Los signos externos en la gestión municipal
NO CAMBIARLOS CON LA ENTRADA EN
POLÍTICA
Los políticos deben ser austeros, dar ejemplo y actuar con el máximo rigor, sin embargo algunos son insensibles hasta cuando aciertan en sus decisiones, rara vez avanzan hacia la
austeridad o la democracia, no lo hacen por principios o porque crean en la
regeneración, sino obligados por la presión popular.
Un Maserati no está al alcance de cualquiera |
Los
políticos de nuevo cuño deben ser especialmente sensibles a esta realidad sociológica
para no traducir en signos externos su entrada en la política. De manera
especial en la vida de un pueblo. Deben ser cautos al tomar decisiones económicas
a la hora de cualquier gasto que en su vida anterior privada no era posible por causa manifiesta. En los signos externos se traduce la sensibilidad
necesaria para convencer, o no, a una parte importante de la opinión pública.
Parece
que algo ha cambiado en nuestra cultura de lo público, debido a las duras
experiencias que se están viviendo. Sí han desaparecido algunos privilegios de
la casta política, sí se han recortado sueldos o sí han dado algunos tímidos
pasos hacia una mayor justicia o transparencia, lo han hecho sólo por miedo al
pueblo enfurecido, no porque crean ahora en los valores democráticos que han
despreciado durante décadas.
Ningún
político se ha arrepentido en público o pedido perdón por los abusos y
arbitrariedades de "la casta" o por haber construido un País injusto
e insostenible. Ya no se realizan EREs fraudulentos no porque estén
arrepentidos, sino porque tienen miedo a terminar en la cárcel. Todo lo que han
podido mantener de suciedad y abuso lo mantienen: contrataciones de familiares
y amigos con sueldos públicos, privilegios, opacidad, mentira, intervencionismo,
apropiarse del escaso dinero disponible,
Hay
escaso incremento de bondad, de conversión en nuestra clase dirigente.
Únicamente hay miedo a una ciudadanía que, indignada con razón y justicia,
puede un día sublevarse y echar a la calle a las pandillas de desalmados que se
aprovechan del poder para enriquecerse, abusar y practicar los peores vicios
del liderazgo, desde la arbitrariedad a la injusticia, la prevaricación y el
puro expolio. El abuso de poder y las prácticas antidemocráticas e inmorales de
la clase dirigente española, sobre todo de la clase política, restan legitimidad
al sistema y carga de oprobio a los partidos políticos, columna vertebral del
sistema, verdaderos santuarios del poder real y principales culpables del
desastre de España. El sistema es incapaz de regenerarse porque su grado de
corrupción es irreversible. Como mucho, puede aparentar mejoras o ceder
temporalmente, sólo por miedo a la
De acuerdo plenamente en este razonamiento ya que demuestra la bisoñez de algún político del pueblo. No deberia ser considerado un detalle fuera de contexto, pero sí indudablemente falta de sensibilidad hacia los demás y fundamentalmente a la interpretación que se puede dar.
ResponderEliminarSin ningún comentario, me encanta su artículo profesor.
ResponderEliminarExcelente artículo.
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