Desaparecerán las luces y los buenos deseos de Paz
“La
Nochebuena se viene/ la Nochebuena se va/ Y nosotros nos iremos, y no
volveremos más".
Un
villancico con una letra cercana, fácil de entender y con un ritmo y una
melodía muy pegadizas hacen que éste se escuche machaconamente en centros
comerciales, zonas turísticas y espacios infantiles navideños... Distintos
tonos, vitalidades... que hacen que la letra se nos quede a todos en la mente.
Las fiestas de Navidad se han acabado
otra vez, el virus navideño, que se apodera de casi todo el mundo, pasa como si
no hubieran roto un plato y vuelve a su estado anterior… Ahora todo volverá a
la normalidad. El vecino no se molestará
en saludar, los dependientes atenderán con displicencia profesional a los
clientes, las calles seguirán tan agresivas como siempre, las luces de colores
desaparecerán como por arte de magia. Ahora, el cascarrabias respira un poco
más aliviado porque pude volver a lucir su malhumorado carácter sin que le
miren como a un bicho raro, un cascarrabias sin más.
Pero
lo que resulta evidente, la Navidad ya no es lo que era antaño, ha cambiado y
varias son las causas que explican este cambio. El ambiente tradicional de la
Navidad, centrado en la religiosidad y en la familia, ha sido sustituido por la
vorágine lúdica y comercial donde la prioridad es la diversión, los regalos y
los viajes, dando lugar a un vuelco absoluto del significado tradicional de
estas fechas. En segundo lugar, porque a muchas personas las músicas y
celebraciones navideñas les traen, sobre todo, recuerdos tristes de pérdidas,
fracasos, nostalgias y desencuentros, creando en ellos una cierta angustia y
unos enormes deseos de que concluyan cuanto antes estos días. Por último, hay
quien piensa que ese “buenismo” navideño por el que todos nos deseamos en estas
fechas Felicidad, Paz y Amor, llega a empachar, sobre todo cuando sabemos que
es sólo una pose, y no una realidad refrendada por actos.
Dentro
de poco desaparecerán las luces y adornos de nuestras calles y plazas, y con
ellas se irán también los buenos deseos de Paz que nos mandamos en esos
mensajes, cada vez más sofisticados y rocambolescos, de los Smartphone.
Muy pronto acabará la etapa del año que celebra el nacimiento de un Hombre
cuyas enseñanzas y ejemplo de vida cambió el curso de la Humanidad, a pesar de
que muchos cuestionen no sólo su existencia espiritual, sino también la propia
realidad histórica del personaje.
La
generosidad, de la que tanta gala se hace en estas fechas, es una excelente
terapia para nuestro cerebro. Nos conviene ser generosos, no sólo por el bien
ajeno que produce, sino sobre todo por el bien propio que nos hacemos al practicarla.
Sin duda, dando es como se recibe sosiego y bienestar. Dando, se recibe
felicidad. No se trata de dar dinero, sino de dar tiempo, elogios, cariño,
atención, tolerancia. De dar amor y respeto. De regalar ternura y comprensión.
¡¡Que excelente terapia y que fácil de aplicar!!
Navidad,
como dice un anuncio televisivo, debería ser todo el año. Si fuéramos capaces
de poner en marcha la idea, este mundo sin duda sería un lugar mejor y los
seres humanos que lo habitamos seriamos también mucho más felices.
Comentarios
Publicar un comentario