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12/13/15

También en campaña hay que decir la verdad


El “espíritu” de Ángel Acebes, planeó este viernes por Génova
El atentado contra la embajada de España en Kabul: otro golpe a la credibilidad del Gobierno del PP y a su Presidente.
Diez muertos en la embajada española en Kabul, entre ellos dos policías españoles. Mientras el Gobierno anunciaba que el objetivo era un hotel cercano, no la embajada. Las declaraciones iniciales de Rajoy fueron sumamente confusas. La prensa española criticó duramente este sábado su desconocimiento del tema pese a lo cual intentó calmar a la opinión pública insistiendo que no “había víctimas españolas”, y que los talibanes no habían intentado entrar a la legación diplomática.
El viernes, antes de confirmarse la muerte de un policía español en la capital afgana, Mariano Rajoy se afanó a desmentir que el objetivo de los terroristas fuera la legación española: “No ha sido así. No ha habido un ataque ni era la intención de hacerlo contra la embajada de España.” Un desmentido a su vez desmentido por los hechos conocidos con posterioridad.
A ese grave error sumó dos más. Primero, aportar otras informaciones no contrastadas e inveraces: que no había víctimas mortales, solo un agente herido y no “de extrema gravedad”, cuando el subinspector Jorge García Tudela había fallecido al instante y el policía Isidro Gabino lo hizo después en el hospital. Y segundo, garantizar que todos los funcionarios de la embajada habían sido ya “liberados”, dato que, además de ser falso, contradecía la tesis de que el edificio no era el objetivo de los terroristas. ¿Por qué habría que liberarlos si el atentado se había dirigido, según la versión presidencial, contra un hotel cercano?
Confirmado el asalto talibán contra la embajada, que en total se cobró cuatro
vidas, una nota de la Moncloa ha puesto al fin las cosas en su sitio “Es un ataque contra España”, para matizar después que “se mantiene abierta la investigación y no se descarta ninguna hipótesis”. En vísperas electorales vuelven, pues, las “dos líneas de investigación” que tras el 11-M acuñó el ministro Ángel Acebes para insistir en la autoría etarra, pese a que todas las evidencias señalaban que era la represalia yihadista por la participación española en la guerra de Irak.
Cuando un país como España participa junto a sus aliados en misiones que se desarrollan en escenarios de conflicto debe ser consciente de que, tarde o temprano, puede sufrir bajas. Lo que no es de recibo es que un presidente regatee o deforme la información sobre un atentado terrorista por temor a que este dañe sus expectativas electorales. Ya sucedió en una ocasión, y las urnas le pasaron factura".
Ahora se sabe que además de los policías españoles fallecidos, el personal de seguridad y civil de la embajada “se protegió en dos búnkeres subterráneos del edificio a los que los talibanes no pudieron acceder”, según publica La Verdad de España. Mientras los terroristas estuvieron en el interior del edificio, las personas escondidas en el búnker llamaron por sus celulares a la Dirección General de la Policía en Madrid, informando lo que ocurría, lo que pone en duda la versión que la embajada no era un blanco real de los terroristas.

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