Buscar este blog

11/18/20

EL COVID NOS HA CAMBIADO LA VIDA Y LA CONCILIACIÓN FAMILIAR

 

Debemos cuidar a las personas, solo así podremos cuidar la economía.

Nunca hasta ahora un mal había ocupado tanto en nuestras reflexiones. Desde hace meses los medios de comunicación y las redes sociales no hablan de otra cosa que de la Covid19. Estadísticas más o menos aterradoras, testimonios, consejos prácticos e incluso chistes acerca de la enfermedad y los nuevos hábitos de vida que nos ha traído ocupan gran parte de nuestro tiempo.

Ha paralizado el mundo, no sé si sería posible comparar esta situación actual con otros momentos. Tampoco en cuanto a contextos sanitarios, ya que la situación de España no es la misma que la de otros países, aun siendo vecinos.

Estamos pasando una crisis que ha afectado a todos los países, también a los más ricos, no como otras epidemias globales que afectaban a regiones más pobres con menos recursos para prevenir y tratar las enfermedades.

Las crisis económicas traen consecuencias sociales, todas las crisis, pero la sanitaria arrastra una económica. A medida que van pasando las semanas, vamos cayendo en la cuenta de colectivos a los que les está afectando: a las personas sin hogar, a jóvenes en pisos tutelados, inmigrantes, mayores que viven solos, personas con discapacidad intelectual, personas con enfermedades crónicas, mujeres maltratadas…

Un apretón de manos, una caricia, un abrazo, un achuchón o un beso se han convertido en gestos prohibidos desde que estalló la crisis del coronavirus. La distancia social como la principal medida para evitar el contagio del temido virus no permite disfrutar, o al menos no en gran cantidad, de los beneficios de todos esos gestos de afecto y cariño que son una manera de entender la vida y las relaciones sociales. Porque tenemos miedo, claro, ¡cómo para no tenerlo! Y no solo desasosiego a contagiarnos sino también miedo a las consecuencias que esta situación pueda tener para nosotros y nuestras familias, no por egoísmo sino más bien por pura supervivencia. El miedo aumenta cuando aumenta la incertidumbre, y ésta cuando aumenta el desconocimiento, en cualquier ámbito, en cualquier situación, en cualquier colectivo.

Uno de los aspectos que a mí me está llamando mucho la atención es el tema del teletrabajo. Hasta hace unos meses era impensable poder trabajar en casa, con flexibilidad incluso en el horario. Era como si el empresario perdiera por ello la autoridad, el control. Conseguir que se aprobaran medidas de conciliación familiar y laboral era impensable o muy difícil. No digo que solo el teletrabajo permita la conciliación, pero sí ayuda, cambia las relaciones entre los miembros de la familia, los padres pueden pasar más tiempo con sus hijos, otro tipo de convivencia, de distribución de los tiempos, etc. La otra cara es el teletrabajo en contextos monoparentales, o en entornos familiares conflictivos, violentos. Esta situación empeora lógicamente, y el teletrabajo se puede llegar a convertir en otra fuente de problemas.

Cuando pase esta crisis, si queremos cambiar, si tomamos esta situación como un pilotaje que nos permita ver cuánto podemos transformar nuestras vidas en una situación como esta y sabemos aprovecharlo, creo que sí se podría alumbrar un nuevo modelo social. Eso sí, hay que nutrirlo desde una perspectiva de la ternura, del amor y no del odio. Contagiarnos en la creencia de que podemos tener una sociedad mejor. Aprender de los errores y no ensalzar lo que algunos hacen mal, darle la vuelta y potenciar lo que como ciudadanos, como personas hacemos bien. Potenciar, poner en valor el bien común.

 

4 comentarios:

  1. Efectivamente, el dolor de la pandemia ha marcado definitivamente nuestra época, persistirá mucho después de la remisión del virus. Cuando acabe la crisis inmediata, muchas personas habrán sufrido pérdidas inimaginables. Un gran número habrá perdido a seres queridos, cantidades ingentes se habrán quedado sin empleo y tal vez sin hogar, y varios cientos de millones habrán experimentado la angustia y la soledad del aislamiento social.

    Pero también habremos ganado algo: la posibilidad de elegir.

    Cuando salgamos de este trauma colectivo, podremos decidir volver a la antigua trayectoria o aprender de la experiencia para tomar decisiones diferentes con vistas al futuro. Me considero partidaria de aprovechar esta negra experiencia para intentar ser un poco mejores personas. Darnos cuenta de todo lo que debe ser importante en la vida y rechazar aquello que nos perjudica como personas que estamos de transito

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Resulta indudable que somos personas frágiles y que cualquier circunstancia nos puede hacer cambiar nuestro modo de vida de forma definitiva.

      Es indudable que deberíamos sacar enseñanzas de esta pandemia en un momento de crisis de valores morales, para darnos cuenta de nuestra debilidad ante el mundo y sus circunstancias.

      Yo he perdido a mi marido que se encontraba perfectamente y en una semana este virus maldito se lo llevó dejándome un vacío enorme y una tremenda impotencia.

      Eliminar
  2. Don Jesus, usted que tiene comunicación con el Señor Alcalde, me gustaría saber que ha pasado esta noche con una intervención Policial sobre la ocupación de dos viviendas.
    Gracias

    ResponderEliminar
  3. Espero que usted escriba sobre lo tratado en el Pleno Municipal de esta mañana. Fundamentalmente la postura de la Concejala de urbanizaciones, toda una incomprensible contradicción ¿Que correría sobre su cabecita para llegar a semejante conclusión. Nuevamente los intereses de permiso se desmarca de la realidad de la cuestión.

    Debería escribir pidiendo la dimisión de esta concejala como representante de las urbanizaciones ante el gobierno municipal.

    ResponderEliminar

Conclusiones del pleno de hoy jueves

  Carta abierta al Señor Secretario municipal y al alcalde de Valdemorillo. Perdóneme Sr Secretario, pero la posición que ha tenido en...