De mis conclusiones sobre la película "El reino"

“El poder corrompe, el  absoluto corrompe absolutamente”
El escritor Lord Acton, fue un defensor de las libertades políticas, sobre todo de la honradez de los historiadores a la hora de abordar los escándalos y abusos de la Iglesia a través de los siglos. Lord Acton escribió: “Todo poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Los grandes hombres son casi siempre hombres malos, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad: más aún cuando sancionas la tendencia o la certeza de la corrupción con la autoridad.
Hoy he visto la película “El reino”, que me ha sobrecogido porque refleja a escala verdadera una realidad que ha sorprendido a una parte importante de la población española. Todos hemos padecido, durante años, un nivel de corrupción política sin precedentes y lo que supone toda una trama corrupta que se va retroalimentando en el tiempo. Durante toda la película, han aparecido en mi mente algunas situaciones conocidas que, al carecer de pruebas contundentes, que lamentablemente, se van quedando en puras anécdotas. Todo, hasta que finalmente, algún conocedor sea capaz de darse cuenta de toda la responsabilidad moral que atesora con su silencio cómplice y delictivo.
El film de Sorogoyen, muestra a un político de segunda fila que lo tiene todo a favor, observa cómo su beldad se desmorona a partir de unas filtraciones que le implican en una trama de corrupción. Mientras los medios de comunicación empiezan a hacerse eco de las dimensiones del escándalo. El protagonista es expulsado de su partido, señalado por la opinión pública y traicionado por sus colegas. Aunque el partido pretende que cargue con toda la responsabilidad, el protagonista no se resigna a serlo solamente el, algo que me recuerda a Bárcenas o al Comisario Villarejo.
La película, es una trama judicial ficticia, que a pesar de ser fábula representa la cruda realidad de todos los casos de corrupción ocurridos en: Ayuntamientos, Autonomías y en el propio Estado, los ya conocidos o que todavía no han saltado a la opinión pública en los que están presentes políticos de poder de gestión y empresas que se han aprovechado de su debilidad.
Un recorrido por ese reino perecedero donde los monarcas de la corrupción hacen y deshacen según el capricho y el resto de los ciudadanos pagamos la fiesta. Resulta provocador reconocer lo factible de muchas de las situaciones que se presentan en la pantalla: fenomenales comilonas de bocado desbordante. Fervorosos envueltos en la bandera de la honestidad, mientras se dedican a explotar al pueblo y en donde aparece la cara no vista de los políticos, esa que se revela en los micrófonos abiertos o las grabaciones ocultas que muestran un lenguaje incapaz más propio de  delincuentes que de representantes elegidos por el pueblo.
Lo que comienza como una cuestión local acaba desplegando sus brazos fuera, en una imagen desoladora de una clase política en donde se presenta al protagonista como un delincuente, sí, pero también como un cabeza de turco de un sistema infecto perfectamente engrasado al que exigen el martirio. Se olvidan de que es difícil reclamarle algo a quien no lo tiene, sobre todo cuando se trata como análisis de las estructuras corrompidas del poder. La película dispara contra los políticos, sí, pero también contra los medios de comunicación y las grandes empresas que encubren y mantienen en los gobiernos a criminales por intereses ilegítimos y contrarios al bien común.




Comentarios

  1. Buenas tardes, yo también he visto esa película y me produjo una sensación parecida a la que usted cuenta.

    Si fuéramos mucho más activos denunciando a las personas que se quedan con el dinero de todos, posiblemente habría mucha menos corrupción. La sociedad está harta de sinvergüenzas sin embargo las denuncias brillan por su ausencia.

    Son cómplices y deberían ser castigados como tal todos aquellos funcionarios qué obtienen beneficios igualmente de los políticos corruptos.

    Yo no me puedo creer que un secretario municipal no sea conocedor de los chanchullos que se organicen dentro del Ayuntamiento.

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  2. No hay denuncias porque hacerlas significa complicarte la existencia: la denuncias útiles siempre van acompañadas de costes económicos e incluso, en algunos casos, costes sociales.
    Las leyes están preparadas para que todo sea así.

    La Fiscalía no funciona. Debería tomar cartas en el asunto que le llega, pero raramente lo hace. Los cerros de Úbeda son su dominio.

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    Respuestas
    1. Pedro C. Gómez Gordillo15 de febrero de 2019, 11:31

      Efectivamente Cristina, el ciudadano de la calle tiene algún problema añadido para denunciar, pero y los políticos? Que disponen de abogados para estos menesteres.

      Estoy plenamente convencido que todo se termina sabiendo, pero lo que no es claro es que pueda ser efectivo para quien la hace la pague.

      Afirmó que cuando estás en un ambiente distendido los políticos se refieren al"pelotazo"de este o aquel. Algunos son de dominio público que se guarda como justa compensación de silencio.....osea una verdadera mier..

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  3. Pedro, Si los concejales no son capaces ni siquiera denunciar los problemas en la mesa del Pleno, ir a la Fiscalía o a los tribunales les pilla demasiado lejos.

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