emiliano Zapata,
Mahatma Gandhi, Nelson Mandela,
etc…, y en su mayoría murieron por sus convicciones que cambiaron muchas cosas
alrededor de ellos pero cada uno de ellos tuvieron que pagar precios
diferentes, y sinceramente los líderes de las iglesias contemporáneas pagaron poco, salvo acepciones
de última hora del Papa Francisco. Hoy
en día el que quiera imitar a Cristo tendrá que pagar el precio por ello, y lo
chistoso de esto es que la mayoría de los grandes líderes eclesiásticos de hoy
en día en vez de pagar lo que hacen es cobrar, y todo aquel que no esté dispuesto
a pagar el precio de la muerte en todo; Economía, fama, poder, morir por los
necesitados en cuerpo, alma y espíritu, ser perseguido por predicar el Evangelio
en nuestro dislocado mundo.
Para
finalizar este corto testimonio debo decir, que hay muchas personar que se han
comprometido con su mundo, con su entorno, buscando la paz a través de la
justicia, lo han hecho maravillosamente, desde convicciones ateas o agnósticas,
para ellos va mi pequeño homenaje.
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