Carta abierta, dirigida a Dña. Isabel Díaz Ayuso

Cuando una parte de los ciudadanos no vota en las elecciones locales. 

Sra. Presidenta, cuando no se tiene confianza en los gobiernos locales, la abstención está presente. Y como cuenta el refranero popular,  "el mayor amigo de la verdad es el tiempo; su más encarnizado enemigo, el prejuicio; y su constante compañera, la humildad".

En las en las elecciones municipales de Valdemorillo,  la abstención se incrementa a medida que la población de las urbanizaciones aumenta. Ya que aun sabiendo que, no mienten todos los políticos y los hay que mienten algo y a veces, y otros intentan mucho no mentir. Los que más mienten son los infectos para intentar tapar sus actos, es evidente y explica un determinado tipo de mentira; y usted, Presidenta, sabe el daño que hicieron en Madrid los políticos impresentables que fundamentaron su política en las mentiras. 

Presidenta, no saber a quien votar, incrementa la abstención. Si tuviéramos en cuenta el porcentaje en las elecciones Locales de la Subdirección General de Política Interior y Procesos electorales del Ministerio del interior. Valdemorillo va disminuyendo su participación a medida que las urbanizaciones se incrementan, y la gestión local miente en su comportamiento con las urbanizaciones. Los efectos de la mentira en política suelen tener consecuencias en la vida de los ciudadanos y es un factor que influye en el rechazo hacia ese comportamiento, que posee una dimensión pública.

Pero lo cierto es que, la población de las urbanizaciones es superior a la del pueblo, circunstancia que motiva que ese sentimiento de abandono, fundamentado en la mentira se vea incrementado. El monto total aumento desde que tenemos datos en 5,18 puntos porcentuales y si analizamos el cuadro adjunto.

1987	1991	1995	1999	2003	2007	2011	2015	2019
18,44	21,91	20,40	29,16	27,05	28,94	30,64	32,35	33,58

Teniendo en cuenta los valores estadísticos de su participación en las Generales, se obtiene como concusión que, el bajo interés participativo está motivado por la desconfianza en los políticos y el no sentirse arraigados en la vida del pueblo.

Al parecer en Valdemorillo, ningún político se preocupa demasiado por la abstención, al tiempo que demuestran su miedo a lo que puede significar de crítica radical (y muchas veces desprecio) por parte de la ciudadanía. Con llamamientos a la participación y acusan a los abstencionistas de malos ciudadanos. En este pueblo esa abstención se fundamenta en que los políticos además de no ofrecer credibilidad, se ocupan más del poder que  del servicio a sus votantes; y ninguno de los temas, de posible corrupción,  fueron resueltos, a pesar de reclamarse por una parte del pueblo.

El Ayuntamiento, con demasiados silencios, sigue callando ante la injusticia que es la causa de muchos de los males que padecemos. El silencio ante los "chanchullos", aunque sea de bajo nivel, es significativo y no se practican las denuncias, sin embargo las insinuaciones en los Plenos son frecuentes. Pero, si no se pone por delante la cultura de la honestidad, de la decencia en el manejo de los asuntos públicos antes de los compromisos con el partido, o con el colega; entonces que no nos cuenten historias sobre la regeneración de la democracia.

Por otra parte Presidenta, la democracia de partidos ha dado paso a la democracia de opinión, que tiende al pensamiento débil del pueblo, fruto de pactos “contra natura”. Resulta incomprensible, “Kafkiano”, la alianza entre el Partido Popular y su antigua socia del PP “destronada” por su aparato. Además, esta persona muy temida por el alcalde, fue la instigadora de la ultima  crisis de gobierno en el voto de censura. Esta acción, por diferentes causas, perjudica frontalmente los futuros intereses electorales del PP y coloca a su electorado frente a las cuerdas. Por tal razón es difícil entender que el PP de Madrid no se pronuncie sobre este pacto que implica imputación, añadida, actualmente en marcha. Sería deseable que este "enjuague" de pactos sean analizados.

Es incuestionable que,  la política es necesaria e ineludible para arbitrar las ideas y los intereses contrapuestos de la sociedad. Pero sin usarla como un servicio, como un ejercicio de contrapoder, cuando no es transparente, cuando no está marcado por el respeto al adversario, cuando no es sincero. Entonces se convierte en el juego y el capricho de unos cuantos que se reparten las influencias, los intereses, las consignas y el dinero del contribuyente con el mínimo esfuerzo.

No es extraño, entonces, que la abstención sea alta. No es un fracaso del sistema, es un fracaso de gestión por la ausencia de autocriticas fundamentadas en lo que resulta racional para el pueblo. Sin crítica y sin autocrítica, es imposible mejorar en cualquier gestión.

Presidenta, para finalizar: la autocrítica  señala aquello que se ha realizado mal, pero se asume y se afronta una manera que permita alcanzar unos objetivos. Puntualiza una conducta y genera posibles alternativas para aportar soluciones.