La amargura, la tristeza y la soledad
Roban las ganas de vivir a muchos mayores
El anciano y la anciana cuando están abandonados
por sus familias, viven entre la desesperanza y el autoengaño, como los
personajes de la obra Samuel Beckett Esperando
a Godot.
Los ancianos esperan la muerte mirando la
televisión y aguardando las horas de las comidas, lo único que les pauta el día
y les distrae de su aburrimiento. La visita de sus hijos los domingos, si es
que se da, lejos de consolarlos de su soledad la acrecienta.
La
noticia objeto de mi reflexión es: el cadáver
momificado de una mujer humilde que tendría ahora 78 años que fue
hallado el pasado lunes en uno de los barrios de Valencia. La policía cree que murió
de manera natural en su casa hace cuatro años y que durante ese tiempo nadie se preocupó por su ausencia,
en lo que representa un caso extremo del problema de soledad y aislamiento
social que sufren miles de ancianos. La noticia ha traído nuevamente a mi mente
una realidad sociológica que debe resolverse por los poderes públicos municipales.
Hay
una idea perversa que identifica modernidad con desinterés familiar, alentada
por un capitalismo feroz más que por un verdadero cambio moral de la sociedad.
Las condiciones a las que el trabajo obliga, más que la conversión de la virtud
de la compasión en rémora, ha hecho que desde hace ya tiempo en los países
desarrollados los ancianos hayan sido apartados del centro de la vida y
desprovistos de la atención de su familia. Abandonados en casas en las que se
mueren solas, como la señora de Valencia que abre esta reflexión, o en
residencias que son auténticos guardamuebles.
La
soledad en la tercera edad es uno de
los grandes enemigos del bienestar de los mayores, un tema preocupante sin
duda, ya que su calidad de vida no solo implica un buen estado físico, sino
también emocional. La amargura, la
tristeza y la soledad roban las ganas de vivir a muchas personas mayores que se
sienten abandonadas a su suerte. En este sentido, conviene tener en cuenta que
la sociedad y el modelo de familia han dado un giro importante en las últimas
décadas. Por ello, conviene hacer autocrítica. Con la modernidad hemos
conseguido retos muy positivos, pero en la actualidad también tenemos una
profunda crisis de valores, y entre ellos se encuentra el irrespeto y la falta
de consideración hacia los mayores,
En
este contexto, conviene recordar que cada persona, haciendo uso de su libertad,
es capaz de ir más allá de las circunstancias sociales. Por ello, lo ideal es
que los adultos mayores tengan un protagonismo importante en el seno de la
sociedad. El aislamiento social es un problema grave y habitual en la vejez.
Muchos ancianos sienten falta de compañía, afecto y apoyo, que se agrava por la
carencia de relaciones sociales de calidad. Esto aumenta el retroceso mental e
inmunitario durante esta fase de la vida, a pesar de haber mantenido una vida
social normal durante las etapas vitales anteriores.
El
sentimiento de soledad extrema puede aumentar en un 14% las probabilidades de
muerte prematura de las personas mayores, según una investigación realizada por
John Cacioppo, profesor de psicología en la Universidad de Chicago. El impacto
de la soledad en la muerte prematura es casi tan fuerte como el impacto de una
situación socioeconómica precaria, la cual aumenta las posibilidades de morir
antes en un 19%. El mismo autor asegura que, como indicó un análisis de 2010,
la soledad tiene el doble de impacto sobre la muerte prematura que la obesidad.
Cuando
se llega a cierta edad, la soledad no es bienvenida. Cuando los huesos y
músculos dejan de ser los de antaño. Cuando el día a día se resuelve ente el sofá
o la cama, debido a las poca movilidad.
Cuando la familia ya no está cerca la vida se hace muy cuesta arriba para los
ancianos que viven solos y no tienen con quién intercambiar conversaciones
acerca de cómo fue el día. Además, esta soledad no solo provoca un vacío
interior, sino que además puede tener consecuencias físicas muy complicadas.
La soledad puede ser una realidad o tan solo un sentimiento, pero cuando se
alcanza una edad muy avanzada, la edad pesa al sentirse abrumados al comprender
que no pueden hacer las mismas cosas que antes, más decaídos y con tristeza y
depresión ya que sienten que son pocos importantes.
Algunos alegan que la casa en la que viven es pequeña. Otros, que tienen mucho trabajo y nada de tiempo. Y los que ni siquiera se molestan en poner una excusa: directamente no responden a las llamadas. Un día aparecen por el hospital con el anciano por alguna patología aguda que este ha sufrido. Durante el proceso de curación, el personal del centro se da cuenta de que los familiares no vienen a visitarlo, o que lo hacen muy poco. La confirmación de las sospechas de que ha sido abandonado se produce cuando días o semanas después le dan el alta médica y administrativa al paciente y nadie viene a recogerlo.
ResponderEliminarParece que los poderes públicos van a perseguir el abandono de las obligaciones familiares y el ingreso en residencias y hospitales de personas mayores en contra de su voluntad, según recoge el proyecto de la Estrategia Nacional de Personas Mayores para un envejecimiento activo y para su buen trato.
EliminarLa estrategia ha sido desarrollada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Además, propone una mejora e implantación de nueva normativa específica de vigilancia, seguimiento e inspección de centros e instituciones para personas mayores. La estrategia contempla una revisión de la legislación específica de protección de las personas mayores, concretamente de diversos artículos del Código Civil, del Código Penal y de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Propone legislar sobre el deber de atención especial de las notarías en la toma de decisiones sobre asuntos económicos, donaciones, testamentos y cualquier tipo de decisión que pudiera conllevar consecuencia negativas para el presente o futuro de cualquier persona mayor.
También plantea la agilización de los procedimientos judiciales; formación de fiscales especializados; solicitar del Ministerio Fiscal una posición más decidida en la búsqueda de pruebas y en el seguimiento de la ejecución de las sentencias; establecer un programa informático para que en los juzgados se puedan obtener datos sobre antecedentes de otras denuncias; instar a la Fiscalía General del Estado a que incluya en su memoria anual un apartado específico sobre malos tratos hacia las personas mayores; incrementar las plantillas de médicos forenses y mejorar la asistencia jurídica a las personas mayores.
tema de la asistencia a la tercera edad (como el de la asistencia personas discapacitadas) siguen siendo capítulos pendientes de ese añorado estado del bienestar que tan bien funciona en los países nórdicos.
ResponderEliminarPor otro lado, he de comentar que la casuística de la tercera edad es muy variada.
He conocido casos de octogenarios, e incluso el de un nonagenario, que siguen llevando una actividad intelectual muy activa y no quieren, bajo ningún concepto, ser una carga para sus familiares.
Relacionado con este problema, está el del testamento vital, que permite al firmante determinar el momento en que ha de dejar de existir. Una buena solución para que tus últimos días en este mundo no sean un infierno para uno mismo y para los familiares cercanos.
Quizás se me pueda tachar de hedonista y materialista, pero en este mundo hay de todo y, por supuesto, todos han de poder vivir de acuerdo con sus convicciones.
Dejo a un lado el tema del maltrato y abandono que entran más en la delincuencia.
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