Un mal Gobierno
Su alegoría.
Contemplando la pintura
mural que los hermanos Lorenzetti pintaron en el Palacio
Público de Siena titulada: La Alegoría
del Buen y el Mal Gobierno, hecha en el siglo XIV. Comprobamos que constituye,
en sí misma una de las escasas manifestaciones artísticas, se sale del
marco religioso cristiano y que me ha servido, haciendo la necesaria abstracción, para
tener en cuenta los momentos vividos en la política española durante los últimos
años.
Aconsejo a mis lectores que procuren contemplar, incluso por internet, estos murales para comprender mejor esta realidad.
La Alegoría del Buen y el Mal Gobierno, hecha en el siglo XIV. |
En
efecto, dos formas tradicionales de mal gobierno son tanto el gobierno paternal
o patriarcal, en el que el gobernante se comporta con los súbditos como si
fuesen sus hijos y además tontos,
como menores de edad e incapaces de mantener una idea por tiempo indefinido.
Realmente
el patriarcalismo y el despotismo son formas degeneradas del poder político
porque no reconocen este poder y por tanto no salvaguardan su naturaleza
específica. Aristóteles para diferenciar entre el buen y el mal gobierno
sostenía que: “el buen gobierno es el
que se preocupa del bien común; el malo se inclina al bien propio, se vale del
poder para satisfacer intereses personales”.
Sobre
este particular también escribió Rousseau, cuando contraponía la “voluntad general” frente a la “voluntad
particular o individual”. La primera, decía, siempre es la
manifestación de la soberanía y siempre busca el bien común. En cuanto a la
segunda Rousseau reconoce que cada hombre como individuo puede tener una
voluntad particular, que incluso puede diferir de la voluntad general. Pero si
se impone aquella sobre ésta, se produciría la ruina del cuerpo político, puesto
que “por su naturaleza, la voluntad
particular se inclina a los privilegios, y la voluntad general a la igualdad”.
En
consecuencia podemos afirmar que el poder político, debe usarse para el
beneficio de la sociedad y para el cumplimiento de los fines colectivos,
respetando las reglas y parámetros establecidos para ello. Pero cuando este
poder se utiliza para el sólo beneficio de quienes lo detentan, y/o se le
ejerce contrariando las referidas reglas, no solamente nos encontramos ante un
mal gobierno sino también ante la degeneración y mal ejercicio del poder
político. Una actuación débil no es sino otra manera de designar una mala
actuación; y un gobierno que ejecuta mal, sea lo que fuere en teoría, en la
práctica tiene que resultar un mal gobierno.
Por
lo tanto este Ayuntamiento que decidió presentarse con “otra manera diferente de ejercer
el gobierno municipal”, debe ahora cumplir estableciendo esa diferencia
y procurando aclarar una serie de puntos de la gestión del anterior gobierno,
para establecer, desde el conocimiento la labor que le fue encomendada por el
pueblo. El trabajo auditor, debe formalizarse desde su sometimiento a las
llaves de la justicia, para que sean los jueces los que determinen si
existieron, o no, irregularidades durante el gobierno de Dña. Pilar López. Sin
este paso además de haber tirado el dinero de todos estableceríamos los
principios que determinaba Aristóteles para prescribir un mal gobierno.
Comentarios
Publicar un comentario