Mariano, Soria y la Infanta.
De
los creadores de "La doctrina Botín", "La doctrina
Albertos" y el reciente éxito de La escuela “Infanta". Llega a todas
las pantallas:
Un "abracadabrante"
paseo por la desmemoria interesada, y el dontancredismo vulgar, de la mano de
unos monólogos a modo de sketch para lucimiento de artistas del trapecio
intelectual, o lo que sea que hagan, como: Soria, Hernando, Alonso Alfonso o
viceversa. Hay unos cuantos monólogos que son indescriptibles, así que sólo
citaremos sus títulos.
Y no se pierdan, hacia el final, el
cameo panameño de Rato. Por cierto, se anuncian remakes, secuelas y hasta
precuelas porque, como dicen los productores, "esto es sólo de un despacho
de abogados entre miles… Como pueden suponer, un filón".
Nada es lo que es, tampoco lo que
parece ya que según La ley de Boyle-Mariotte y de Vasos comunicantes;
la aparición simultánea de los efectos Soria, Manos Limpias e Infanta, responde
al conocido principio termo-dinámico-político: "que tu mano derecha no
sepa que hay en el bolsillo izquierdo de tu chaqueta, y viceversa". Así
como al factor Mariano en cualquiera de sus versiones: "Yo no sé nada/no
me consta", "No entiendo mi letra", "Sé fuerte",
"Hacemos lo que podemos”…….
Fruto de arduas investigaciones, se ha
podido seguir los flujos que van de una subvención a un paraíso fiscal, una
trasmutación de capital negro a blanco, un chantaje a un fraude y vuelta a
empezar. Así pues, la dimisión de Soria por "errores pedagógicos", la
imputación a Manos Limpias justo cuando se dilucida el caso Infanta merced a la
única acusación particular, a la espera de aplicar la doctrina Botín en lo que
será doctrina Infanta (suma y sigue de la doctrina Albertos… ¡Cielos, cuánta
doctrina y qué poca justicia!, esa concatenación de elementos, decíamos, multiplicarán
los focos de atención de tal modo que al final no sabremos si la Infanta tenía
offshores en paraísos fiscales, Manos Limpias subvenciones fraudulentas, Soria
chantajeaba a bancos y eléctricas, C's celestineaba una Gran Coalición, Pedro seguía
encadenado y Mariano se echaba la enésima siesta…, o todo a la vez.
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