“Las gentes sanas son enfermos que se ignoran”
Meditar sobre nuestro
final, genera otras sensaciones.
Sin
embargo, nos ayudara a encontrar el camino que debemos seguir, que nos libere
de intereses egoístas o personalistas y construir otro tipo de vida que nos
permita ser más felices.
En
la asignatura de francés de quinto de bachillerato leímos en el aula, con Prof.
Camaró, un libro de Joules Romains que supuso una referencia de vida, una
manera de convivir con la enfermedad desde una posición pragmática y que
reflejaba casi siempre la realidad del entorno sociológico: “El Dr. Knock o el
triunfo de la medicina”,
que así se llama la comedia de Romains. Siempre la he considerado
una referencia vital en donde se dibuja un escenario sobre el cual los
diagnósticos médicos y gran variedad de controles que nos calan a cada persona.
La
incertidumbre, y más ahora con el maldito COVID19, forma parte de nuestro hacer
diario. ¿Qué pasará mañana? ¿Superare esta
enfermedad? ¿Volveré a tener trabajo?... Pensamos en el futuro, pero nunca
sabemos lo que nos puede destinar y a veces nos ponemos en lo peor, pero
realmente no logramos saber qué puede ocurrir. Tenemos la impresión de que
podemos controlar nuestras vidas hasta que aparece una situación como esta “Pandemia”
que nos vuelve a la tierra y nos hace ver que existen imprevistos, sucesos que
escapan a nuestro control que tenemos que aprender a sobrellevar. De una manera
general, tenemos la sensación de que podemos controlar nuestras vidas hasta que
aparece una experiencia que nos vuelve a la tierra, nos hace ver que existen
imprevistos y sucesos que escapan a nuestro control .
Tolerar la incertidumbre es
esencial para poder seguir adelante y vivir el presente sin
asfixiarse con el futuro. Es normal sentir curiosidad por el qué pasará, pero
es una preocupación anticipada e innecesaria, porque lo cierto es: que todos estamos en
este mundo por nuestros antepasados nos dejaron su lugar, y nosotros
delegaremos nuestro lugar a nuestros descendientes.
Pensar en
que el final de nuestra existencia, supone no disfrutar del ahora, porque todo
aquello que vivimos se quedará en recuerdos, y esos recuerdos son momentos que
solo se viven en el presente. Por eso nuestra incertidumbre es esencial para
poder seguir adelante y hallarse en el presente sin
asfixiarse por el futuro. Es normal sentir curiosidad por el qué pasará, pero
es una preocupación que puede ser baldía.
Quiero
recordar que comenzado este articulo desde la visión de vida de la comedia del
autor francés Joules Romains, que realiza una transformación de la medicina a
su antecesor, que debe marcharse del pueblo por no tener clientela. La medicina
promovida por el Dr. Knock subyuga a través del miedo a la población y paraliza su dinamismo vital para someterse a
una vorágine de restricciones. Creo que algo similar nos está ocurriendo
ahora a todos nosotros.
Knock,
para aplicar su método medico a la población, Se pone en contacto con el
pregonero, el profesor y el farmacéutico, difusores
de noticias y cómplices necesarios para lograr dominar a toda la
población. Resulta fácil saber que procedimientos utilizaría ahora para tener a
toda la población pendiente.
En
el último acto, el Dr. Parpalaid (antiguo titular médico que no se comía una
rosca) regresa al pueblo de Saint Maurice encontrándose con un paraje
absolutamente diferente, todo un cambio de mentalidad en la población que dejó.
Un Hotel, convertido en sanatorio que alberga pacientes llegados de toda la
región; todo el mundo… y trabaja a destajo por y para la medicina.
La frase lapidaria que expresa que maneja Knock: “Las gentes sanas son enfermos que se
ignoran”,
encierra toda la filosofía con los medios de comunicación. La medicina se erige
en una causa semejante a la política, las finanzas o la religión, capaces de
generar normas y propuestos unidireccionales para ordenar la vida de la
comunidad, la libertad individual, sirviéndose de la vulnerabilidad.
En cierto modo los medios de
comunicación y el poder político han transformado nuestro entorno social en
lugar de toma de conciencia ante nuestra realidad y las numerosas muertes de la
Pandemia han conseguido establecer un nuevo orden social y una nueva referencia
de vida, en cierto modo como hizo el Dr. Knock. Por eso ahora, con el recuerdo
de la lectura del libro, hoy he puesto sobre la mesa una realidad social que
nos puede ayudar a reflexionar acerca de nuestro papel como protagonistas en
este dantesco escenario con un horizonte complejo que se encuentra repleto de
grandes interrogantes.
Lo que todos, nos guste o no, deberíamos
tener presente es que la muerte, nuestra muerte, forma parte del ciclo de todo
ser vivo, aunque siga manteniéndose como un tema tabú. Sentir un cierto temor es
natural, supone la finitud y toda nuestra vida que pretende de nuestra existencia,
pero también es una realidad mayestática. Cuando el miedo nos invade también nos
produce sentimientos imprescindibles, para qué nos podamos dar cuenta de
nuestra realidad en cualquier momento; descubriendo cuales son los verdaderos
protagonistas de nuestra existencia. Si, además, en este proceso, somos capaces
de establecer “Nuestra Transcendencia”
nos resultaría muy difícil reflexionar sobre el pasado sin restituir a la
sociedad todo aquello que hicimos nuestro, siendo de todos. Que hemos usado solo
para nuestro beneficio personal y costa de los intereses de otras personas que
tuvieron mayor dificultad para abrirse camino…. Lo que tenemos de más, después no
nos servirá para nada.
Mi cariño y mi recuerdo para “Jesús Expósito Quintero”. Periodista, amigo, colaborador de este
blog, por el que tenía gran admiración y respeto. Hasta siempre Álvaro
Estoy de acuerdo, en el momento que penetras en la maquinaria médica no tienes salida. Lo peor es que muchas veces no sirve de nada. Te morirás igual
ResponderEliminarNo está nada mal, esto de meditar en Semana Santa, mucho menos, en esta de procesiones solo en la "tele" con imágenes del pasado. He visto mientras desayunaba parte de la del Señor de las Sentencias y de la del Cristo de las Tres Caídas. Con una saeta de esas que ponen los pelos de punta.
ResponderEliminarBien traído el tema. Pocas veces tenemos la posibilidad de despacharnos a gusto sobre él, suele darnos "repelús" o algo parecido. Puesto uno a pensar, no se explica como es posible que, sabiendo que estamos de paso, le dediquemos tan poco tiempo a ese "punto y final" para unos y "paso a la otra vida" para otros.
Tienen suerte los que creen, los afortunados que tienen FE. También los que no creen en nada y están seguros de que, aquí, se termina todo. Los que dudamos de todo y no dejamos de darle vueltas a la cabeza, lo tenemos algo peor, creo. Solo nos queda la esperanza de saber aceptar lo que Dios quiera darnos. No quiero ni pensar, lo que estarán pasando aquellos que, teniendo dudas sobre estas cosas, tengan la más mínima responsabilidad en estos más de quince mil muertos. Ayer, mientras me tragaba esa sesión fantasma del Congreso, me preguntaba ¿Qué estarán pensando, de verdad? ¿Qué estarán sintiendo?
Como veis, sigo con mi "carajal" en la cabeza.
Según le entendí a Alvaro, "carajal" es una palabra cubana. Nos sentábamos juntos en las Tertulias. Tuve siempre la sensación de que me daba sus opiniones, contrarias a las mías, la mar de las veces, como un profesor se las da a un alumno que le escucha con atención y respeto. Un abrazo Pilar.
Cuidaros y no os olvidéis de pasarlo bien, que de esto también va la vida.
Pasadlo bien. Andrés
Las procesiones eran en Triana.
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