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12/04/20

Señores y señoras que están viviendo de la política no hagan teatro

 

ESTÁN OFRECIENDO UNA IMAGEN BOCHORNOSA.

La política está apareciendo como un espectáculo, muchos políticos actúan como verdaderas estrellas y los votantes miran los debates políticos como si de un circo se tratara.

Siempre ha habido demagogos, pero el problema está en las proporciones, en la falta de sensatez que los neutralice. Desgraciadamente, se ha apostado por la bronca como música de fondo; la agresividad se ha convertido en un punto favorable a los ojos de los políticos, que son los que tienen máxima presencia mediática.

Es decepcionante y frustrante ver cómo en el trasfondo de todo esto solo está la búsqueda del interés político, el arañar votos y el culpar al oponente de una nefasta gestión cuando todos y cada uno de ellos deberían formar parte de la solución y no del problema. Al final, estamos los ciudadanos hartos, hartos de una clase política sobrecargada de casos de corrupción de todos los colores que hemos tenido que pagar entre todos y saciados de ver frecuentemente este espectáculo bochornoso.

Lo verdaderamente lamentable es que a los políticos se les olvida que ellos tienen el deber de ponerse al servicio de la gente. Si no saben situarse, aprendan, tomen medidas, por impopulares y dolorosas que sean, y pónganse inmediatamente a trabajar en cómo reconstruir, cómo ayudar económicamente a los que en este duro camino están pasándolo muy mal. Y si no tienen altura de miras y no saben estar a la altura de esta situación, háganse a un lado. No son dignos, con la que está cayendo, de sentarse en su silla de representante. Somos muchos ciudadanos los que sentimos la desesperanza de ver que esta clase política no está capacitada para sacar este país adelante.

Dentro de nuestro espacio local, aquí en Valdemorillo, yo invito a mis lectores a que vean con detenimiento, a través de las grabaciones de Plenos, los debates políticos de los concejales, reparen en el nivel de razonamiento para aprobar o rechazar cualquier propuesta presentada por la oposición y comprueben la superficialidad argumentaria para defender una tesis. La “partiditis”, es capaz de anular cualquier voluntad individual, y lo que es peor, el  verdadero interés de la mayoría de la ciudadanía. La representación teatral Plenaria está servida y el guion venia aprendido desde casa. Reparen las diferentes intervenciones de alguno de nuestros representantes en las propuestas presentadas.

Y mientras tanto, los ciudadanos nos convertimos en espectadores, consumidores o hinchas. La política adopta comportamientos y dinámicas propias de la “tele basura”, de la lógica. La democracia no puede existir sin debate de lo público, y éste se ve depuesto por mercadeo barato de discursos emocionales e ideas-eslogan: populismo y simplificación. Lo verdaderamente lamentable, es que los ciudadanos adquirimos el papel pasivo del espectador-hincha: disfrutamos el entretenimiento y nos posicionamos emocional y apasionadamente en alguno de los bandos.

Para terminar, decía Groucho Marx, “Estos son mis principios, si no le gustan, tengo otros” eso podría atribuirse a cualquiera de los líderes, que han pasado del marxismo a la socialdemocracia, de la socialdemocracia al liberalismo, de la derecha al centro y …. Si la política se desvincula de lo público y se materializa de espaldas a los verdaderos intereses de la ciudadanía que los voto, entonces los principios y la ideología no cumplen ninguna función. Más bien son un estorbo.

 

2 comentarios:

  1. Hay un alto porcentaje de personas que se está manteniendo al margen de este circo bochornoso que nos están ofreciendo los profesionales de la política. Todos aquellos que se oponen por consignas partidarias a pesar de pensar de otra manera, aquellos que mienten sistemáticamente a la hora de emitir su voto.

    En la TV estamos viendo un espectáculo bochornoso cargado de descalificaciones y sin ningún respeto hacia el votante pasivo. Esto no es democracia, al menos no es la misma que estamos viendo en Francia, Inglaterra o Alemania.

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  2. El Covid-19 ha propiciado la promoción de miles de alertas falsas y desinformaciones. Los hechos, veraces o falsos, cuentan menos que la opinión que nos suscitan. Todo resulta opinable por cualquiera. La actualidad ha dejado de ser un proceso informativo para ser un estado de opinión. Hoy la realidad se “conforma” a través de la opinión. Y el valor social de la televisión, medio preferido por más del 90 por ciento de los ciudadanos para informarse, sigue aumentando.
    ¿De quién es la culpa? N parece que los responsables somos todos. Eso al menos dice el número dos del PP. afirma que los ciudadanos están muy enfadados por esta crisis y ¿es normal que esa crispación y ese enfado de la gente en la calle se traslade al debate político?

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