El nivel de corrupción en un colectivo influye en la honestidad de los ciudadanos
A propósito de un comentario de Andrés Matas en mi escrito anterior.
Se necesita regenerar la imagen de los políticos, y no es nada
fácil cuando hay tanta desconfianza y los mismos políticos APORTAN COMPOSTURAS
DE APEGO AL PODER QUE NO SE JUSTIFICAN DESDE UNA VISIÓN DE SERVICIO AL PUEBLO.
¿Cambia el político cuando tiene un cargo público de poder?
La corrupción no es dominio de nadie, lamentablemente
es de todos, el elevado número de casos de corrupción existente dentro de la
sociedad y en los diferentes ámbitos del poder, acaba generando una sociedad
con individuos menos honrados que tienden a guiarse por acciones que
les lleven a un máximo beneficio personal. Sin embargo, desde la
psicología social, sabemos que todo individuo quiere ser honrado o,
al menos, tener una imagen honrada de sí mismo, lo que podríamos llamar torpeza
justificada. El nivel de corrupción en un
colectivo social influye en la honestidad de los ciudadanos, de
forma que, cuánto más propenso es el medio a vulnerar las normas, menos honorables
son sus pobladores. El ciudadano que, conociendo no denuncia la corrupción
es también un corrupto antisocial.
Es precisamente el equilibrio entre ambas fuerzas lo
que se puede desajustar dependiendo de nuestro entorno. En otras
palabras, es más fácil que un corrupto mantenga una buena imagen de sí
mismo si ve mucha corrupción a su alrededor, con lo que la frontera de lo
que se cada uno considera justificable variará de acuerdo con el nivel de
corrupción de su entorno.
En
los últimos años hemos conocido numerosísimos casos de corrupción. ¿Hay
vocación de servirse y no de servir? ¿Cambia el político cuando tiene un cargo
público?, aunque tenemos que decir que son miles los políticos que no son
corruptos o al menos salen de sus cargos después de años sin verse en algún
escándalo por corrupción. Este escrito se me ocurrió después de un comentario
de Andrés Matas sobre mi trabajo anterior referido a Pilar López Partida. Desde
luego no era mi intención poner en juicio de valor la honradez de nadie, lo
único que pretendía es deliberar sobre algunos aspectos de la trayectoria de
esta señora durante su anterior etapa al frente de Ayuntamiento como
consecuencia del proyecto y desarrollo del PGOU de Valdemorillo.
Desde
luego mi casuística moral me dice que levantar pesquisa de corrupción de alguien,
es práctica que se está llevando a cabo frecuentemente por las razones
apuntadas anteriormente y sin ser verdad; pudiendo dañar la imagen de esa
persona. Hay bastantes casos que han sido archivados en los tribunales sin
pruebas suficientes de corrupción, pero el daño se produce. Desde luego esa no
es nunca mi intención, por ello pido disculpas. Pero. lamentablemente son mucho
más los casos de corrupción juzgados o por juzgar y la realidad casi siempre
aparece saliendo a flote. Honesto es el individuo honrado, que no roba, estafa,
defrauda se beneficia o beneficia a otros poniendo por delante a las personas
que le dieron su confianza, tiene vocación de servir a los ciudadanos en la
política.
En
la sociedad que vivimos se necesita regenerar la imagen de los políticos, y no
es nada fácil cuando hay tanta desconfianza y los mismos políticos aportan
composturas de apego al poder que no se
justifican desde una visión de servicio al pueblo. La honradez de un político puede llevarle en muchos
momentos a diferencias dentro de sus propios partidos que les obliga a
incumplir promesas electorales o cambios internos etc., esto puede defraudar a
los votantes que le dieron su confianza, por lo que mantener su convicciones y
promesas le puede llevar a una salida de la organización partidaria o por el
contrario a quedarse aceptando lo que le indican por diferentes razones entre
ellas su beneficio personal.
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