SEGUNDA ETAPA DE VALDEMORILLO DESPIERTA. LA HISTORIA DEL PUEBLO: ANALISIS


 

En mi análisis histórico de Valdemorillo destaco un fenómeno clave en el estudio de la transición política:

La persistencia de las élites locales y su capacidad para adaptarse a un nuevo contexto democrático sin perder el control del poder. Este fenómeno, ha sido común, tras la muerte de Franco. El pueblo experimento cambios superficiales, pero mantuvo dinámicas de poder profundamente arraigadas en redes clientelistas.

En términos de sociología política, la "persistencia de las élites" describe cómo los grupos dominantes, durante regímenes autoritarios, logran preservar su influencia utilizando mecanismos de cooptación, clientelismo y control sobre recursos clave. En el caso de Valdemorillo, estas élites locales, que habían consolidado su posición durante el franquismo, encontraron en las nuevas estructuras democráticas maneras de adaptarse, recurriendo a la red de favores y lealtades construida a lo largo del tiempo. Estos mecanismos clientelares les permitieron continuar ejerciendo poder, incluso cuando las condiciones formales del sistema habían cambiado.

A pesar de los cambios sociales, como el crecimiento poblacional y la llegada de nuevos residentes con diferentes intereses, las estructuras de poder tradicionales han sido notablemente resilientes. Esta situación pone en evidencia la capacidad de las élites para utilizar los cambios demográficos y sociales a su favor, integrando a los recién llegados en un sistema político que beneficia a los intereses preexistentes, o aprovechando que los nuevos votantes suelen apoyar partidos tradicionales que no necesariamente desafían las dinámicas establecidas.

El caso de Valdemorillo puede verse como un microcosmos de un proceso más amplio en la España postfranquista, donde, a pesar de la introducción de instituciones democráticas, las élites locales mantuvieron su control a través de mecanismos informales, debilitando el potencial de transformación democrática en el ámbito municipal. La resistencia al cambio de las estructuras de poder, donde los actores que detentaban el poder antes del cambio político se adaptan rápidamente a las nuevas reglas del juego sin que se produzca una verdadera democratización del poder local.

Mi análisis histórico refleja una realidad que trasciende la localidad y resuena con procesos similares en otras partes de España. Esta continuidad de las élites y el arraigo del clientelismo, pese a los cambios sociales, es un área de estudio crucial para entender los límites de la democratización a nivel local y las tensiones entre la modernización social y la inercia de las estructuras de poder tradicionales.

EN VALDEMORILLO, LAS REDES DE PODER HEREDADAS DEL FRANQUISMO LOGRARON PRESERVAR SU INFLUENCIA,

A pesar de las transformaciones socioeconómicas que trajo consigo la democracia y la modernización. La estructura clientelista no solo actúa como una herramienta para mantener el poder, sino que también se convierte en un mecanismo para reforzar las lealtades políticas y asegurar el apoyo de sectores específicos de la población. Este proceso suele implicar la distribución de favores y recursos, a menudo de manera opaca, y fomenta una cultura política en la que el intercambio de bienes o servicios por votos y apoyo político es la norma.

LA INCAPACIDAD DE LAS URBANIZACIONES, PARA TRANSFORMAR ESTAS ESTRUCTURAS DE PODER REFLEJA

una desconexión entre las preocupaciones y demandas de los recién llegados y las dinámicas políticas locales tradicionales. Este tipo de ciudadanos suele tener una perspectiva más cosmopolita, relacionada con sus experiencias urbanas, y puede que no comprenda o no se interese lo suficiente por los mecanismos informales de poder que operan en el municipio. En muchos casos, votan por partidos tradicionales que no necesariamente buscan desafiar las élites locales, perpetuando de manera involuntaria las mismas dinámicas de poder.

La situación que describo es ilustrativa de cómo las democracias locales pueden quedar atrapadas en dinámicas clientelistas que minan la transparencia y la participación ciudadana auténtica. Aunque las reformas y las nuevas normativas impulsadas desde niveles superiores del gobierno (como los avances en transparencia y rendición de cuentas) intenten corregir estas prácticas, las redes informales que se formaron durante el franquismo son resilientes y adaptativas. Esto plantea un desafío para la democratización plena del ámbito local, ya que las prácticas autoritarias de control social y económico, aunque debilitadas, persisten a nivel municipal.

El estudio de Valdemorillo, al evidenciar estas continuidades y resistencias al cambio, puede ofrecer una contribución importante para la sociología política, especialmente en el análisis de cómo las estructuras de poder local se relacionan con procesos históricos más amplios y cómo el clientelismo sigue siendo una herramienta clave.

 

Comentarios

  1. Jesús, creo que sigues de coña. ¿Me quieres hacer creer que el Gobierno impulsa la transparencia y la rendición de cuentas?
    Por si no te has dado cuenta: Desde que vivimos en esto que, algunos, se atreven a llamar democracia, ha gobernado la izquierda, la santa izquierda, mucho más tiempo que la derecha y estamos como estamos.
    Por favor, ya me fastidia que el Ayuntamiento me haga comulgar con ruedas de molino, pero tú. Por favor...
    Pasadlo bien. Andrés.

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    1. Andrés, el investigador debe llegar a conclusiones basadas en el análisis profundo de la historia y la realidad sociológica, mientras que el político debe transformar esos hallazgos en acciones concretas para el bien común, es crucial para el progreso de la sociedad.
      Debo mencionar a Pilar López Parida y su charla sobre la inauguración del Centro Cultural María Girar. Parece que esa charla, además de tener su valor, fue una fuente de inspiración para mí, especialmente en la decisión de publicar El Círculo del Ágora bajo el amparo de M21.
      Sobre este tema, si alguien me lo pide sigo contando cosas para que algún político alucine.

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  2. Profesor, es cierto que la historia, en muchos casos, ha sido moldeada por los intereses políticos y las narrativas oficiales de los gobernantes, lo que ha llevado a la creación de tabúes y silencios en torno a ciertos temas. En el caso de España, la dictadura franquista dejó una huella profunda en el tejido social y cultural del país, lo que provocó que algunos temas quedaran excluidos del debate público durante muchos años. La transición hacia la democracia, aunque vista como un éxito en muchos aspectos, también implicó la adopción de un pacto de silencio sobre ciertos eventos traumáticos, como los abusos de la dictadura.

    Valdemorillo, no sería ajeno a este tipo de dinámicas. En muchos pueblos y ciudades, los recuerdos del franquismo han estado silenciados o distorsionados por décadas, y solo en tiempos más recientes se ha comenzado a investigar y hablar abiertamente sobre ellos. Esto ha sido posible gracias a la Ley de Memoria Histórica y los esfuerzos de personas como usted, de historiadores, periodistas y colectivos de la sociedad civil que han luchado por sacar a la luz aspectos de la historia que anteriormente se habían mantenido ocultos.

    Ahora que la sociedad española ha avanzado hacia un mayor reconocimiento de su pasado, muchos de estos temas se están debatiendo con más apertura. Sin embargo, los procesos de recuperación de la memoria histórica aún son objeto de discusión y enfrentan resistencias en algunos sectores de la sociedad, lo que muestra lo complejo que es reconciliarse con ese pasado.

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