A quien corresponda

Soy un jubilado ignaro que pretende ser sociólogo en sus ratos libres.

Hace pocos días, una mujer que fue influyente en este pueblo durante muchos años me indicaba que era un “ignorante en política, derecho” y que también que mis conocimientos eran escasos en arquitectura. Es posible que tenga razón, ya pertenezco a la tercera edad, a un estado de incompetencia… y mí memoria se quiebra; pero no falla el conocimiento para detectar: la mentira el engaño y la falta de ética, también para descubrir los “intereses” de algún político de este pueblo.

Efectivamente, ahora soy un jubilado ignorante, que pretende ejercer de sociólogo en los ratos libres aprendiendo algo que me permita analizar la trayectoria de algunos políticos de este pueblo y para conseguirlo aprovecho las enseñanzas de Max Weber, además de leer el libro: “La Esencia y Valor de la Democracia” de Kelsen Hans; yo aconsejo su lectura exalcaldesa para que conozca cómo debe ser la política  en democracia.

Sepa usted Sra., que el"poder"en su contexto social se ocupa la sociología política, también del estudio y la facultad de un grupo o un individuo o individua para seguir una línea de acción, tomar y poner en práctica decisiones. Porque el poder puede manifestarse a través de la capacidad de influencia o sobre la posibilidad de una sanción punitiva. El hecho clave es la capacidad de control y manipulación que poseen unos seres humanos sobre otros. El poder procede de cuestiones tan difusas y volubles como son las creencias de los ciudadanos y la opinión pública, entre otras fuentes. El poder es un prodigio universal en la sociedad, pues lo encontramos en todos sus niveles: en la familia, el mundo del trabajo, la educación, la función pública…

También he podido saber que la relación de los políticos con el dinero es ambigua; sin embargo, el problema no es esta relación sino su lado oscuro: los recursos obtenidos de manera ilegal a través de múltiples vías y sus efectos sobre la democracia, la pérdida general de confianza y la sensación de que no es la sociedad, sino una minoría privilegiada, la que decide los asuntos públicos.

Seguimiento del blog esta semana. 14/6/2020

Sin embargo, el grueso de los recursos que se destinan a la intermediación política se utilizan para violar la legalidad. Esto genera efectos devastadores para la democracia, al vaciar de sentido dos de sus principios fundamentales: el de la igualdad de oportunidades para todos los candidatos y el de la pluralidad de ideas y alternativas para los electores. El efecto sobre los políticos también es grave cuando estos traicionan la confianza de sus votantes, convirtiéndose en “vividores de la política”, como los calificó José María Aznar.

Debo decirle, Sra. Exalcaldesa, que mientras se estaba estudiando su fracasado PGOU. Su presencia en las oficinas de la CAM (que estudiaba su Plan) era tan frecuente que los funcionarios estaban sorprendidos por su interés. Siempre me asalto la duda ¿verdaderamente lo que usted buscaba era el interés del pueblo? o ¿el de todas las empresas que disponían de verdaderas utilidades especulativas? Eso lo sabrá usted y se conocerá cuando algún político del gobierno actual o de la oposición quiera investigar, un poco este asunto y sirva para conocer los verdaderos intereses del su Plan. Las calificaciones urbanísticas de los terrenos y sus propietarios. Esto aparece con la documentación también la relación de los promotores agraciados; pero el PGOU de Valdemorillo estaba tan lleno de interrogantes que la CAM prefirió desestimarlo.

Desgraciadamente, eso tampoco sorprendió a los Sres. y Sras. Concejales de la oposición que no se exigieron responsabilidades de ningún tipo. Aunque me imagino que algunas empresas promotoras sí lo hicieron

Sra. Exalcaldesa, como vecino de este pueblo, en múltiples ocasiones he querido conectar con usted para contrastar algunos datos, pero usted nunca se dignó a contestar mis llamadas. El pueblo de Valdemorillo sigue “impermeable” a la vida política para conocer todo lo que se cuece en el Consistorio; tan solo unas pocas personas vinculadas a los partidos han puesto en marcha grupos de Facebook con escasa participación. No existe demasiado interés por conocer cómo se está gestionando nuestro dinero donde la escasa integración de las urbanizaciones en el entramado administrativo del pueblo influye, unida la insuficiente transparencia informativa que permite algunas cosas que no se tolerarían en otros pueblos.

Desafortunadamente, no todo el dinero público que reciben los actores políticos ingresa por vías legales. En efecto, es cada vez más claro que los candidatos del oficialismo se benefician no solamente del aporte legal que les corresponde y las ventajas que el poder ofrece para captar dinero privado, sino de sustanciales recursos financieros especiales: desde contratos de diferente índole hasta múltiples facilidades para llevar adelante sus campañas.

El ciudadano común vota por las opciones que se le presentan a partir de múltiples motivaciones: lo hace en uso de un derecho, posiblemente entusiasmado por un plan de gobierno que más o menos conoce; otras veces vota a ciegas, pero con la expectativa de una vida mejor; en ocasiones, busca impedir que otra propuesta se convierta en ganadora; y no pocas veces vota por la opción que le indicaron pagando. Pero, por encima de todo, vota por una esperanza o una ilusión que le han vendido y que él, como ciudadano, ha comprado en términos de confianza. Desde esta visión, el ciudadano entrega por adelantado su único y mayor bien político, el voto, a cambio de una promesa a futuro. Si no se cumple, como sucede casi siempre, al elector solo le queda el camino de esperar hasta las próximas elecciones donde me imagino usted ya no estará.