Tenemos un alcalde sin nada que ofrecer

 

Sólo faltan días para las elecciones. 

Este Edil, lleva más de tres años gobernando y en este momento toca hacerse algunas preguntas. ¿Qué proyectos ha puesto en marcha el gobierno para modernizar Valdemorillo? ¿En qué ha mejorado tu vida como vecino? Preguntas con difícil respuesta, ya que la falta de ideas e iniciativas de Santiago fue importante ya que el Alcalde ha tenido siempre su mente regresar la CAM.

En la actitud nada edificante de ese alcalde hay, al menos, dos problemas. Uno institucional y otro ético o de conducta. Sobre el institucional no me detendré, pero no deja de ser pintoresco que quien debe ser sujeto de control político por el Pleno sea a su vez presidente del mismo y, por tanto, de la conducción de los debates.

“El político se esforzará por crear una imagen atractiva, pero a la postre lo que cuenta en él es que ‘predique con el ejemplo’, puesto que, en el ámbito moral, sólo el ejemplo ‘predica’ de modo convincente, no las promesas ni los discursos” (Montesquieu, Cartas Persas)

Ese alcalde,  no ha sabido desarrollar la competencia institucional básica de: representar dignamente a la institución. No solo mancha su reputación (en este caso un tema relativamente indiferente, pues es problema suyo), sino del pueblo (y la del conjunto de la ciudadanía) a la que debe representar. Aspecto mucho más grave. Su comportamiento  evoca una pésima comprensión de su rol institucional de alcalde: sólo representa “a los suyos”, e intuyo que muchos de los “suyos” (al menos, los electores) estarán arrepentidos de haberle votado. Tampoco ha sabido admitir la crítica, como  forma de conocimiento imprescindible para  rectificar.

Valdemorillo continua en una situación de parálisis. Perdiendo el tren que sí han cogido otros pueblos, que están creciendo, próximos a Madrid. El gobierno permanece suspendido en el tiempo viendo desde lejos cómo pasan cosas a su alrededor y cómo otros pueblos de crecimiento  sí encaran de forma valiente los grandes retos del siglo XXI: políticas de igualdad y diversidad, reequilibrio territorial con decisiones firmes sobre el mayor problema que vive en el pueblo, la sanidad y las urbanizaciones (solamente al final de la alcaldía está mostrando, algún guiño electoralista, con las urbanizaciones cada vez más abandonadas) 

El alcalde no sólo no tiene un papel relevante en los debates que marcarán las poblaciones del siglo XXI, sino que está perdiendo posiciones de vanguardia en muchos temas. Como la integración de las EUCC. Y eso sin tener todavía a Vox en el gobierno, y habiendo pactado después de la moción de Censura con una concejala que fue apartada del PP, y que para seguir en el Control creo otro partido. La única opción que podría tener para mantener la alcaldía si consiguen sumar entre ambas fuerzas. 

Son más de tres años en los que no se ha creado nada especial, no se ha mejorado el transporte. La limpieza de las calles, un nuevo Centro Sanitario, no se han construido nuevas escuelas infantiles más allá de las que ya estaban en marcha, en los que se han frenado las políticas de apoyo a las urbanizaciones, en los que no se ha avanzado nada en políticas de rehabilitación …. Tampoco se ha adelantado nada en políticas de emancipación de los jóvenes. De hecho, no se han iniciado viviendas públicas.

Valdemorillo, no necesita guerras ideológicas, sino proyectos de futuro. El pueblo tiene que dejar de ser una pieza de intereses, de los que llevan aprovechándose del pueblo demasiados años; constituyéndose en un tablero de las batallas entre nuevos partidos, montados desde los intereses de algunos,  que cambian a merced de los intereses personales de sus impulsores.

En cualquier caso, el Partido Popular y Ciudadanos no pueden seguir mirando para otro lado. Es importante que actúen. Que reprendan públicamente esa actitud y obliguen al alcalde a una rectificación radical expresa. Tienen muy poco tiempo, y en primavera hay una importante cita con las urnas y la ética no es cosmética. El PP de Madrid, debe una rectificación creíble a la ciudadanía y al resto de los representantes municipales. 

El reloj corre en contra. El daño está hecho, pero de los errores también se aprende sobre todo si el perdón y la corrección son sinceros. La rendición de cuentas también es eso. No sé si algunos son capaces de percibir tales matices en época de brocha gorda.