La clase política

constituye el tercer problema de los españoles.

Según el último informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS),  tan sólo el paro y las cuestiones económicas generan una mayor preocupación entre los ciudadanos. A raíz de la crisis, ha crecido de forma imparable el desapego ante la clase política, que es citada como un gran inconveniente por los encuestados.

No concebimos cómo se exige a la sociedad continuos ajustes, se recorta en educación y en sanidad, se alarga la edad de jubilación, se suben los impuestos y, a cambio, se mantienen los privilegios de la clase política. Para empezar, uno de los grandes problemas es que no existe ni siquiera ningún informe oficial que cifre cuál es el número exacto de políticos que hay en España cobrando una nómina de la Administración, sea central, autonómica o local. Lo verdaderamente cierto es que los políticos constituyen un problema para los españoles: Hay demasiados, son de mala calidad y no nos representan…Son la casta. Leídas algunas publicaciones, todas estimativas hay unos 125.000 puestos de carácter político, frente a menos de 30.000 que tiene el imperio británico ¿Pero, cuántos políticos hay en España? Aproximadamente 78.000 representantes públicos, en su inmensa mayoría en el ámbito municipal: 259  Senado; 350  Congreso; 54 - Parlamento Europeo; 74.008 Alcaldes y concejales; 1.206  parlamentarios autonómicos; 1.031 diputados provinciales; 139 - responsables de Cabildos y Consejos Insulares; 13 - consejeros del Valle de Arán  

Saber el número de puestos políticos nos serviría de ayuda para proyectar con claridad el frondoso paisaje que aparece al fondo. Y es que la categoría de político es de muy poco interés en sí misma si no especificamos a quiénes nos estamos refiriendo. Es evidente que la organización del Estado Autonómico ha situado a España, como el primero de la Unión Europea por número de cargos públicos. Son diputados, senadores, alcaldes, concejales, miembros de los parlamentos autonómicos o de las diputaciones provinciales, de las mancomunidades, de las empresas públicas... y así un larguísimo etcétera. Si se tiene en cuenta esta cifra, en España habría así más cargos políticos que médicos, policías y bomberos juntos. Y eso en un país con casi cinco millones de parados.

No hay cifras oficiales, se trata tan sólo de estimaciones, pero aun así, en nuestro país habría alrededor de un cargo político por cada 115 ciudadanos, lo que nos sitúa muy por encima de nuestros socios comunitarios. Entre las grandes economías de la eurozona, el ratio es, de hecho, mucho más bajo. En Italia hay así uno por cada 300 aproximadamente, en Francia uno por cada 325 y en Alemania uno por cada 800 ciudadanos. No hay así comparación posible de gasto. Urge a rebajar el coste de la Administración del Estado, recortando la masa salarial de los cargos políticos y funcionarios, si es necesario cambiando incluso la ley. No se trataría tanto de bajar los sueldos, que en la mayoría de los casos están ya muy ajustados y han bajado considerablemente en los últimos dos años, como de recortar el número de nóminas con cargo a las arcas públicas.

Pero las consecuencias de la inmensa masa de políticos existente no solo afectan a la economía, que no puede soportar ese terrible lastre, sino que dañan también aspectos como la ética y estética pública, la organización de la sociedad y el funcionamiento de un Estado justo e igualitario, sin olvidar que el exceso de políticos propicia la corrupción, la arbitrariedad de los poderes públicos y la caída de los valores.

La atroz clase política es ya identificada por los ciudadanos como un problema de gravedad y figura en las encuestas como el tercero para la ciudadanía, con tendencia a ocupar el segundo puesto, solo por detrás del drama del desempleo, del que también se culpa a la clase política.