La entrevista a un intelectual centenario francés ha servido para despertarme a una nueva utopía en un mundo materialista.


En donde el consumo contrasta con la hambruna de un cuarto de la población mundial.

Voy a descansar un poco y a permitir que los demás descanséis no hablando hoy de las elecciones municipales en Valdemorillo, e intentar formular una reflexión que pueda incidir en un nuevo debate.

Algunos nos planteamos con frecuencia cómo podemos acercarnos a esa utópica sociedad de convivencia que ha rondado en nuestra cabeza con los más profundos anhelos de juventud; … y sin embargo a medida que nos vamos haciendo mayores, la posibilidad de vivir esa experiencia se va disipando. 

Es cierto que los postulados filosóficos de Marcuse o Tomás Moro van quedándose aparcados con los avances científicos, técnicos, médicos… Y el crecimiento desmesurado de una población que se ha triplicado en medio siglo. Tal vez por eso, para algunos, no es posible la utopía. Pero si te preguntan: ¿cómo imaginarías la sociedad en la que les gustaría vivir? es probable que no supieras responder, ya que estamos más acostumbrados a criticar que: a buscar medidas para resolver los problemas que detectamos.

Sin embargo, nos imaginamos una sociedad futura en la que todos los recursos naturales se acabaran y la inteligencia artificial se impusiera a la nuestra. Sin embargo, ¿no resultaría útil tener una imagen de nuestra sociedad ideal a la hora de valorar la diferencia?

Recientemente ha caído en mis manos el resumen de una entrevista realizada a: Edgar Morín, un intelectual francés de más de cien años. Sus respuestas me sirvieron para volver a tener en cuenta una nueva manera de entender la utopía.

El entrevistador, formulaba a Edgar la siguiente pregunta: En este punto de su vida cómo se define políticamente, Morín contesta: Me defino como un hombre de izquierdas, pero desde mi ruptura en con el comunismo soy independiente de cualquier partido y quiero seguir siendo de izquierdas, que significa tomar la esencia de sus tres fuentes principales: del anarquismo: el individuo libre, del socialismo: una sociedad mejor y del comunismo: una hermandad humana. Para mis estas tres nociones deben estar asociadas a una cuarta que es: la relación con la naturaleza que los enseña la ecología.

Seguidamente, el entrevistador le plantea la siguiente pregunta: ¿cómo se debe situar la izquierda frente al desarrollo económico capitalista? Edgar Morín hoy no duda en contestar: Hay que revertir la hegemonía del beneficio en todos los ámbitos donde sea posible en agricultura, dejar progresivamente la industrializada para ir hacia la ecológica. Hay que recuperar el sentido de solidaridad, el neoliberalismo económico tiende a destruir los servicios públicos por eso hay que insuflarles vitalidad. Hacen falta reformas para transformar paulatinamente la sociedad. En mi opinión, la revolución no es posible al menos tal y como ha existido, ya que ha sido más destructiva que constructiva. Pienso en la Unión Soviética (Rusia) o en China esta es una misión colectiva progresista y por el momento no hay ninguna fuerza política capaz de impulsarlo.

No tengo la menor duda que la tradición utópica está íntimamente ligada a los orígenes del pensamiento de izquierdas. Como el de Edgar Morín; y además género literario utópico, sirvió para ensayar principios sociales con gran lujo de detalles. Algunos de esos principios, como: la desaparición del machismo, la abolición del trabajo infantil o la educación universal, siguen, en parte, perteneciendo al género utópico.

Por esta razón un jubilado, cristiano y providencialista, se pregunta nuevamente: ¿hasta qué punto la izquierda actual sigue con esa ausencia de imaginación? para abordar con arrojo los retos contemporáneos como: la crisis económica, la migración y el cambio climático. ¿Es posible la utopía, para una sociedad ideal del siglo XXI, que sirva de inspiración un proyecto con un programa político de aplicación más inmediata? ¿Es posible tener un gobierno en este pueblo que sea capaz de interesarse únicamente por el pueblo de Valdemorillo? Apartando definitivamente sus intereses personales. ¡Ahora ya estoy nuevamente en campaña!

Mi respuesta es ilusionante porque si un francés con más de cien años nos sigue animando a hacer más justo y fraterno el mundo del siglo XXI yo tengo la ilusión, que espero sea compartida por muchos conciudadanos más, de hacer más justo y fraterno el Valdemorillo de ahora

Comentarios

  1. Parece que voy a ser el primero y el único que va a hacer un comentario a su texto. Recuerdo de joven que me decían en el colegio, Juan de Marcuse no se abuse no sé si esto quería decir que Marcuse era complejo, complicado de entender, o por el contrario que era una persona de izquierdas a la cual no había que prestar demasiado atención. Es cierto que la vida que nos ha tocado vivir en estos momentos, se aleja mucho de cualquier reflexión, fundamentalmente cuando nos obliga a enfrentarnos con nosotros mismos y ver efectivamente cómo está el entorno y cómo lo estamos trampeando nosotros.

    El texto de Mórin me parece impresionante y a tener en c.uenta su reflexión

    Jesús, hubo un momento de mi vida que me considera un ciudadano de izquierdas, lo cierto es que desde que estamos en democracia la experiencia izquierda derecha no lo tengo demasiado claro por eso intento votar a la persona de la cual tengo mejores referencias, por haberla escuchado en varias ocasiones y que el resultado pueda ser creíble. En estos momentos me gusta la vicepresidenta del Gobierno que ha montado un nuevo partido si continúa al frente de cualquier coalición de izquierdas probablemente la votaré en las próximas elecciones generales

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  2. La envidiable centenaria cabeza de Edgar Morin nos regala una lúcida entrevista y nos hace meditar sobre la vida misma: cultivar la parte poética de la vida porque eso es vivir. Nos alerta sobre la destrucción de la convivencia y sobre un gran peligro: la robotización de la vida.
    Y sobre todo, lo que yo creo más peligroso, la hegemonía del beneficio; esa obsesión que hoy domina nuestro objetivo, la competitividad, el ser el primero, el ganar más que nuestro vecino, en una palabra el dinero, maximizar la rentabilidad.
    Se considera Morin un hombre de izquierdas independiente de cualquier partido. Aunque no comparto sus fuentes; el ser libre no tiene color político y no es necesario haber sido antes anarquista, el comunismo lleva a sus espaldas demasiadas purgas, demasiados crímenes, demasiada represión de los que no compartían sus ideas como para tomar de él la hermandad humana. Para mi ser de izquierdas se resume en una palabra: SOLIDARIDAD. La izquierda debe conciliar la realidad económica con la justicia social, frente a un neoliberalismo, frente a un capitalismo salvaje que busca el beneficio económico, organiza la economía según los intereses del poder, siempre pendiente del crecimiento, pero el crecimiento no mide el bienestar.
    Las políticas económicas del siglo XXI han de tener otros objetivos muy distintos a los planes macroeconómicos anteriores, como son el cambio climático, la independencia energética, la seguridad nacional (visto la guerra de Ucrania) y la DESIGUALDAD.
    Quizá necesitemos un cambio de mentalidad, una revolución ideológica; algo parecido a la ilustración que en el siglo XVIII quitó del centro del pensamiento a Dios y colocó a la razón y la inteligencia. Ahora quitemos al dinero y pongamos la SOLIDARIDAD.

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  3. Bueno, este es un artículo diferente, da que pensar. Para mí, que no he leído a Marcuse, ni a Morín, me queda grande. Lo que si me parece vislumbrar en este artículo es una cierta filosofía de izquierdas que indica que las bondades de las leyes son de izquierdas. Yo lo lamento, porque lo que yo he vivido me dice que, desde que vivimos en democracia, aquí, en España, ha gobernado más tiempo la izquierda que la derecha, que yo sepa. siempre que ha gobernado la izquierda hemos terminado arruinados, con menos puestos de trabajo y desde luego con una pérdida de principios importante. Ya lo decía Alfonso Guerra: "Vamos a dejar España que no la va a conocer ni la madre que la parió". Creo. Lo que no se imaginó nunca. es que eso lo consiguieran otros.
    Si esto que vivimos ahora es una democracia, me río yo de los peces de colores; por decirlo finamente. La democracia no lo será, hasta que haya una segunda vuelta entre los dos partidos más votados, en todas las elecciones, así, serían los ciudadanos los que pondrían al más votado. Ahora, nuestro voto no vale un pimiento, cuatro "jetas" negocian en los despachos quién manda. Así nos va.
    Lo siento, tengo muchos amigos de izquierdas, y no puedo entender, que sigan poyando a gente que está en un Gobierno capaz de pactar con filo-terroristas, independentistas, gente capaz de promover y aprobar unas leyes contra la propiedad privada, contra la vida, contra la historia, contra todo...
    Lo de quitar a Dios de en medio, da que pensar, yo no veo que mejore en nada la vida de las personas, es mucho mejor tratar a los animales mejor que a las personas, convertir el aborto en un derecho o proteger a los OKUPAS o... “Sustituirlo por la razón y la inteligencia...” Una razón y una inteligencia que se pone al servicio de un Gobierno tan estupendo como el que tenemos y que no para de dar subvenciones y ayudas para comprar votos, si no es así, a mí me lo parece.
    Quitemos el dinero y pongamos la SOLIDARIDAD. Cada día estoy más convencido de que, el Gobierno, me quita el dinero con los impuestos, lo malgasta en chiringuitos y compra votos, perdón por repetirme. ¿A qué le llamas SOLIDARIDAD? ¿A dar a los inmigrantes ilegales lo que no dan a nuestros hijos?
    Estamos en época de promesas electorales. Todos, derechas e izquierdas, prometen el oro y el moro, pero, habréis de reconocerme que, como las izquierdas, no hay quien prometa más y mejor. Eso sí, luego nos dejan bien arruinados. Detrás, si hay suerte llega la derecha, que ha prometido bajar impuestos. Naturalmente, le es imposible cumplir. La deuda pública que se encuentra, no se puede pagar si se bajan los impuestos, hay que subirlos. También ¿Llamas SOLIDARIDAD a dejar, que los OKUPAS se aprovechen del esfuerzo de personas, que han trabajado toda su vida, para conseguir una segunda vivienda, que les permita aguantar la vejez con un poco más de dignidad? Amigos, no os puedo entender.
    DESIGUALDAD. Está bien la igualdad en derechos, pero, que nadie se obligue de las obligaciones. Ahora mismo, tal parece, que todo el mundo tiene derecho a todo, sin dar palo al agua. Ya está bien. Tenemos gente en el paro y tenemos que traer inmigrantes para trabajar en el campo. ¡¡¡¡POR FAVOR!!!!
    Lo siento, os aprecio un montón, pero no puedo entenderos.
    Pasadlo bien. Andrés

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  4. Yo creo que estamos asistiendo al fin de uba era y no tenemos un repuesto factible para la siguiente. También creo que este tiempo cambiante está dejando muchas cabezas escusadas en una retahíla de valores que no es que no sean útiles, sino que no fueron nunca ejes fundacionales. Claro esta que explicar ciertas cosas a ciertas alturas y en determinadas circunstancias lo mismo va a dar. Lo que di es para tener en cuenta es que el presente se construyo, es fruto de un pequeño anterior, y dado el presente oreapocaliptico el empeño del virtuosismo generacional ha sido una rotunda mierda que no se rescata ni con toda la solidaridad adelantada de los siglos venideros. Una pena.
    Por lo demás sigamos con el menudeo, en algo hay que entretenerse.

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