Dejar a un lado los egos partidistas o personales

Para actuar en beneficio de Valdemorillo imponiendo la capacidad de entendimiento

Un buen alcalde debe estar cerca del vecino, pero alejado de los chanchullos que no es una tarea fácil. Por ello, es necesario promover un "rearme ético" que implique no sólo al Consistorio también a la sociedad para que adquiera los valores y principios de la honestidad y se lo pueda exigir a sus políticos.

A modo de nota debo afirmar que: el centro de la siguiente reflexión parte de los comentarios que llegaron a mis oídos, desde el entorno municipal, y que reseñe en mi anterior artículo, efecto a la movida en el entorno de los socios de gobierno del PP y sus conversaciones “a voces” con la representante de Oval. Esta reflexión no sería justa si no tuviera en cuenta que en el juego democrático; los acuerdos entre partidos son siempre necesarios. Pero considero que, el momento y el móvil, no se corresponden con los verdaderos intereses ciudadanos.

Una sociedad sin su pueblo no tiene futuro, de ahí la importancia de la política municipal que estando a pie de calle con nuestros vecinos conoce y detecta de primera mano cuáles son las verdaderas necesidades y problemas a los que se enfrentan en el día a día. Nadie puede poner en duda la dimensión institucional del municipio como poder público y democrático. De la composición total del gasto público nacional el 11% corresponde a las corporaciones locales. Sería una irresponsabilidad no elegir como representantes públicos a los mejores gestores, evitando los amiguismos´

La primera tarea del gobierno municipal debe ser generar confianza en el ciudadano y elaborar un Plan de Actuación Municipal en el que quede constancia de cómo se va a reinvertir en beneficio público los impuestos que con tanto sacrificio paga cada contribuyente. Nuestros ciudadanos no entienden de colores políticos, pero sí de necesidades primarias como el acceso al trabajo, infraestructuras, educación, sanidad, cultura, etc., Por eso es cada vez más importante dejar a un lado los egos partidistas y actuar en beneficio del pueblo imponiendo la capacidad de entendimiento, negociación y de consenso como valores prioritarios.

La política municipal diseñada así llegaría al ciudadano de una manera directa, comunicativa y alejada de pretensiones pretensiosas del alcalde de turno. Para alcanzar el objetivo prioritario de mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Actualmente las estructuras jerárquicas de arriba hacia abajo de los partidos políticos están muy lejos de palpar la realidad que sufren y las soluciones que demandan nuestros ciudadanos. Las instrucciones hacia los órganos jerárquicos superiores (CCAA y Estado) deberían emanar desde las entidades locales, proporcionando soluciones ajustadas a las verdaderas necesidades, y trabajar como un engranaje en sentido bidireccional.

La falta de una mayoría absoluta no impide, según la legislación actual, la aprobación del presupuesto municipal, uno de los proyectos más importantes de los ayuntamientos, o las ordenanzas fiscales. Ambas cosas pueden sacarse adelante con los votos del partido que haya obtenido más sufragios, aunque esté en minoría. Además, resulta sorprendente que, al analizar las causas de la última tangana municipal, no apareciera por ninguna parte la verdadera concierna del pueblo y toda la problemática que está esperando respuesta por parte de los vecinos preocupados por las dificultades que nos pueden salir muy caras a corto y medio plazo.

Si un alcalde está en minoría y la oposición municipal se une para bloquearle la aprobación del presupuesto, uno de los proyectos más importantes de los ayuntamientos, la ley permite al alcalde plantear una cuestión de confianza a sus adversarios. Así, la oposición deberá aprobar el presupuesto o poner encima de la mesa un candidato a la alcaldía que sustituya al electo. El presupuesto también se puede prorrogar un año y posteriormente ser aprobado sólo en junta de gobierno.