CÓMO SE FRENAN Y SE DENUNCIAN.
Hay personas que cuando conducen, se
transforman y se llenan de ira, lo mismo ocurre al navegar por la red. Cuando
nos comunicamos en el mundo digital escribimos lo que no somos capaces de decir
cara a cara. El “anónimus” y cierta
sensación de impunidad contribuyen a mayor violencia verbal. Pero, lo que comentamos en redes sociales deja huella,
algo que deberia ser regulado por Ley.
El odio es difícil de concretar. Normalmente, significa animadversión, desprecio, asco… y algunas veces falta de inteligencia emocional. Una combinación de trastornos negativos que dan lugar a la inquina. Un sentimiento, más propio de personas inadaptadas que manejan la red como liberadora de rencor.
Las multinacionales de internet se encuentran inmersas en una batalla contra la difusión de la desinformación, un fenómeno que preocupa cada vez más. Un dilema que enfrenta a plataformas y redes, como vectores de distribución de bulos e informaciones tóxicas que afectan directamente al núcleo de su negocio. ¿Deben impedir que los usuarios compartamos sus contenidos? ¿Son estas empresas responsables? ¿Se puede obligar a que filtren previamente los contenidos? ¿es tan sencillo que alguien pueda insultar o lanzar un bulo sin identificarse? …
La expansión del coronavirus y las medidas de confinamiento han incrementado el uso Internet, que se han convertido en un perfecto campo de cultivo para la difusión masiva de bulos en la red. En ocasiones comentarios más o menos inocentes, pero que pueden atentar contra el honor de personas. La difusión de bulos no está tipificada como tal, pero su puesta en práctica puede encajar en delitos recogidos en el Código Penal castigados con cárcel.
El “odiador”, es aquel que ataca con comentarios negativos/ofensivos a alguien a través de las redes sociales. Porque el personaje público le cae mal, porque no comparte sus ideas… o por el motivo que sea. Hay decenas de casos de personas que han sufrido estos ataques. El “odiador”, actúa escudado por una pantalla de ordenador o de móvil, “sin ser consciente de las consecuencias de sus ataques. Porque, cuando ataca más de tres veces, ya sea en el perfil de la víctima, por email o en sus propias redes (ofendiendo, haciendo un llamamiento contra la víctima) es denunciable, y se debe denunciar, se considera delito de acoso.
Conocer la procedencia del “Anónimo”, es muy fácil, más de lo que pensamos. Hoy en día, con la dirección IP (un número asociado a nuestra red de internet) se puede descubrir cualquier componenda, saber el origen de lo que escribas en internet, absolutamente todo queda registrado. Dejamos un rastro virtual, estamos asociados a un email desde donde hemos creado un perfil, a una geolocalización. “Todo “odiador” tipo tiene un perfil falso y otro real y siempre se acaban conectando por la IP, por el tipo de comentarios, las horas de publicación, el uso del lenguaje, hasta por las mismas faltas de ortografía.
Terrible, es terrible el nivel de insultos que se pueden liberar y la mala leche que puede concentrarse en un escrito. Incluso se puede añadir el DOM, como de un capo de la droga se tratara.
ResponderEliminarEs necesario que cada persona asuma su responsabilidad en lo que escribe y sepa a lo que se expone con insultos y mentiras. Nadie tiene derecho ni potestad para hacer de menos a nadie aunque se trate de un político sin identificarse convenientemente.
Sin embargo el debate es imprescindible tomando por regla el respeto y la defensa de la dignidad
Pues veamos, basta encender la tele y conectar un canal en el que un programa deja de manifiesto como es la sociedad española en función del índice de audiencia que tenga esa emisión concreta. y tiene una maravilla de audiencia, de hecho el canal que tengo en mente tiene casi toda su parrilla organizada en una función: la de metemierda y hacer caja. y aquí no pasa nada. la cantidad de leyes que se han vulnerado con comentarios vilipendiadores expresados en esos programas, las situaciones artificiales de falta de ética que se presencian, la falta de respeto y el escarnio por sistema, tienen repercusión en los espíritus menos sólidos y con las capacidades cognitiva menguadas, o simplemente dan rienda suelta a los "cabrones", porque esas emisiones son educadoras y asientan el principio de permisividad y de normalidad. y aquí no pasa nada. luego, oh maravilla, nos maravillamos. pero aquí no pasa nada. y pasa una cosa, pasa que la pasta no es el fin último que para conseguirlo todo vale. pues no.
ResponderEliminarIván Pitzolu, las redes sociales han transformado la forma en que hombres y mujeres se relacionan e interactúan entre sí. Las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs), son espacios donde se realiza una exposición de la vida personal, que suponen nuevas formas de violencia y control El aumento de las denuncias interpuestas por mujeres víctimas de acoso y violencia de género.
EliminarEn nuestra vida siempre nos cuesta más encajar el efecto que provocar la causa y cuando tomamos una decisión en la que están involucradas otras personas sus consecuencias pueden ser aciagas, fundamentalmente cuando tengas que vivirlas en tu propio ser. Por esa razón, hay que ser cuidadosos con las palabras que después de dichas solo pueden ser perdonadas y casi nunca olvidadas.
Todos disponemos en nuestro interior de un sutil equilibrio, donde cualquier variación ocasiona una reacción y las vivencias pasadas siempre afloran. Sin embargo, es necesario asumir que las “causalidades” existen y nos determinan en muchos casos. La vida es un aprendizaje continuo para entender que una acción, siempre trae asociada una consecuencia. Que las palabras tienen el poder de herir o sanar. Que un pensamiento genera un tipo de emoción y esta, a su vez, puede ayudarnos a ver el mundo de un modo u otro.
LA VERDAD.
ResponderEliminarAyer noche vi esta película. Basada en una historia, que cuenta la CBS, sobre el Presidente Bush, en la demostración de veracidad o falsedad de unos documentos, que demostraban, o no, un engaño del Presidente en su periodo militar.
Hoy, para bien o para mal, yo creo que, para mal, la verdad y la mentira bailan juntos, sí, me sale juntos y no juntas, porque estoy hablando de conceptos y no de conceptas. Lo aclaro por si alguno se pica.
Aquí, parece que solo hablas de esto que llamamos redes. Pero ¿Hay alguna red peor y más maldita que la de las televisiones, radios y periódicos? O ¿La de cualquier gobierno de pueblo, de comunidad o de estado? Ellos se pueden permitir el lujo de no ser anónimos, tienen las espaldas cubiertas. Tú y otros muchos y yo tenemos que medir lo que decimos. Dentro de nada tendremos miedo, igual que los anónimos, de hablar y de salir a la calle o dar la cara. Ya se nos acusa de habernos tirado al monte o de conducir en dirección contraria, o de que solo las piamos unos pocos, que el resto piensa diferente, cuando lo cierto es que no piensan, que pasan de todo y cuando se den cuenta, ya será tarde.
Estamos recogiendo lo que hemos sembrado, de que nos vale presumir de principios, si ya el amigo Groucho avisaba de que hay que tener unos cuantos y diferentes para sacar en cada momento los que interesen. Don Pedro y Don Pablo, Otegui, los independentistas y separatistas y tantos y tantos políticos, saben de esto mucho más que nosotros. No tenemos escapatoria.
Alguien dijo: Nada es verdad ni mentira, todo es del color, del cristal con que se mira.
Las redes, como la tecnología, pueden ser buenas o malas, según el uso que hagamos de ellas. Otra cosa es que, si aparece un ministerio de la verdad, alguien nos haga vivir un infierno, sin necesidad de estar muertos. ¡Vaya! A modo de “eutanasia selectiva” o nos consideraran material de desecho, que es lo que se lleva ahora en la medicina ultra moderna del corona-virus. ¿Qué no? Pensado un poquito.
Pasadlo bien. Andrés