El ciudadano solo cuenta para votar

La participación en los Plenos Municipales, no es más que humo sin efecto real.

Ni casi todos los políticos quieren otra cosa que no sean votantes fieles que piensen poco, ni existen los instrumentos prácticos que permitan un arbitraje ciudadano en la política más allá de meter la papeleta en una urna para refrendar lo que ya está decidido sobre los asuntos que ellos decidan.

Y por supuesto de nada sirven los escritos cargados de razón que regularmente se presentan por registro en el Consistorio como el que lleva presentando el Sr Matas desde hace muchos años, argumentando algo tan claro como que un vecino se apropió de terreno público. El ciudadano piensa que la fuerza de la razón va a servir a los políticos para tomar posturas concretas en los Plenos. La experiencia nos ha demostrado que, nada de eso sirve; los concejales partidistas actúan por impulsos políticos considerando únicamente la rentabilidad estratégica de sus intervenciones y la falta de conflicto en el debate con el menor esfuerzo posible.

Ya sabemos que, en pura teoría, cualquier ciudadano puede aspirar a “entrar en política”, pero si lo quiere hacer de una forma práctica y efectiva, solo lo conseguirá a partir de su encuadramiento en un partido político, no podrá hacerlo desde su propia libertad individual y con sus propios criterios, sino desde el sometimiento a una institución cerrada y regida por unos fundamentos incuestionables, unas reglas de obligado cumplimiento y un sistema de poder jerárquico tan estricto como una institución militar. Si leemos con detenimiento los estatutos internos de cualquier partido, podemos comprobar que es mucho más parecido a un código penal que a un ideario político. Mis lectores saben que con la primera disensión que tuve con el PSOE se me cerraran las puertas informativas.

La democracia política actual es, un método pacifico de alcanzar el poder y mantenerse en él todo el tiempo que sea posible, lo demás no importa. La principal ocupación de los políticos municipales es cómo volver a ganar las siguientes elecciones. En eso emplean la mayor parte de su tiempo. Por eso es muy complicado intervenir en la política a través de una forma de pensar que vaya más allá de falsas apariencias que la misma acción política va construyendo. Los asuntos que deberían ser el objeto de su intervención, que son los que tienen que ver con la gestión de los intereses comunes de los ciudadanos, y la convivencia de estos, son utilizados como excusas para la confrontación entre concejales. No se busca debatir sobre cómo mejorar la vida de Valdemorillo, cómo evitar el fracaso o su falta de conocimientos en determinadas materias. Los partidos se apropian de ese debate, lo frivolizan y lo trivializan hasta el extremo de vaciarlo de cualquier tipo de reflexión y contenido mínimamente serio, convirtiéndolo en una burda trifulca política entre ellos y casi siempre con un trasfondo que tiene poco que ver con la concierna de Valdemorillo. Invitaría mis lectores a analizar cualquier Pleno y analizar los comportamientos posteriores para comprobar que muchas propuestas que se presentan como sociales, tienen una segunda lectura bastante mas interesada. Cuando tenga ganas pondré los videos pretéritos con su análisis de desarrollo.

Los partidos políticos actualmente en la oposición, no buscan soluciones sin pensar en sus intereses electorales, sino razones para la confrontación. Se cabalga sobre los problemas de la gente y se utilizan como proyectiles contra el adversario. No importa que las personas soporten, el o la que no tiene el poder cree que mientras mayor sea la ansiedad antes se derribará al que lo tiene y podrá sustituirlo. El que manda en ese momento, no hace la política que pueda interesar al conjunto de Valdemorillo más allá de lo inmediato, como puede ser reducir la deuda pública, o estructural la plantilla de trabajadores para que funcione mejor el Ayuntamiento, por ejemplo, sino lo aquellos temas que puede ser rentabilizado en términos de votos para seguir. No importa el precio que se pague.

Creo que, en ningún otro momento, el pensamiento ha estado tan alejado de la vida política como en estos últimos años. Jamás hemos tenido como ahora la escandalosa ausencia de falta de iniciativas capaces de prosperar en el tiempo o personas con capacidad para reflexionar sobre el presente y el futuro de nuestro pueblo y construir referencias éticas y objetivos colectivos que materialicen el significado último de Valdemorillo, que no es otro que la convivencia y el bienestar de las personas que forman parte de él. Voy a poner un ejemplo claro: aparte de perder el tiempo ¿que se hizo de manera efectiva con el asunto de la Recepción de las Urbanizaciones? nada… simplemente por ignorancia invenciblemente errónea

En el fondo de la cuestión, la responsabilidad no es solo de los políticos. Más bien es de todos nosotros, que hemos entendido el concepto de ciudadano solo como un individuo con derechos y no con obligaciones, y usamos nuestro voto como una moneda que entregamos periódicamente al que más nos ofrezca por ella. Si hay gente que roba cosas para vender es porque siempre hay quien se las compre. No sé quién será más culpable.

La medición del grado de cumplimiento de las promesas electorales, son el resultado de lo que podríamos llamar la buena desafección ciudadana, una mayor exigencia y un fortalecimiento de los mecanismos de control. Esta reacción contrasta con el desapego que caracteriza la mala desafección política que no nace sólo del giro en las promesas electorales, sino de una fractura más honda en la representación política: la percepción de que las promesas, en sí mismas, se han escrito sin tener en cuenta lo que quiere la ciudadanía. No se trata de un problema incumplimiento, pues en muchas ocasiones los políticos hicieron lo que decían. Se trata de que cumplieron, sí, pero con lo que otros les exigían, precisamente los poderes facticos.