LO ÉTICO Y LO ESTÉTICO DE CADA DIA

 ¿SOMOS RESPONSABLES DE LO QUE NOS ESTÁ PASANDO?

De vez en cuando necesitamos sentarnos y pensar, hoy puede ser un buen día. Con la tranquilidad necesaria y una gran dosis de honestidad, verdad y sentido común. Nos situamos en el momento al que hemos llegado, e intentamos decidir ¿HACIA DONDE QUISIÉRAMOS IR SI TUVIÉRAMOS LA CAPACIDAD DE HACERLO?

Hoy me he levantado con ese propósito,... y de la misma manera que otras veces, he obtenido conclusiones parecidas, pero que he decido escribirlas y exponerlas para quien quiera leerlas.

En la relación de los hombres y mujeres con lo cotidiano, lo ético refleja las relaciones morales y valora las acciones del individuo y de los grupos humanos. Lo estético se realiza material-sensorialmente de aquellos aspectos de las relaciones sociales objetivas, que contribuyen o no al desarrollo del individuo, a su libre actividad orientada a crear lo bello, a luchar contra lo feo. Sin embargo la ética estudia el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto y sus relaciones con las normas y el comportamiento humano. La unidad de lo estético y lo ético es una regularidad objetiva que se manifiesta en lo cotidiano.

No resulta ético, ni tampoco estético, que el ciudadano contribuyente vea que los policías municipales se reúnen en la barra de un bar del pueblo todas las mañanas, mientras estamos reclamando mayor vigilancia policial en el pueblo y en las urbanizaciones, tampoco  ver a la empleada municipal que en las horas de trabajo está haciendo la compra en un supermercado. O que el político con responsabilidad la use para obtener algún beneficio complementario,.. o que el ciudadano robe por la noche el fruto de la higuera del vecino.

Sin duda, hay factores que condicionan nuestra vida y que se escapan de nuestro control. Pero tampoco es ético ni estético, pensar que el origen de todos nuestros males nos es ajeno.  

Jean Cocteau: “a partir de cierta edad, todos tenemos el rostro que nos merecemos”, o lo que es lo mismo, somos el resultado de lo que hemos sembrado y de lo que queremos ser, incluyendo ahí nuestros errores y nuestros aciertos.

En el ocaso de la vida he llegado a la conclusión que el poder y el dinero tienen menor valor del que le damos, ya que cuando salimos de este mundo no nos sirve para nada.

El carácter y la manera de ser de los españoles tienen aspectos buenos, incluso envidiados en otros países. Somos personas sociables, solidarias, optimistas, que sabemos disfrutar de la vida, pero también tenemos nuestras sombras que, en ocasiones de crisis como la que vivimos ahora, no nos ayudan demasiado. Las palabras sacrificio, esfuerzo, ahínco nos hacen cierto daño al oído y, a no ser que nos veamos con el agua al cuello, preferimos no recurrir a ellas. No nos olvidemos que somos en el que la figura del pícaro ha sido elevada a obra maestra de la literatura.

Cuando se generaliza, cometemos la injusticia, yo el primero, de meter a todos en el mismo saco y, hay grandes empresas españolas y muchos profesionales llevando muy alta nuestra bandera por el mundo, pero, lamentablemente, la laboriosidad y el esfuerzo no es lo que nos define como pueblo. Si somos sinceros ¿qué parte del milagro económico español, ya casi olvidado, se debió a nuestro propio esfuerzo? Si sacásemos porcentajes de mérito, mucho me temo que no saldríamos muy bien parados.

Llevamos meses, años, décadas, quejándonos de nuestros políticos a la que achacamos casi todos nuestros males. Es cierto que la calidad profesional y moral de un gran número de nuestros dirigentes deja bastante que desear, pero, quizás, haya llegado el momento de hacer todos unos exámenes de conciencia y asumir nuestra cuota de responsabilidad en la construcción del camino que nos ha llevado a la situación que ahora padecemos en Valdemorillo. Entramos en el eterno dilema de si los gobernantes son el reflejo del pueblo o si, por el contrario, el pueblo es el reflejo de sus gobernantes. Estoy convencido de que es lo primero: ellos están en en el Consistorio porque nosotros les votamos, y ahí no hay excusas que valgan. ¿Cómo es posible que sigan sentados en los Plenos personas que fueron ediles y ahora comprobamos cual fue su gestión?

Como ya he dicho antes, ha llegado el momento de tomar consciencia de nuestra cuota de responsabilidad en lo que somos, para bien y para mal, como sociedad, y en lo que queremos llegar a ser a partir del momento actual que vivimos, dejando, para ello, de preocuparnos tanto por encontrar la paja en el ojo ajeno para, ¡por fin!, darnos cuenta que nosotros tenemos una viga en el nuestro.