Mantener limpio nuestro entorno

Las urbanizaciones, después de estas fiestas, ofrecen un aspecto deplorable de desidia y falta de civismo.

Todo un reclamo para los jabalíes que contribuyen a una degeneración del medio natural. En el fondo adolecemos de una falta de cultura social imprescindible. Esta cultura está implícita en la costumbre o modos de vida de los habitantes de Valdemorillo. A su vez, en el vocablo “costumbre” deberia estar en los sentidos y en los  hábitos o maneras de proceder de un pueblo. Un pueblo culto se interesa por el ornato y la limpieza. En Japón la limpieza va más allá de ser una tarea, representa la pureza del alma.

Hay que empezar a tomar conciencia desde la escuela y dentro del ámbito familiar que, mantener limpio nuestro entorno no se refiere únicamente a limpiarlo cuando está sucio, sino, lo que es más importante, procurar no ensuciarlo. Por lo tanto hay que empezar a enseñar a los niños que no se deben arrojar cosas al suelo público, que hay que depositarlo en las papeleras correspondientes o guardarlas en el bolsillo hasta llegar a casa. Esta práctica repetida sucesivamente hace que el niño adquiera el hábito de no arrojar nada al suelo; de la misma manera que si comen un plátano saber que hacen con su piel, si comen una chuchería que hacen con su envoltorio, si pasean al perro no dejar la deposición a merced de su suerte...etc.

En primer lugar, tareas cívicas y de contribución a la buena convivencia y la mejora de la calidad de vida sí que se han de hacer en todas las etapas de la vida. ¿No queremos un pueblo participativo? También es dejar las basuras dentro del contenedor que toca, por poner un ejemplo. En segundo lugar, tener Valdemorillo limpio no es sólo una cuestión de higiene o de estética, es una cuestión de dignidad y de autoestima. Dicho esto, ninguna defensa de los puestos de trabajo de los barrenderos puede justificar que las personas ensuciemos alegremente con la coartada de que para limpiar ya están los servicios públicos. Por esta tonta regla de tres, hagamos el favor de ponernos enfermos, que si no estaremos quitando el trabajo a los médicos. Al final, la idea es bastante simple: no hay que ensuciar y, si por lo que sea se ensucia algo, hay que limpiar. No es más limpia el pueblo que más limpia, sino la que menos ensucia». No hay que limpiar más, sino ensuciar menos.

Se está actuando de manera más intensiva en los colegios. Las campañas de limpieza con los más pequeños son ya un clásico. Son los niños los que están obligando a sus padres a tener más de un cubo de basura. Otras campañas van más lejos y están enmarcadas en la solidaridad con otros la presencia o no de papeleras deberia ser un factor determinante para mantener la limpieza en las calles del pueblo. En Inglaterra por ejemplo no hay papeleras. Como el Gobierno decidió eliminarlas hace 20 años para evitar la colocación de bombas, y hoy en día encontrar una papelera en el centro de Londres no es nada fácil. Sin duda se encuentran más papeleras, pero en los barrios residenciales el camión de la basura pasa a recoger los cubos una vez a la semana. Conseguir que la ciudad esté limpia depende de todos los habitantes, quienes pueden aplicar sencillos consejos para lograrlo:

Hay que acostumbrarse a no tirar papeles, ni los folletos de publicidad que te dan ni ningún otro tipo de residuo en la calle. Muchas personas, sin darse cuenta, tiran papeles y otra basura al suelo en la vía pública. Antes de tirar algo, piénsalo, busca una papelera cerca y si no encuentras ninguna, guárdalo en algún bolsillo. Cuando llegues a tu casa, lo podrás tirar directamente a la papelera o al cubo de la basura.

Igualmente, y por razones de salubridad, hay que recoger las deposiciones de nuestros perros y así evitar que un niño o un mayor puedan mancharse con ellas. En definitiva, hay que comportarse de la misma manera con los demás como nos gustaría que se portaran con nosotros. Esto no se soluciona con multas o sanciones, se arregla con cultura ciudadana. Por esa razón desde la concejalía de Medio Ambiente se debería propiciar continuas campañas la presencia o no de papeleras debe ser un factor determinante para mantener la limpieza en las calles del pueblo, en Inglaterra por ejemplo no hay papeleras. Como el Gobierno decidió eliminarlas hace 20 años para evitar la colocación de bombas, y hoy en día encontrar una papelera en el centro de Londres no es nada fácil. En toda la red de metro hay 800 papeleras para 270 estaciones. La cosa no mejora cuando nos alejamos del centro. Sin duda se encuentran más papeleras, pero en los barrios residenciales el camión de la basura pasa a recoger los cubos una vez a la semana. Conseguir que la ciudad esté limpia depende de todos los habitantes, quienes pueden aplicar sencillos consejos para lograrlo:

Hay que acostumbrarse a no tirar papeles de golosinas ni los folletos de publicidad que te dan ni ningún otro tipo de residuo en la calle. Muchas personas, sin darse cuenta, tiran papeles y otra basura al suelo en la vía pública. Antes de tirar algo, piénsalo, busca una papelera cerca y si no encuentras ninguna, guárdalo en algún bolsillo. Cuando llegues a tu casa, lo podrás tirar directamente a la papelera o al cubo de la basura.