La migración de los países africanos con conflicto
Las migraciones son uno de los fenómenos socio políticos
más controvertidos.
Se vive con preocupación debido
a sus consecuencias. En Madrid, los locales sociales destinados a acogida están
abarrotados y se ven en la necesidad de alquilar pisos para acomodarlos por familias.
La Iglesia católica, deberia poner todo el caudal de pisos cerrados, vacíos e
inutilizados para paliar el problema.
Las
personas que vivimos en Europa representamos una variedad cultural y
personal; las diferencias sociales afectan en gran medida a la
propia diversidad de los valores occidentales, que se ven influenciados por los
procesos migratorios que acontecen en toda Europa.
Como
cualquier hecho humano, la migración implica amenazas y oportunidades para las
sociedades y los países, tanto para los que emiten como para los que reciben.
Entre las oportunidades para los países que reciben inmigrantes, está el
incrementar su capital humano y la posibilidad de enriquecer su cultura. Por su
parte, los países de origen pueden recibir remesas o disminuir la presión
social en sus comunidades.
A
nivel mundial, los migrantes internacionales alcanzaron los 240 millones en 2015.
Esto significa que cerca del 3 por ciento de la población mundial ha cambiado
de país. De ese grupo de migrantes, un tercio vive en países en desarrollo y
procede de otro país en desarrollo, mientras que otro tercio vive en un país
desarrollado, siendo originario de un país en avanzado
España
ha pasado de ser un país de emigración a ser un receptor de flujo migratorio. El
restablecimiento democrático a coincidió con una fase de relativo equilibrio en
los saldos migratorios netos, que se prolongó hasta mediados de los años 1990. El
dinamismo que mostró la economía española puede explicar el fuerte crecimiento
de la inmigración. Desde el año 2000, España ha presentado una de las mayores tasas
de inmigración anual del mundo (de tres a cuatro veces mayor que la tasa media
de Estados Unidos, ocho veces más que la francesa. Es además, el noveno país de
la UE con mayor porcentaje de inmigrantes, por debajo de países como Luxemburgo,
Irlanda, Austria o Alemania. En 2014, la población de origen foráneo
representaba el 10,7% de una población total registrada de 46,7 millones de
personas. Esto contrasta con lo ocurrido a mediados de los años 90, cuando su
número era de cerca de un millón y su porcentaje rondaba el 2,5% de la
población total.
En
la actualidad Europa en general y España en particular está dando muestras de
profunda preocupación por la migración de los países africanos con conflicto y
da le sensación que los poderes públicos no están lo suficientemente
concienciados de la verdadera dimensión de este problema en el tiempo. Ayer
tuve ocasión de hablar con una mujer perfectamente concienciada de la verdadera
magnitud del problema. Maria G. B, que así se llama la Asistente Social
que trabaja en Madrid en una organización que se dedica a la acogida de
indigentes en locales sociales, me contaba la magnitud de este problema últimamente.
Los locales sociales destinados a acoger a este tipo de personas están abarrotados
y se ven en la necesidad de alquilar pisos para acomodarlos por familias en
viviendas. La subida de los alquileres está forzando tener que buscar pisos vacíos
en los extrarradios de Madrid. Maria se quejaba que los políticos municipales
y autonómicos no están siendo conscientes de esta realidad y lo que supone para
la integración de estos inmigrantes.
Los
países Europeos del primer mundo, que fueron colonizadores de los países ahora inmigrantes,
deben buscar soluciones urgentes para intervenir en los conflictos socioeconómicos
de estos países. Para que en ellos se hagan las inversiones que permitan
retener la salida de personas. Que una parte del dinero que se llevó fruto de
la colonización sean devueltos como inversiones para evitar el flujo migratorio.
Por supuesto, también intervenir como pacificadores de conflictos sociales que
ahora están obligando a una población importante a huir.
En
nuestro pueblo, estamos viviendo este fenómeno inmigratorio en la población magrebí,
que lentamente se está estableciendo en el pueblo reagrupando a familias
completas que además se integran muy poco en la sociedad civil valdemorillense,
formándose pequeños guetos. Por eso todos debemos ser conscientes que en la época
de las comunicaciones sociales, la sociedad tiende a buscar procedimientos de
acomodo que les permitan una mayor y mejor calidad de vida y que no siempre se debe conseguir saliendo de
su entorno social habitual.
Otro
día hablaré de los miles de pisos cerrados y vacíos, para que salgan al mercado
de la venta o el alquiler y disminuyan la creciente especulación de la vivienda
No hay soluciones sencillas pero sin duda estas pasan por el reconocimiento de nuestra responsabilidad en el problema, el fomento de su economía, estabilidad y consolidación democrática, así como la garantía del respeto al derecho internacional público. Conflictos globales exigen soluciones globales.
ResponderEliminarQue razón tiene profesor con decir que la iglesia se podría desprenderse de algún bien al servicio de los más necesitados, además de esa manera se cumpliría el mensaje evangélico. Para que quiere la iglesia todos los edificios repartidos por toda España prácticamente deshabitados, que podrían ser el acomodo perfecto para todos los indigentes.
ResponderEliminarLos inmigrantes tendrán derecho a sanidad en las mismas condiciones que los españoles sin que tengan que empadronarse. Las llegadas de inmigrantes por mar a España superan ya a las de Italia. Las pensiones son insostenibles en 33 provincias: hay menos de dos cotizantes por cada prestación. De locos. Problemas locales exigen soluciones locales.
ResponderEliminarLa caridad bien entendida empieza por uno mismo. No creo en un cierre de fronteras total, pero me niego a aceptar que en España entre cualquiera y de cualquier manera. Me niego a que entren personas que buscan una vida mejor a costa del esfuerzo de los demás, sin la menor intención de integrarse, si no de todo lo contrario, de querer que nosotros respetemos todas sus costumbres, sin que ellos respeten las nuestras y a nuestra costa. La inmigración debe existir, pero controlada. En mi casa no entra cualquiera, entra aquel que yo considero digno de entrar en ella por la razón que sea y, por decirlo en plata, nadie entra para quedarse de forma permanente. Lo que está ocurriendo en los últimos años, es "una marcha verde" en toda regla. No veo que estos falsos políticos, ni siquiera las ONGs, se lleven a las personas que llegan o que las traen, con el pretexto de salvarles la vida, no veo que se lleven a nadie a su casa, dándoles techo, comida ropa, educación, trabajo y dinero para vivir. No, no hacen eso, se las dejan al "papa" estado para que les de todo lo que haga falta, eso si, aunque sea a costa de que muchos de los aquí nacidos sean pobres de solemnidad, no tengan para calefacción, agua, electricidad, libros o ayudas de comedor.
ResponderEliminarPor favor, que nadie me tache de racista, no lo soy, pero, creo que mientras haya un español sin sus necesidades cubiertas, no se debe dar, lo que le corresponde, a un extraño. No me niego a que una parte de mis impuestos, el tanto por ciento que fije el estado, se utilice en estas ayudas, lo que no quita que considere que se están pasando y no es por caridad, es por política cínica y de engaño, intentando hacernos ver a partidos y políticos de lobos como si fueran corderos. ¡¡¡Venga hombre!!!
Para terminar, si lo que se hace por estas personas aquí, se hiciera en su país, seguramente no se vendrían.
Pasadlo bien, si podéis, porque cuando se piensa en los niños y en los muertos en el Mediterráneo, es bastante difícil pasarlo bien.
En cuanto a lo de la Iglesia Católica, creo que hace bastante más que muchos charlatanes de los que ponen carteles de bienvenida.
Pasadlo bien. Andrés