Como decía Larra,
Para tiempos nuevos se necesitan hombres nuevos.
Tal vez por eso:
Las circunstancias
personales y los mementos anímicos constituyen hitos referenciales a la hora de
escribir. La experiencia del Coronavirus y los usos que vemos en la tele, me
sirven para poder establecer una realidad nada virtual que nos deberia servir a
todos para pensar, e implantar otra forma de vida. Una vida que nos hiciera ser
y sentirnos mejores.
El tiempo y las algunas circunstancias
deberían ser capaces de posicionar alguna realidad en la forma y el fondo para
gobernar. Pero cuando un equipo de gobierno, como el actual, está marcado por
intereses partidistas y lo que es peor personalistas, todo se hace más
complejo. Además, las circunstancias generales del pasado se mantienen
empoderadas, haciendo un daño irreparable.
Todas aquellas personas que hemos
procurado acercarnos para conocer las posibilidades de un aire renovador
municipal, coincidimos en pesimismo. Es necesario que las personas que
pertenecieron a otros gobiernos, Que hicieron un ganapán del Ayuntamiento,
deben tener una adecuada dosis de generosidad para abandonarlo definitivamente.
Su etapa fue otra y que difícilmente puede repetirse.
Alcalde, usted debería ser un hombre
nuevo, pero ha pasado el tiempo suficiente para que pudiera notársele otro
talante en su gobierno, fundamentalmente en el entorno de la imprescindible de
la gestión de las Urbanizaciones o la Transparencia. Sin Transparencia es
imposible regenerar la vida política de un pueblo ahogado desde hace demasiados
años.
Cuando falta la necesaria información en
los medios que dispone el Consistorio renace el bulo. Hay que evitar que la
desinformación sistemática, propicie todo tipo de rumor desde “la radio
macuto” encargada de transmitir inquisición interesada. Valdemorillo de
igual manera que otros ayuntamientos que han resultado de las últimas
elecciones tienen una diversidad política que dan un colorido muy novedoso a
las posibilidades y también a las limitaciones que tienen las corporaciones
locales. Como ha ocurrido con un pacto minoritario entre dos partidos (PP y
Ciudadanos) se ha generado un gobierno municipal.
Sr Alcalde, su equipo de gobierno, está
pasando por la cuerda floja pendiente de los pactos puntuales, que le permitan
poder sacar adelante los acuerdos en los Plenos Municipales. Tal vez por eso,
los arreglos extra plenarios están funcionando con opacidad nada deseable, casos como el de Fuentevieja todavía en una
situación poco clara después de la sentencia, entre otros que son
imprescindibles para una esperada regeneración política.
Estamos ante un nuevo tiempo en el que
la gobernabilidad de Valdemorillo vendrá condicionada por las nuevas
formas que la sociedad demanda (transparencia, gobiernos abiertos,
nueva ética pública, nuevos valores, etc.); y por la manera de tomar las
decisiones, que ya no se podrán adoptar desde la imposición sino desde el
acuerdo. La soberbia de “mi” razón tendrá que pasar por la humildad de atender
“otras” razones.
Pero esto no va a resultar fácil. A mi
modo de ver hay dos limitaciones muy importantes: una cultural y otra de
tipo legal. Teniendo siempre presente que nuestro Consistorio arrastra desde
hace más de cinco lustros una cultura política, que se basa en la
confrontación. En nuestro régimen local, quien ganaba unas elecciones lo ganaba
todo y quien perdía, prácticamente, no tenía nada que hacer (desde la óptica
del gobierno, si acaso incordiar y/o emprender acciones legales siempre
sobreseídas por razones obvias). Esta concepción, ha tenido unos costes
muy altos para la política local. Pasar de esa situación, en la que no
se contemplaba a la oposición, a un dialogo fluido para encontrar las mejores
soluciones desde las distintas posiciones políticas, requiere nuevas maneras
que hay que interiorizar y practicar por parte de todos. En estos diálogos
fluidos hay que distinguir cuidadosamente las personas y las ideas.
Las ideas deben tener coherencia, racionalidad y objetividad, que no
hay que mezclar con las intenciones de las personas, como ocurre a menudo
cuando se recurre a argumentos ad hominem, al
chiste fácil, a la salida ingeniosa o al argumento dialéctico. Una cosa son los
principios, y otra los modos concretos, que dependerán de las circunstancias.
Aquellas personas que somos sensibles a
la realidad sociológica empezamos a vislumbrar un cierto desencanto, por todo
aquello que parecía y que finalmente no es. La ruptura con el pasado, aunque
difícil, es imprescindible para poder generar un adeudo con pueblo, un adeudo
con MAYUSCULA como única referencia. Hay que intentar olvidarse de
ataduras pasadas, o cuando las ataduras resultan demasiado fuertes hay que
recurrir a la TRANSPARENCIA. La conciencia rea hay que liberarla
haciendo participe a la opinión pública y así no adulterar la su realidad.
Informe de la situación y los compromisos contraídos por otros y que usted
tiene que sortear, que la gente conozca ese escenario
. Además, parece que usted no está muy
abierto a aceptar las críticas, imprescindibles para poder tomar conciencia de
la realidad.
La falta de mayorías absolutas de
gobierno deberia propiciar el dialogo abierto y el Ayuntamiento de Valdemorillo
de igual manera que otros ayuntamientos que han resultado de las últimas
elecciones tienen una diversidad política que dan un colorido muy novedoso a
las posibilidades y también a las limitaciones que tienen las corporaciones
locales. Como ha ocurrido con un pacto minoritario entre dos partidos (PP y
Ciudadanos) se ha generado un gobierno municipal.
Es un nuevo tiempo para la política y el
gobierno de los pueblos en el que las cosas no van a ser como hasta ahora. Ni
siquiera en aquellos consistorios cuyo alcalde tiene el respaldo de la mayoría
absoluta de sus concejales, las cosas van a ser como han venido siendo y desde
luego en Valdemorillo ya se está notando.
D. Santiago, está pasando por la cuerda
floja pendiente de los pactos puntuales, que le permitan poder sacar adelante
los acuerdos en los Plenos Municipales. Tal vez por eso, los arreglos extra
plenarios están funcionando con opacidad nada deseable, casos como el de
Fuentevieja todavía en una situación poco clara después de la sentencia, entre
otros que son imprescindibles para una esperada regeneración política.
Para cualquier observador de la realidad
sociológica, conociendo quienes no son los actores y actrices, entiende que ya
basta, que no puede ser que quien “manda” haga “lo que le dé la gana” y que es
bueno que tengan que “contar unos con otros” para decidir y hacer aquello que
más conviene a Valdemorillo. Pero tal vez deberia hacerse de otra manera
teniendo en cuenta los intereses adulterados y arrastrados que aún
perduran de legislaturas antepuestas. A esta misma conclusión “de la
calle” llegan los analistas y otros que intentan crear opinión.
Ciertamente, estamos ante un nuevo
tiempo en el que la gobernabilidad de Valdemorillo vendrá condicionada
por las nuevas formas que la sociedad demanda (transparencia,
gobiernos abiertos, nueva ética pública, nuevos valores, etc.); y por la
manera de tomar las decisiones, que ya no se podrán adoptar desde la imposición
sino desde el acuerdo. La soberbia de “mi” razón tendrá que pasar por la
humildad de atender “otras” razones.
Pero esto no va a resultar fácil. A mi
modo de ver hay dos limitaciones muy importantes: una cultural y otra de
tipo legal. Teniendo siempre presente que nuestro Consistorio arrastra desde
hace más de cinco lustros una cultura política, que se basa en la
confrontación. En nuestro régimen local, quien ganaba unas elecciones lo ganaba
todo y quien perdía, prácticamente, no tenía nada que hacer (desde la óptica
del gobierno, si acaso incordiar y/o emprender acciones legales siempre
sobreseídas por razones obvias). Esta concepción, ha tenido unos costes
muy altos para la política local. Pasar de esa situación, en la que no
se contemplaba a la oposición, a un dialogo fluido para encontrar las mejores
soluciones desde las distintas posiciones políticas, requiere nuevas maneras
que hay que interiorizar y practicar por parte de todos. En estos diálogos
fluidos hay que distinguir cuidadosamente las personas y las ideas.
Las ideas deben tener coherencia, racionalidad y objetividad, que no
hay que mezclar con las intenciones de las personas, como ocurre a menudo
cuando se recurre a argumentos ad hominem, al
chiste fácil, a la salida ingeniosa o al argumento dialéctico. Una cosa son los
principios, y otra los modos concretos, que dependerán de las circunstancias.
Aquellas personas que somos sensibles a
la realidad sociológica empezamos a vislumbrar un cierto desencanto, por todo
aquello que parecía y que finalmente no es. La ruptura con el pasado, aunque
difícil, es imprescindible para poder generar un adeudo con pueblo, un adeudo
con MAYUSCULA como única referencia. Hay que intentar olvidarse de
ataduras pasadas, o cuando las ataduras resultan demasiado fuertes hay que
recurrir a la TRANSPARENCIA.
Vaya por delante que hablar ahora, con la que está cayendo, de algunos temas, da bastante vergüenza, pero, pase lo que pase, ¿No será peor callarse ante el pasotismo y la mala gestión?
ResponderEliminarNo sé qué pasará cuando termine esta película maldita. Algunos se darán cuenta de que, a pesar de piarlas más que los pollos, son una castañita pilonga, de esas que en mi pueblo se le echaban a las cabras. Otros, seguirán en sus trece, pasarán de todo amarrados a su silla, echándole la culpa de este desastre al primero que pasa. Me quieres decir para qué necesita el Gobierno transparencia, ellos la tienen toda, lo saben todo, por eso no la tienen con nosotros.
Lo que yo pienso que quedará será pesimismo, mucho pesimismo, ganas de "venganza" en más de uno, o revancha, qué más da. Eso hablando del gobierno del Estado, bueno de los Estados, porque parece que esta situación no es solo nuestra. Si nos quedamos en Valdemorillo, el nivel es más bajo, pero al sentirlo más cercano, casi nos parece tan importante o más que el del Estado, aunque sea mucho menor.
Si hubiera transparencia en Valdemorillo, sabríamos tanto como ellos, entonces estarían perdidos los que la habían negado. Lo que me llama la atención es que los nuevos no sean capaces de poner las cosas patas arriba. Solo encuentro una razón para ello: Los nuevos, los políticos, se entiende, los funcionarios no son nuevos, salvo alguno que, hasta ahora, rápidamente se ha hecho "viejo" o se ha marchado, no son capaces de obligar a los funcionarios a poner las cosas en claro. ¿Por qué? ¿Por qué no son capaces? Yo creo que, porque saben menos que ellos de muchas cosas y les engañan, lo que a mi entender hace pensar mal de ellos, de los funcionarios, que son los que han preparado los informes a los que se han agarrado los políticos de turno y renovables cada poco.
Mal lo tiene Don Santiago, quizás tengamos que, aparte de darle todos los ánimos del mundo, pincharle un poco más, hasta que sea capaz de poner firme o quitar de en medio a todo aquel que no cumpla con su obligación.
Pasadlo bien. Andrés
Magnifica reflexión
EliminarHay mucho contenido en lo último que ha escrito profesor. Pero lo verdaderamente lamentable es que la mayoría de los políticos municipales no se enteran de lo que usted quiere decir.
ResponderEliminarEl Coronavirus nos deberia servir a todos, incluyendo os políticos, a darse un baño en la humildad necesaria. Pero para captar ese mensaje se necesita la inteligencia precisa para entenderlo, precisamente esta inteligencia tiene poco que ver con la soberbia política que atesoran algunas concejalas comprometidas con una quimera imposible de ser resuelta.
Cuando pasen los mesen y comprueben que los temas se encuentran en el mismo punto, alguien intentara improvisar para salvar algunos muebles, pero será algo chapucero, sin sentido. Usted Alcalde será el responsable.
D. Jesús, mucho ánimo para superar al maldito Coronavirus, usted puede. Un abazo